Rechazar
la mentira y buscar juntos la verdad es el único camino para evitarlo
En cualquier conflicto la
primera víctima es la verdad. Antonio Machado dijo con gran sabiduría: ¿Tú verdad? no, la verdad; y ven conmigo a
buscarla. La tuya guárdatela. Y es que una verdad que no sea buscada en
común y compartida es una mentira que degenerará en enfrentamiento, ya se trate
de un divorcio, de una disputa partidaria o de una guerra.
Cuando no se busca honradamente la verdad sino “mi verdad” o “tu verdad”
no se puede esperar nada bueno pues estaremos en el reino de la mentira, donde
todo abuso, truco o artimaña es posible con tal de hundir al adversario.
La verdad no tiene más que un camino pero la mentira puede discurrir
por muchos y tortuosos. En la verdad podemos encontrarnos, en la mentira cada
vez nos alejaremos más unos de otros. En la verdad podemos descubrir que el
otro, los otros, son un bien para mí, para nosotros, pues nos complementamos,
nos enriquecemos mutuamente. En el desencuentro todos saldremos perjudicados.
Que una mentira repetida miles de veces puede parecer una verdad, pero
una falsa verdad nos lleva al precipicio. Una mentira inculcada desde la
infancia es una manipulación criminal. Algo satánico y monstruoso. Recuerdo la
película Los gritos del silencio, en la que el sádico dictador Pol-Pop consigue
que los niños denuncien a sus padres o los asesinen metiéndoles la cabeza en
una bolsa de plástico. No es solo una película: ocurrió realmente.
Lo mismo que las cámaras de gas donde unos rubios alemanes asesinaron a
los judíos, convencidos de la gran mentira de que la raza aria tenía que
dominar el mundo.
Todos los que llaman a la revolución son sumamente peligrosos ya que
quieren imponer su verdad, pero no buscan la verdad y tratarán de imponerla por
la fuerza y perseguirán a todo aquel que se atreva a gritar que todo es una
mentira, una patraña.
La historia debía de ser maestra de la vida. Todo lo ocurrido en el pasado
va dejando una enseñanza que nos puede evitar caer en los mismos errores, pero
si falseamos la historia con la mentira, estamos perdidos. Los historiadores
deberían ser los fieles buscadores de la verdad para ofrecerla a la
consideración de las siguientes generaciones.
Podemos comprobar la permanente manipulación de la historia por grandes
mentirosos entusiastas permanentes de la leyenda negra, no solo de los siglos
pasados sino de otros hechos bien recientes, como, por ejemplo, la transición
del 78 que es presentada desde los tonos más sombríos y así se les enseña a los
niños y a los jóvenes.
Expandir el descontento, clamar por la revolución y diseminar mentiras,
es el programa de personajes bien conocidos que atizan el odio en lugar del
bien común, que no nos convocan a buscar juntos la verdad, sino a que aceptemos
como verdad su gran mentira.
Cuando el conflicto nos acecha, convoquemos a todas las personas de
buena voluntad para buscar juntos la verdad y la verdad nos hará libres.
Francisco Rodríguez Barragán
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