El pasado día 2 de enero
acudí, como todos los años, a la conmemoración de la Toma de Granada por los
Reyes Católicos, que puso fin a la presencia musulmana en España en 1492. Unos
grupos, no muy numerosos pero sí ruidosos, estuvieron mostrando su rechazo a
esta celebración por razones que prefiero desconocer.
Cuando comenzó la ceremonia,
los aplausos de los granadinos a la tremolación del pendón de Castilla desde el
balcón del Ayuntamiento, ahogaron los gritos subversivos, sin ningún incidente.
No obstante, la televisión andaluza abrió sus informativos diciendo que se
había celebrado el Día de la Toma de Granada
pese a la oposición de gran parte de la población. Es evidente que la
Junta de Andalucía está a favor de Boabdil y en contra de los Reyes Católicos.
El acoso y amenaza constante
de la Junta de expropiar la mezquita de Córdoba, que es un templo católico
desde el siglo XIII, es un dato a tener en cuenta. A pocos visitantes se les
explica que la mezquita fue construida en el en el lugar que ocupaba la
basílica visigótica de San Pedro Mártir.
El Ideal de Granada del día
5 publica a toda página el impactante titular: “El islam dominará España y la
Constitución será reemplazada por la sharía”. Leo el artículo en el que se
informa que una nueva web yihadista, en castellano proclama como su objetivo
imponer en España la ley islámica más radical y recuperar Al Andalus para el
gran califato mundial y en su entrada del 16 de diciembre los administradores
de la página escribieron la frase antes citada a la que añadieron que “bajo el
sistema del islam recuperaremos nuestra dignidad y seremos libres de la
opresión de los políticos”. Estas prédicas del islamismo radical no caen en
saco roto: hay españoles que marchan a luchar por el estado islámico y otros
que, en esta ceremonia de la confusión, parecen desear la vuelta del islam a
España.
Mientras escribo estas
líneas estoy escuchando en las noticias el atentado islamista en Paris que ha
causado una docena de muertos, al atacar una revista satírica que se había
publicado caricaturas de Mahoma. En España no parece que se atrevan a ello y,
si hay que zaherir a alguna religión, ya tienen a la católica, pues no hay
miedo a que los cristianos cometamos ningún atentado por muy ofensivas que sean
las burlas que se nos hagan.
Leo también que un imán
radical quiere que el Real Madrid y el Barcelona eliminen la cruz que aparece
en sus escudos, aunque me llegan noticias de que las autoridades españolas
están aceptando demasiadas reclamaciones de los musulmanes españoles, o que
residen en España, respecto a nuestras fiestas, símbolos y tradiciones, que los
ciudadanos aceptamos pasivamente.
Para terminar les recomiendo
la lectura de la Resolución de 26 de noviembre de 2014, del Ministerio de
Educación Cultura y Deporte, (B.O.E. del
11 de diciembre de 2014) que publica el
currículo del área de Enseñanza de la Religión Islámica de la Educación
Primaria, a propuesta de la Comisión Islámica de España. Son 26 páginas que
garantizan a los alumnos musulmanes y a sus padres a recibir Enseñanza
religiosa Islámica en los centros docentes públicos y privados, en los términos
del tal currículo. No he encontrado nada parecido para los que elijan la
religión católica, aunque puede que yo sea torpe en la búsqueda. Tampoco
imagino a los cristianos de los países islámicos que se le reconozcan derechos
como estos.
Francisco Rodríguez Barragán
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