Vivimos inmersos en una
realidad tan compleja que no llegamos a comprender en su totalidad cómo
funciona. Las explicaciones que se nos ofrecen están a menudo teñidas de
intereses partidarios. Para unos las cosas están mejorando, para otros las
cosas van a peor dependiendo de su adscripción política y para el común de las
personas las cosas irán bien o mal según su propia situación de suficiencia o
insuficiencia de recursos.
La Fundación Fomento de
Estudios Sociales y de Sociología Aplicada FOESSA ha publicado su Análisis y Perspectivas 2014 con el título
Precariedad y Cohesión Social. Lo que desarrolla este Análisis no será
compartido por todos, pero esta Fundación que cumple 50 años de vida, ha sido
siempre rigurosa y clara en sus informes.
Desde el editorial con
el que abre su primera página que titula: Pobreza
creciente, derechos menguantes y el subtitulo: La fractura social se amplia, ya podemos imaginar donde pone el
acento este Análisis y Perspectivas 2014 y como profundiza en el estudio de la
realidad española donde las personas que no padecen ningún problema de
exclusión social son una estricta minoría mientras las que se encuentran en
situación de exclusión se han ampliado y las clases medias decrecen y transitan
hacia la exclusión.
Los indicadores
sociales muestran que se ha producido una abrupta caída de las rentas de los
hogares, más acusada si se tiene en cuenta el crecimiento de los precios. Desde
el año 2007 el deterioro de la capacidad adquisitiva ha sido patente y además
en el 2010, cuando se acometieron drásticas de recortes, la reducción de la
renta ha ido haciéndose mayor cada año, sin que el año 2013 haya supuesto ninguna
modificación en términos reales, a pesar
de haberse contenido la caída del PIB.
El crecimiento de los
salarios ha sido ridículo o no se ha producido y en el caso de los empleados
públicos lo que se ha producido es una diminución importante de sus
remuneraciones. El empeoramiento del bienestar de los españoles ha agudizado
las diferencias de renta entre los hogares. El creciente incremento de la
desigualdad, a pesar de todas las medidas, nos alerta de que puede convertirse
en crónico. La relación entre la renta que acumula el 20% más rico y el 20% más
pobre ha crecido más del 30% desde el 2007.
Según la Encuesta de
Condiciones de Vida desde 2007 el grupo de renta baja habría pasado de
concentrar el 32% al 40% de la población, el grupo de renta media habría
disminuido del 60 al 52%, mientras que el más rico no habría sufrido prácticamente
ninguna modificación.
Se consideran pobres a
quienes tienen un nivel de ingresos inferior al 60% de la mediana de renta por
adulto, lo cual arroja que más del 22% de la población se encuentra bajo el
umbral de la pobreza y cuando el nivel de ingresos es inferior al 30% se habla
de pobreza severa, lo que afecta al menos al 7%.
Los hogares que no
reciben remuneraciones del trabajo, prestaciones de desempleo o de la Seguridad
Social no han parado de aumentar, pues se ha pasado de 300.000 a mediados del 2007 a casi 700.000
a finales de 2013. Es absolutamente insuficiente para paliar la pobreza la
ayuda que están ofreciendo las diversas administraciones para garantizar un
mínimo de ingresos. El valor de la familia como elemento de solidaridad resulta
bastante apreciable.
Hay muchas otras
cuestiones que valdría la pena comentar y que, si es posible, comentaré en
sucesivos artículos, cuyo objetivo consiste animar a mis lectores a que lean
directamente el Análisis de FOESSA.
Francisco Rodríguez
Barragán
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