Estamos viviendo tiempos de confusión y zozobra, se esperaba un tiempo de paz y estamos en conflicto permanente, creímos en el estado de bienestar y resulta que no es sostenible, pensamos que la democracia era la solución para todo y parece que el país puede resultar ingobernable con los nuevos políticos elegidos muy democráticamente. El estado de las autonomías que consagró la Constitución del 78 está provocando más problemas que los que esperaba solucionar.
Formar parte de la Comunidad
Europea era el sueño de los demócratas que vivíamos en la España de Franco,
pero esta Comunidad no nos resuelve todos nuestros problemas y nos crea otros.
En un mundo globalizado pero con terribles diferencias qué papel tiene que jugar
Europa y cómo se pueden conseguir acuerdos ante los nuevos retos: ¿refugiados o
invasores?
La avalancha de pueblos que
desde hace tiempo están llegando a Europa y que ahora se desborda incontenible
¿dará lugar a una convivencia pacífica o conflictiva?
España y toda Europa están
envejeciendo a gran velocidad, dedicados a promocionar nuevos valores como la
ideología de género, el matrimonio homosexual, una sexualidad libre y variada y
el aborto. Al mismo tiempo se van eliminando las raíces cristianas que compartíamos,
dejándolas cada vez más vacías y faltas de influencia y contenido.
Solzhenitsyn, testigo de la
gran convulsión que produjo el comunismo, cuando en 1983 recibió
el Premio Templeton, comenzó recordando que sus mayores repetían: “los hombres
se han olvidado de Dios, esa es la causa de todo” y que el rasgo principal del
siglo XX era precisamente: “los hombres se han olvidado de Dios”.
Si Dios no existe, si nos
resulta innecesario, si lo creemos una antigualla de la que hay que deshacerse,
entonces el hombre se siente liberado y capaz de organizarlo todo según su
capricho, ¡y así nos va!
La dualidad hombre y mujer
establecida desde el principio la hemos alterado bajo fórmulas sibilinas e
ideología de género. La unión de un hombre y una mujer para constituir una
familia y transmitir la vida y los valores que la sustentan, se está
destruyendo con uniones confusas y temporales, niños de encargo, vientres de
alquiler, trivialización del aborto, caos y confusión y grandes intereses en
juego.
El hombre quiere decidir
sobre el inicio de la vida y sobre quién debe ser eliminado en el vientre
materno o en la cama del moribundo. Aplicar la eutanasia puede llegar a ser una
práctica aceptada a poco que nos descuidemos.
Por muchas organizaciones
internacionales, conferencias y propaganda no hemos conseguido una más justa
distribución de la riqueza, ni establecer una paz duradera, ni conseguir un
acercamiento de pueblos y culturas. Bajo las más edulcoradas palabras impera el
egoísmo de los más fuertes y continúa la esclavitud, la explotación y la
violencia.
Impulsado por una soberbia
demoniaca el hombre quiere hasta decidir sobre la Tierra, un planeta que
recibió hecho, y se dedica a propagar infundios tales como el peligro de la
superpoblación para justificar, también
bajo eufemismos, la anticoncepción y el aborto, que se está
recalentando, que se está enfriando, que avanza el desierto, o que estamos
disminuyendo la capa de ozono.
Puede leerse con provecho lo
que decía San Pablo a los Romanos (1, 10-32) sobre lo que ocurre cuando el
hombre no quiere saber nada de Dios.
Francisco
Rodríguez Barragán
http://www.elguadalope.es/2015/09/17/tiempos-de-confusion-y-olvido-de-dios/
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