BUSCAR EL PODER A TODA COSTA NO ES SERVIR A LOS CIUDADANOS
La constitución de los ayuntamientos y autonomías salidos de las elecciones del 22 de mayo, no me ha parecido edificante. En todos aquellos lugares en los que ningún partido ha conseguido la mayoría absoluta, hemos asistido al lamentable espectáculo del mercadeo de apoyos, de la componenda, del reparto del botín, de la búsqueda de rentabilidad de los votos obtenidos en términos de poder.
El ansia de poder, de mandar, de disponer, de gozar de beneficios y privilegios, resalta por encima de la voluntad de servir a todos los ciudadanos. No dudo de que haya muchas personas elegidas que tengan actitud de servicio, pero resalta más el afán de poder.
Existe la convicción ampliamente compartida de que es necesaria una reforma de la ley electoral que evite que partidos o agrupaciones diversas, con resultados claramente minoritarios, tengan en sus manos un poder el poder de mediatizar el gobierno de cualquier institución municipal, autonómica o estatal. Pero la necesidad de reforma electoral no es compartida, al parecer, por los grandes partidos que esperan, si no consiguen la mayoría absoluta, beneficiarse del pacto o componenda que les lleve al poder, pues el peaje a pagar será siempre a costa de los ciudadanos.
Aunque la reforma electoral que necesitamos se lleve a cabo, no sería suficiente si no recuperamos todos, políticos y ciudadanos, una conciencia moral más exigente y la interiorizamos. La raíz de todos nuestros males está en la crisis moral que padecemos. En lugar de profesar una ética de servicio al bien común se ejerce otra que justifica, oculta, impone o autoriza cualquier cosa, cualquier situación, siempre que los que mandan cuenten con votos suficientes para imponerla y mantenerla.
Para servir al bien común con eficacia es necesario el poder, pero el poder tiene un componente perverso que tiende al crecimiento imparable, al abuso, a la corrupción, a la tiranía. Por ello es imprescindible someterlo a un férreo control, a un contrapeso eficaz. Pero en nombre del llamado progresismo democrático, se abatieron todos los controles. El poder judicial perdió su independencia al servicio del poder ejecutivo. Aquellos que tenían que velar por la legalidad de los acuerdos y disposiciones o los que tenían que controlar el gasto, dejaron de ser funcionarios independientes al deber su puesto a las mismas personas que debían controlar.
De las corrupciones nos enteramos por los periódicos, pero el Tribunal de Cuentas ¿ha podido llevar a los tribunales a los que han utilizado a su antojo los caudales públicos?
Cuando se hace más necesario que nunca aunar esfuerzos para superar la difícil situación que atravesamos, los elegidos por los ciudadanos para resolverla, tendrían que ponerse a trabajar honestamente, a colaborar con generosidad, a buscar acuerdos que todos puedan compartir. En lugar de eso se ofrecen los resultados de las elecciones para ganar, para vencer al contrario, para hacerle sentir su derrota. No se ofrecen apoyos para resolver problemas, se vota contra los otros, los contrarios, los enemigos, los de otra tribu.
Para salir de la crisis necesitamos un objetivo común que comienza por ser mejores personas, más honrados, más eficientes, más sacrificados, pero si continúan las luchas partidarias, se atizan odios, se malgasta el dinero de los contribuyentes y se actúa sin control ni transparencia, tendremos poco arreglo.
Francisco Rodríguez Barragán
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/15674/2011-06-18.html
http://www.analisisdigital.org/2011/06/19/pactos-y-componendas/
http://elguadalope.es/2011/06/18/pactos-y-componendas/#more-29874
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=20353&id_seccion=5&PHPSESSID=0b1caaa2f1e2f433a6c68ff613035ab8
http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/72281/pactos-y-componendas
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