La
semana santa es una oportunidad de reflexión y conversión
Ayer terminaba la Semana Santa
con la Vigilia Pascual que anuncia que Cristo ha resucitado, pero no sé yo si
los que nos decimos cristianos y vamos a misa, al menos cada domingo, sabemos
lo que decimos cuando recitamos el credo y decimos “que fue crucificado, muerto
y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre
los muertos y subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre y desde
allí ha de venir a juzgar vivos y muertos.
Los infiernos a los que desciende
Jesús son varios. Allí están los condenados por sus pecados, que no serán nunca
liberados de este infierno en el que están privados eternamente de la visión de
Dios. Otro infierno es el de los justos que algunos llaman el seno de Abraham y
que por la muerte de Jesús pasarán a disfrutar de la gloria y otro es el que
llamamos purgatorio en el cual permaneceremos hasta que seamos totalmente
perdonados y podamos entrar en la eterna bienaventuranza.
En su vida mortal Jesús nos hizo
el relato del rico Epulón y el pobre Lázaro: el rico condenado para siempre y
el pobre salvado por los méritos de la muerte de Cristo.
Los desfiles procesionales con
sus músicas y ruidos pueden hacer que nos pase desapercibido el profundo
misterio de que el Hijo de Dios se hiciera hombre para ser traicionado por uno
de sus amigos, acusado ante las autoridades judías que lo llevan a presencia
del gobernador romano para que autorice su crucifixión. Fue bárbaramente
azotado, coronado de espinas y cargado con la cruz para morir en el más
absoluto desamparo gritando a Dios, su Padre, la queja inconcebible de que ha
sido abandonado.
Después de vivir como un hombre
cualquiera durante treinta años, dedica otros tres a formar un grupo de
discípulos y anunciar la buena noticia de que Dios nos ama y quiere nuestra
salvación.
Quizás todo esto podemos
entreverlo cada año en las procesiones de Semana Santa o cualquier día que
oigamos la misa con atención o mejor con devoción.
Por favor, que no se nos olvide
que Cristo se hizo un hombre como nosotros, sufrió y murió por nosotros, aunque
a menudo no hacemos ningún caso de ello.
Invito a cualquiera que lea mis
pobres artículos a que piense en estas realidades eternas. Que podemos
condenarnos al fuego eterno, sin remisión, si hacemos el mal, pero que en
cualquier momento podemos arrepentirnos de nuestros pecados y buscar el perdón
que nos abrirá las puertas de la gloria, aunque hayamos de pasar por el
sufrimiento del purgatorio hasta que estemos totalmente limpios de culpa.
El mundo en que nos ha tocado
vivir es el campo de experimentación del demonio que nos ofrece gangas a
disfrutar que pueden llevarnos a la condenación eterna. No es mal amigo el que
avisa.
Cada día los medios de
comunicación nos traen malas noticias de guerras y enfrentamientos, adobadas
con una propaganda constante de promoción al vicio, pornografía, droga, aborto
y confusión de papeles, sexo a elección y otras majaderías por el estilo. ¿Podremos
hacer algo para contrarrestar todo esto?
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario