No dejen nunca de sentirse españoles y estén orgullosos
de serlo
Me dispongo a escribir mi
artículo semanal el Día de la Hispanidad. Seguramente los que andan empeñados
en pergeñar la ley de “Memoria democrática”, quisieran borrar de un plumazo el
pasado de nuestra Patria y su devoción a la Virgen del Pilar, como si todo
hubiera empezado en el 1931.
Vivimos en un mundo convulso
con la pandemia del Covid y la ruina que se avecina para los próximos años.
¿Qué será de España? Hay quienes están empeñados en que volvamos a las
cartillas de racionamiento y nos parezcamos a Venezuela, Cuba o Argentina,
donde una minoría de gerifaltes ejerce un poder omnímodo sobre un pueblo
dependiente que espera la limosna de los poderosos.
Todos los españoles de bien
debemos unirnos para evitar la catástrofe que se avecina y poder seguir elevando
nuestra bandera entre las naciones libres. No crean que exagero, quizás me
quedo corto.
Toda América desde California a
la Patagonia recibió de los españoles que llegaron allí en 1492 el cristianismo
y la civilización. Nuestra reina Isabel de Castilla no consintió, desde el
primer momento, que se tratara como esclavos a los indios y cuando entró en duda
nuestro derecho, se discutió en Salamanca todo el proceso que siguió apoyado
por Calos V, Felipe II y sus sucesores.
Pero en lugar de examinar la
actuación española en aquel continente, somos tan obtusos que ensalzamos al
fraile Bartolomé de la Casas que no quería que los indios trabajaran sino que
se trajeran negros de África, pues pronto empezó la trata de personas,
reyezuelos que cazaban a otros negros para venderlos a europeos de varias
nacionalidades que entraron a saco donde pudieron.
Alguna vez he escrito sobre el
juicio de residencia que se hacía a virreyes y gobernadores cuando cesaban en
sus cargos y todos los que se sentían agraviados podían pedir justicia y los
culpables eran condenados. ¿Podríamos hacer eso ahora a nuestros gobernantes?
Muchos tribunales pero pocas sentencias y demoras, muchas demoras.
Aprovechando el mal gobierno de
Carlos IV y Fernando VII muchos territorios consiguieron su independencia por
obra de malos españoles que la querían para caer como buitres sobre las
propiedades de los indios y rapiñar todo el oro y la plata de las haciendas de
cada colonia. ¿Reivindicamos acaso las reducciones que pusieron en marcha los
jesuitas, víctimas de las ideas progres de Carlos III? Hemos visto alguna
película sobre ello.
Hay que reconstruir nuestro ser
de españoles con la historia de España, de toda España, desde la reconquista
donde nos fuimos forjando hasta la obra del mallorquín Fray Junípero Serra que
fundó ciudades en el oeste americano, desde Méjico al Canadá, bautizándolas con
nombres cristianos como San Diego, San Francisco, Los Ángeles, etc.
Por favor déjense de memorias
democráticas para adoctrinar a las nuevas generaciones y ofrezcan la verdadera
historia de España, desde San Isidoro a Isabel la Católica, de la que podemos
sentirnos orgullosos.
En mi tierra, Granada, podemos
visitar la Alhambra, pero no dejen de detenerse en la Capilla de Reyes de
Granada, donde duerme la reina enamorada de sus altas querellas: madre de
España, madre de la América hispana y si pasan por Zaragoza visiten a la Virgen
del Pilar y se sentirán mejores españoles.
Francisco Rodríguez
Barragán
Publicado en
http://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez
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