Desde
que empezó la crisis estamos siendo bombardeados por el mensaje catastrofista:
Europa y el euro están en peligro. Los representantes de las naciones, que
forman la comunidad europea, se reúnen sin tregua buscando soluciones, que cada
cual presenta desde su interesado punto de vista. Al parecer se ha llegado a
algún tipo de acuerdo, que solo han suscrito veintitrés países de los
veintisiete, aunque lo que parece vislumbrarse es que las naciones que han
derrochado, endeudándose por encima de sus posibilidades, tendrán que someter a
sus ciudadanos a fuertes sacrificios para que los prestamistas puedan cobrar y
dormir tranquilos.
Tengo el presentimiento de que
son las altas finanzas las que están marcando el camino y que los remedios que se proponen agraven nuestra enfermedad, la
enfermedad de formar parte de la sufrida clase media, pues los ricos pondrán a
buen recaudo sus capitales, mientras todos los demás nos empobreceremos.
Basta poco tiempo para caer,
pero se necesitara más de una generación para recuperarse, siempre y cuando
haya nuevas generaciones, pues el invierno demográfico de Europa tiene como
perspectivas: el envejecimiento de las poblaciones y la llegada masiva de
inmigrantes. Una Europa sin europeos ¿seguirá siendo Europa?
Europa tiene una tasa de natalidad de 1,5
hijos por mujer y se necesita el 2,1 para reponer la población (España está aún
peor). Es difícil evitar el envejecimiento de los europeos, si uno de cada
cuatro embarazos termina en aborto. Se ha impulsado la promiscuidad, la
contracepción y el aborto y se ha destruido la familia. Menos matrimonios y
cada vez más frágiles. Parece que los europeos hemos dejado de procrear y
delegado esta tarea en los inmigrantes.
Sobre estos problemas, que
subyacen en nuestra crisis, no parece que se haya hablado en las reuniones
europeas de estos días. Para nuestros políticos, lo único importante es la
economía y cómo salir del atolladero de la
deuda generada por los gobiernos despilfarradores y
las entidades financieras que han prestado sin garantía, movidos por la
codicia.
Todo parecen artificios económicos
para crear dinero de la nada y “calmar a los mercados”. El mercado puede ser un
buen instrumento de asignación eficiente de los recursos, pero no parece haber
funcionado. Quienes tenían que vigilar las entidades financieras no lo han
hecho y nadie exige responsabilidades por ello.
Me parece seguro que los
ciudadanos corrientes vamos a vivir peor que en el pasado, nuestros hijos y quizás
también nuestros nietos. Pero lo más grave es que nuestros políticos quieren
actuar sobre la crisis sin tener en cuenta que la situación se ha generado por
el hundimiento de los valores necesarios para que funcione la sociedad.
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2011/12/13/europa-europa-no-esta-garantizado-nuestro-futuro
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/18274/2011-12-17.html
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/18274/2011-12-17.html
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