lunes, 13 de mayo de 2013

¿Qué buscan los políticos?


Se habla, se escribe, se protesta, se grita o se vocifera acerca de la penosa situación que padecemos, con más de seis millones de parados y el gobierno de Bruselas marcándonos el paso.

Para unos la solución es un gran pacto gobierno-oposición, pero nadie apunta soluciones creíbles para salir de la crisis a corto plazo. Quizás llegaran, como mucho, al acuerdo de echar tierra encima a los casos de corrupción.

Otros propugnan cambios constitucionales y legislativos, incluso cambio de régimen. Pienso como el de Loyola: en tiempo de crisis no hacer mudanzas. Apliquemos con rigor y honestidad lo que tenemos y cuando los ánimos estén calmados actuar sin aplazamientos.

Seguramente para tratar de conseguir un equilibrio económico son necesarios los recortes y el adelgazamiento de las onerosas y variadas administraciones que padecemos, pero nadie quiere que le priven de lo que cree suyo, aunque lo paguemos entre todos.

Hay quien piensa que hay que rebajar impuestos y seguramente lleve razón, pero ello no va a producir de la noche a la mañana la solución de nuestros problemas, pero habría que aplicarlo, siempre que se disminuyan los gastos públicos.

Piensan otros que habría que cambiar de personas, ya que las que ahora gobiernan están quemadas, pero cómo: ¿que el partido en el poder con mayoría absoluta elija otro presidente? Podría ser, como también podría ser que nos lo impusiera Bruselas, como pasó en Italia. ¿Que se convoquen elecciones anticipadas? Dadas las encuestas que se publican, me asusta pensar un gobierno formado por partidos radicales y nacionalistas.

Todos los cambios que se nos ocurran no creo que resuelvan los problemas a gusto de todos. Sería necesario encontrar, para gobernar, personas que hubieran cambiado en su interior, que estuvieran dispuestas a servir en lugar de disfrutar del poder.

Seguramente los cristianos no hemos predicado lo suficiente las palabras de Jesús que advirtió: Sabéis que los que gobiernan las naciones las oprimen y los poderosos las avasallan. No tiene que ser así entre vosotros; al contrario: quien entre vosotros quiera llegar a ser grande, que sea vuestro servidor; y quien entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. (Mat. 20, 25-27)

En el campo de la política, el evangelio está aún por estrenar. Las luchas por encabezar partidos y sus listas no parece rivalicen por ser los servidores de todos, sino por la pasión de mandar unos o la de conseguir un puesto bien remunerado otros.

Creo que la persistente postura contra la Iglesia debe ser  por el miedo a que les recuerden los mandamientos que claman contra el robo, la corrupción, el abuso y la mentira y el deber de servir y amar al prójimo, aunque sea de la oposición.

Francisco Rodríguez Barragán






 

 

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