¿Seremos
capaces de obtener del amor de Dios y de la intercesión de la Virgen que dejen
de oírse los tambores de guerra?
Cada lunes me pongo a la tarea de
escribir un pequeño artículo que no rebase las quinientas palabras. El problema
es encontrar un tema del que yo sepa algo y pueda gustar a mis lectores y a
quienes generosamente me publican.
Por desgracia las cuestiones que
repiten día y noche las cadenas de televisión, nuestros grandes medios de
información, se refieren siempre a las mismas cosas: el cambio climático, la
sequía, los incendios forestales, el vaciamiento de los pantanos al mismo
tiempo que se producen grandes riadas a causa de las tormentas.
Y por supuesto la guerra de
Ucrania que se prolonga sin atisbos de acabarse sino más bien de ampliarse a
otros escenarios al mismo tiempo que provoca la carestía de determinados
productos esenciales y hace crecer la inflación.
Habrá mucha gente que creerá que
cualquier tiempo pasado fue mejor, pero para los que ya somos viejos y
recordamos los años del hambre y las cartillas de racionamiento vivimos
convencidos de que cualquier situación es susceptible de empeorar.
Por mi parte rezo al Señor para
que nos ilumine y no nos deje de su mano pues todo lo malo que ocurre, Dios lo
permite para que volvamos a Él nuestra mirada y lo invoquemos de todo corazón.
Las vacaciones, las fiestas de
cada pueblo con sus romerías parecen estar patrocinadas por el gobierno para
que no nos pongamos seriamente a analizar nuestra situación y exijamos a
nuestros gobernantes una conducta más apropiada como reducir gastos inútiles de
una gobernanza gigantesca.
El frío y la escasez que nos
anuncian para el invierno, de la que nuestros gobernantes se creen exentos,
puede que no ocurra como ellos piensan y se comiencen a exigir responsabilidades
por aquello de que no hay bien ni mal que cien años dure.
La situación se ha deteriorado en
Europa, pero también en América y en la gigantesca China. No se divisan
gobernantes de talla internacional y hasta los barbudos musulmanes se aprestan
a la revancha.
El mundo está en manos de un
viejo como Biden, un agresivo Putin, etc. y todos parecen más dedicados a sacar
tajada de la situación para su industria de armamento que en promover acuerdos
estables entre los pueblos.
Seguramente la masonería a las
ordenes de Satanás, el príncipe de las tinieblas, no estarán lejanos de la
situación que padecemos, aquelarres de personas de sexo ambiguo, empeñados en
“regalarnos” derechos engañosos y multicolores y drogas enajenantes.
Quizás no necesiten aplicarme la
eutanasia pues pienso que me quedan pocos años de vida, afortunadamente y
espero gozar de la dicha del Señor en el país de la Vida.
Pero hay que salvar a los jóvenes
para dejarles un mundo en paz. Recemos por ello. Que el azote de la guerra se
aleje. Que la Virgen actúe de intercesora de nuestras necesidades.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez
https://verjuzgaryactuar.blogspot.com/
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