Inquieto y preocupado por los
graves problemas que nos aquejan, me vino a la memoria la sentencia que dice
que todo reino divido en partidos contrarios será destruido. Nadie piense que
deseo un partido único, que siempre deviene en tiranía, pero hay gran
diferencia entre ser contrarios y ser diferentes.
Aunque ahora nuestros políticos
y nuestros comunicadores repitan la frase:”como
no puede ser de otra manera”, para
subrayar sus afirmaciones y posturas, creo que todas las soluciones relativas
al gobierno de las cosas temporales pueden ser diversas, dependiendo de la
prudencia de gobernantes y gobernados inclinarse por unas u otras en cada
momento.
Son los partidos los que
tendrían que elaborar y proponer respuestas razonadas y razonables para la
resolución de los problemas y los ciudadanos inclinarse en cada momento por la
solución que piensen más apropiada.
Sería necesario examinar si las
propuestas de los partidos nacen de una clara actitud de servicio al bien común
o de una insaciable ansia de poder para disfrutar y repartir privilegios entre
sus conmilitones.
Con independencia de lo que
digan los programas políticos, los ciudadanos deberíamos averiguar si buscan
armonizar los intereses generales de la gente o favorecer a determinadas clase
y oligarquías y votar en consecuencia, cambiando nuestro voto cuando lo
estimemos conveniente, sin sentirnos obligados con ningunas siglas de por vida.
Creo que los partidos se vienen
comportando mucho más como contrarios que como diferentes. Se nota demasiadas
veces el deseo de destruir al contrario, de echarlo del terreno de juego,
mediante la descalificación o la insidia, para conseguir un poder hegemónico,
en una democracia sin alternancia y cuando alguna vez cambia de manos, considerarlo
una anomalía a corregir por cualquier medio.
Dado que los ciudadanos somos
los que al fin y al cabo pagamos los excesos y equivocaciones de nuestros
gobernantes, tendríamos que estar muy atentos a no dejarnos manipular al
servicio de ningunos intereses espurios a la hora de votar o a la de salir a la
calle para manifestarnos.
Los ciudadanos tenemos que
reclamar respeto de los partidos y otorgar nuestra confianza a los que ofrezcan
soluciones posibles, capacidad, honradez y transparencia en su gestión,
disposición a limitar su actividad política a un tiempo prudencial para volver
a su profesión anterior, sin privilegios de ningún tipo de por vida. Si su
gestión es digna de recuerdo, después que mueran, ya les dedicarán alguna calle
o plaza.
Todas las regiones que nos forman
como nación somos diferentes, lo que es estupendo y enriquecedor, pero si
algunas se consideran contrarias al resto, también nos ponen a todos en peligro
de ser destruidos. Juntos somos más que separados, por eso se empezó a construir
una Europa unida hace más de cincuenta años, para dejar de vivir cada nación
como contraria a cualquier otra y quedar asolada por las guerras. Resulta
incoherente pedir al mismo tiempo unión y desunión, unión a Europa y desunión
de España.
Nuestras diferencias nos
complementan en un rico mosaico que nadie tiene derecho a destruir. El que
quiera ser el primero que sirva a todos.
Francisco Rodríguez Barragán
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