Ser
cristiano hoy y proclamarlo, no es fácil, pero hay que hacerlo
La pasada semana escribí algunas
ideas inconexas sobre la magna obra de D. Marcelino Menéndez y Pelayo con la
historia de los heterodoxos españoles. He empezado el segundo tomo de esta obra
y me encuentro gratamente sorprendido porque se cierra con un documentadísimo
artículo del que fuer arzobispo de Granada Don Rafael García y García de
Castro, que tanto luchó durante su mandato por hacer avanzar la posible
beatificación de la Reina Isabel la católica, siempre impedida por la leyenda
negra que tanto contribuyeron a forjar los heterodoxos españoles y extranjeros.
Ha sido para mí un placer tener
reunidos y comentados por D. Rafael tantas historias y comedias que pergeñaron
frailes, curas y escritores de dentro y de fuera de España que ponen de
manifiesto nuestra esencial debilidad.
Nuestro complicado siglo XIX
entre la invasión francesa, el regreso de Fernando VII, el caótico reinado de
Isabel II, hasta llegar a la corta vida de Alfonso XII, está lleno de no solo
de falsos católicos sino de falsos españoles.
Las Cortes de Cádiz y la constitución
de 1812, aprobada el 18 de marzo por lo que fue apodada “la Pepa”, demostró la
debilidad de España que fue perdiendo la América española, hasta llegar al
desastre de 1898 cuando se pierde Cuba, Puerto Rico y las islas Filipinas.
Es el “siglo de las luces” que
lleva a nuestros alumbrados a la supresión de la Inquisición, después de
escribir de ella las mayores barbaridades y llevados de su odio, a desamortizar
los bienes de los religiosos y de toda la iglesia, ya saqueados por las tropas
francesas, y esquilmados sin compasión por Mendizábal.
Es el siglo en que se organiza la
masonería, el Gran Oriente de España y de las Indias. Las Cortes de Cádiz
decretan la libertad de imprenta que es rápidamente utilizada contra la
Iglesia, sin que la Iglesia esté a la altura de las circunstancias. Aparecen
los primeros periódicos. Se proclaman, a fuer de liberales, campeones de la
libertad, pero encuentran cien maneras de recortarla a los creyentes.
No se atrevieron a ir contra las
órdenes religiosas directamente, pero les quietaron sus bienes haciendo
imposible su continuidad. Aquí en Granada pueden verse plazas adornadas con la
fuente que estaba en el centro del claustro de varios conventos.
Durante el periodo constitucional
de 1812 escribieron los jansenistas obras contrarias al “filósofo rancio” que
había escrito señalando los errores del jansenismo.
Son muchas páginas de apretada
letra las que narran por menudo los desmanes de tantos españoles que fueron
realmente heterodoxos.
Hoy también los católicos estamos
mal vistos y a poco que nos descuidemos nos tachan de fascistas. Los desmanes
del siglo XIX no acabaron al comenzar el siglo XX, sino que fueron acentuándose
cada vez más. La democracia hacia donde nos lleva establecida por la
Constitución del 1978 va degradándose cada día. No sé adonde nos lleva esta
deriva. Desde luego los cristianos decididos a confesar sus creencias no
abundan. Hay una entente que espera que llegarán tiempos mejores, aunque tengo
mis dudas.
Desde la predicación de Jesús es
cierto lo que dijo a sus apóstoles: os envió como corderos entre lobos y
así fue en tiempos del paganismo romano, en las persecuciones de los musulmanes
o del nazismo alemán. Esperamos que Dios sabrá sacar bienes de tantos males.
Francisco Rodríguez
Barragán
Publicado en
https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez
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