viernes, 27 de noviembre de 2009

LIBRANOS DEL MAL

La mentira trata siempre de presentar como bueno y deseable lo que es malo y destructivo para las personas. Una y otra vez caemos en el engaño. En vez de asumir el papel de criaturas obedientes a su creador, aceptamos el viejo embuste de la serpiente que nos dice que somos como dioses, conocedores del bien y del mal.

Hemos llegado a negar la misma existencia de Dios, adjetivándola como hipótesis innecesaria. Hemos abolido la trascendencia, no hay nada más allá, solo queda gozar de la vida con una libertad sin fronteras.

Pero hemos de reconocer que el mal está presente en nuestro mundo y sigue utilizando la poderosa arma de la mentira para extraviarnos. Lo bueno y lo malo ya no lo decide Dios, ni la religión, ni siquiera nuestra conciencia. Lo deciden la patulea de “expertos” que han ido ocupando los organismos internacionales, los parlamentos de cada país, los medios formadores de opinión, los poderosos grupos de presión, logias, clubes, o como se llamen.

Nos dicen que la humanidad no es lo más valioso de la creación sino una especie de cáncer que le ha salido al planeta tierra. Para salvar a la tierra, la Pachamama, hay que reducir la población ¡como sea! Han encontrado medios. Han roto la conexión entre sexualidad y matrimonio, entre sexualidad y procreación. La sexualidad es solo un objeto de disfrute ilimitado. Un “nuevo derecho emergente”: gozar del placer sexual desde la misma infancia, sin limite ni responsabilidad. Hay que evitar la concepción de nuevas vidas pero si se producen ¡a eliminarlas! Un nuevo derecho de la mujer: el derecho a abortar, a matar en su vientre cualquier vida. A esto llaman el derecho a la salud sexual y reproductiva.

Si alguien se opone se le moteja de ser de extrema derecha, carca, desfasado, o enemigo del progreso. Si alguien en nombre de su conciencia quiere hacer valer su objeción a todo esto, pues se le persigue, su nombre se incluye en la lista negra de quienes se encontrarán con toda clase de dificultades. La Iglesia que contra viento y marea denuncia la perversión de llamar bien al mal hay que hacerla enmudecer, reducirla al silencio, ¡prohibirle que toquen las campanas! Amenazarla con una ley que, para mayor escarnio, llaman de libertad religiosa.

La libertad que era nuestra gran conquista, la que nos posibilitaba la elección de nuestro propio camino, la de llegar a ser más persona mediante el estudio y el esfuerzo sostenido, se tacha de actitud insolidaria, pues hay que enseñar al nivel del más torpe. Si hay que sobresalir en algo, que sea en algún deporte. La gran “libertad” que nos ofrecen es para copular, para beber, para drogarse, (fumar debe ser cosa distinta), para vivir del cuento, sin hacer nada útil, a costa del subsidio o la subvención, y en último caso de la caridad. La libertad de iniciativa, de empresa, de innovación, está exhaustivamente regulada y habrá de ser administrativamente concedida.

Cuando ante todo esto defiendo mis convicciones con ardor, me encuentro que el mal que denuncio también me está corroyendo. Veo a los adversarios como enemigos y siento hacia ellos rabia, rencor, quizás odio. No estoy libre de la naturaleza corrosiva del mal.

Reflexionando sobre ello ha recordado a Kipling que advertía a su hijo que para ser un hombre, hay que ser capaz de “no añadir más odio al odio que te tengan y a pesar de todo luchar y defenderse”. He recordado también a un olvidado Carlos María, que en la guerra civil pedía a su pelotón de soldados: “tirad, pero tirad sin odio”. He recordado las veces que he sufrido injusticias de otros y mi reacción de desearles a los causantes males y castigos.

Al rezar por la noche el Padre nuestro comprendí las dos últimas peticiones que hacemos a Dios los cristianos: que no nos deje caer en la tentación y nos libre del mal. Por nosotros mismos no somos capaces de resistir a las tentaciones de plegarnos a lo que aparenta ser verdad y es mentira, ni de librarnos de ese mal ubicuo que nos envuelve, que se nos presenta engañador, que convierte en enemigos a odiar a los adversarios y nos impide amarlos, a pesar del mandato de Jesús de amar a nuestros enemigos. La fuerza del mal nace del odio y la mentira y solo puede oponérseles la verdad y el amor pero ambas cosas hemos de recibirlas como dones de Dios si las buscamos con humildad.

Francisco Rodríguez Barragán

sábado, 21 de noviembre de 2009

ESO DE LA SOSTENIBILIDAD

El adjetivo sostenible se aplica hoy a las más variadas realidades. Que algo sea sostenible es sin duda importante, por ello yo me pregunto si la España actual es sostenible. La situación se ha agravado con la crisis pero ya venía de antes, quizás desde que los padres de la Constitución pensaron que el sistema autonómico iba a resolver un par de viejos problemas y en lugar de ello crearon otros, hasta un total de diecisiete.

Son muchas las voces que han alertado de que una nación troceada en 17 autonomías con sus respectivos parlamentos, gobiernos, administraciones, tribunales, televisiones, etc. era insostenible. No se trató de organizar una administración más ágil y barata, más próxima a los ciudadanos, sino de reproducir 17 veces al Estado central, llegando incluso a establecer embajadas propias. Se ha destruido la igualdad y la solidaridad entre españoles. Las que tenían una lengua propia se aferraron a ella como signo identitario de una diferencia que tenía que llegar hasta la independencia. Las que no tenían otra lengua, se lanzaron a buscar otras señas bastante peregrinas, olvidando siglos de convivencia. Todas se pusieron a fabricar su memorial de agravios, de victimas, para justificar su derecho a llevarse algo más que las demás o han hecho valer sus votos, en un infame mercadeo, para conseguirlo.

Nadie está dispuesto a terminar con esta situación, los nacionalistas porque disfrutan del poder en su autonomía y de su posición, tantas veces decisoria, sobre los demás y los partidos nacionales porque además de poder del Estado se reparten el de las distintas autonomías. Todo ello trufado de corrupciones y corruptelas sin un control judicial independiente y con un nefasto sistema electoral que pone todo el poder en manos de las cúpulas partidarias, cada vez más alejadas de los ciudadanos que se limitan a votar de vez en cuando, sin ningún control sobre los que dicen representarlos.

Antes o después todo este sistema tiene que venirse abajo. La crisis económica y el creciente endeudamiento de todas las administraciones pueden quizás acelerar el derrumbe.

Los dos sistemas básicos del estado de bienestar, el de salud, transferido a las comunidades autónomas y el de pensiones, que afortunadamente sigue centralizado, están igualmente amenazados de insostenibilidad. El de salud porque cualquier servicio que se oferte a coste cero para los usuarios, tiende hacia un gasto infinito y el de pensiones, porque cada vez hay más pensionistas y menos cotizantes. La tasa de natalidad en España está, desde hace tiempo, por debajo del nivel de reemplazo generacional. Situación que se ha gestado con la incitación a una sexualidad irresponsable y la masacre del aborto, bajo las banderas del progresismo.

En esto también nos acompaña gran parte de Europa, empeñada en suicidarse. No es la explosión demográfica de la que hablaba Erlich la que nos hará desaparecer, sino por el contrario, será la implosión demográfica, el derrumbe desde dentro de nuestras sociedades opulentas, mientras que otros pueblos esperan sustituirnos. Los presentimientos de Oriana Fallaci me parecen más realistas que las profecías del extrañamente galardonado Erlich.

Como no sabemos lo que puede ocurrirnos en el futuro, podemos mirar al presente y observar si nuestras Comunidades Autónomas en manos de distintos partidos se parecen demasiado o si, aparte de las diferencias en renta per cápita, que nos ofrecen los ranking al uso, hay Comunidades que gestionan con honestidad y transparencia el dinero de los contribuyentes, si ponen todo su empeño en una educación de calidad, en la búsqueda de la excelencia, en la formación de la juventud para que sean más y mejores personas, si están comprometidas con la vida y ponen todos los medios para que disminuyan los abortos, si en lugar de reclamar más derechos exclusivos están dispuestas a compartir lo que tienen con los demás, si son respetuosos con la libertad de los ciudadanos y no tratan de adoctrinarlos para conseguir sus votos, si cada puesto se cubre en función del mérito y la capacidad y no existen clientelas políticas…

Por favor examinen su propia comunidad autónoma con esta lupa y obren en consecuencia.

Francisco Rodríguez Barragán


Publicado en Bitácora de Rebelión Digital el 19-11-09
Publicado en Análisis Digital el 21-11-09
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=43839&idNodo=-5

martes, 17 de noviembre de 2009

LA VIOLENCIA EN LA PAREJA

Cada día nos llegan noticias de mujeres víctimas de malos tratos y de mujeres asesinadas a manos de su pareja, de denuncias y de ordenes de protección, pero, como todas las noticias, las escuchamos un momento y pasamos de inmediato a otras distintas, sin tiempo para reflexionar sobre ninguna. Por eso hay que agradecer al Instituto de Política Familiar que haya dedicado su boletín monográfico on line de octubre pasado al estudio de la Violencia en la Pareja en el 2008, aportando datos de su evolución en el periodo 2001-2008. Seleccionamos algunos capítulos de este trabajo:

A partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística, al finalizar el 2008 existían en España 11.489.100 parejas de las cuales 10.265.400 (89%) eran matrimonios y 1.223.700 (11%) parejas de hecho con relaciones sentimentales sin vínculo reconocido.

Según los datos del Consejo General del Poder Judicial durante el año 2008 se produjeron 102.363 denuncias, se realizaron 109.906 atestados policiales, se dictaron 41.439 órdenes de protección y se produjeron 81 homicidios por violencia en la pareja.

Las órdenes de protección fueron 18.129 sobre un total de 10.265.400 matrimonios y 23.310 sobre 1.223.700 parejas de hecho. Por cada orden de protección que se produce en un matrimonio, se producen más de diez en las relaciones sentimentales.

De los 81 homicidios, 33 se cometieron entre 10.265.400 matrimonios y 48 sobre 1.223.700 parejas de hecho. Mientras se produce un homicidio cada 311.000 matrimonios, en las parejas de hecho se produce cada 25.000.

Hay que hacer notar de que de los 81 homicidios, 75 fueron mujeres y de ellas 31 eran extranjeras. Teniendo en cuenta la diferencia de población la tasa de víctimas extranjeras es cinco veces superior a la de las españolas. La misma tasa representan los agresores extranjeros.

Al poner estos datos en relación con el periodo 2001-2008 se comprueba que el número de parejas ha crecido durante el mismo en dos millones, 21%, pero el crecimiento espectacular ha sido el de parejas de hecho que han pasado de 553.000 en el 2001 a superar 1.223.000, un 121%.

Durante el periodo citado se han cometido 536 homicidios de los que 500 fueron mujeres y 36 fueron hombres. El crecimiento ha sido del 58% en siete años. Las órdenes de protección han crecido del 2006 al 2008 en un 14%. La tendencia en los homicidios ha sido creciente respecto a las parejas de hecho y decreciente entre los matrimonios. En las parejas de hecho y novios se pasó de 33 homicidios en 2003 a 48 en 2008. En las parejas con vínculo conyugal se ha pasado de 39 homicidios en 2003 a 33 en 2008.

Se comprueba además la gran incidencia que tiene la violencia en las parejas rotas, una de cada tres muertes se produce en parejas que han roto la relación, pero en las relaciones sentimentales rotas son dos muertes de cada tres.

Si en el periodo 2001-2008 dos de cada tres víctimas eran españolas en el 2008 casi la mitad de las victimas fueron extranjeras y en cuanto a los agresores, en el periodo citado 7 de cada 10 eran españoles, en el 2008 los agresores extranjeros fueron más del 40%.

Entre las conclusiones que presenta el Instituto de Política Familiar destacamos la 7 que dice que el matrimonio se ha convertido en el mejor antídoto contra la violencia en la pareja, al ser donde se producen menos homicidios y órdenes de protección, la 8 que indica que en la violencia de las parejas tienen una gran incidencia las rupturas.

Pienso que el crecimiento de las parejas de hecho, que la sociedad va aceptando sin resistencia, está incidiendo en el creamiento de la violencia al tratarse en muchos casos de uniones ocasionales, sin proyecto de vida, sin visión de futuro, siempre provisionales y frágiles. En cuanto surgen desavenencias y problemas el fracaso y la violencia hacen su aparición.

Irse a vivir juntos será muy moderno pero debemos preguntarnos si es el mejor camino para conseguir una familia estable y satisfactoria. Desde el punto de vista cristiano se trata de una situación inadmisible.

Francisco Rodríguez Barragán

lunes, 9 de noviembre de 2009

PODER E IMPUNIDAD

La última catarata de actuaciones judiciales del juez Garzón contra políticos de algunos partidos, acompañadas de un gran despliegue de filtraciones, registros y detenciones televisadas, podría demostrar, al parecer, la falsedad del lamentable aserto que dice que poder es impunidad.

Con independencia de lo que pueda resultar de todo ello en un futuro incierto, pienso que, por desgraciada, el aserto citado se confirma permanentemente. Los actos de nuestros políticos con poder quedan siempre impunes. Queda impune el juego socio de todos contra todos, las mentiras, las manipulaciones, el incumplimiento de los programas, el clientelismo político pagado con el dinero de todos, la permanente corrupción en la que todos chapotean, el mal uso del poder que en lugar de buscar el bien común favorece a los amigos.

Admito que hay políticos honrados que no se lucran con la corrupción, pero tampoco luchan decididamente contra ella, sobre todo si se da en su propio partido. Se ha llegado a decir que la fidelidad al propio partido está por encima de la propia conciencia o algo así, pero un político honesto se debe al bien común y debía representar a sus olvidados votantes. Las acciones de unos, las omisiones de otros y la estructura de los partidos, (alguien ha dicho: las listas las hago yo) hacen imposible una regeneración de nuestra democracia.

A nadie obligan coactivamente a formar parte de un partido, por tanto el que entra en cualquiera de ellos, debía plantearse si lo mueve la búsqueda del bien común o la búsqueda de sueldos y prebendas superiores a los que tendría en su profesión, si es que la tiene. El cursus honorum en los partidos políticos puede llevar a ser incluido en alguna de las listas electorales o a la obtención de un puesto de libre designación. Mantenerse en el disfrute de lo que obtenga exige la fidelidad al partido por encima de todo.

Alguien puede argumentar que para contrapesar al poder político existe el poder judicial. Para nadie es un secreto que nuestro sistema judicial es manifiestamente mejorable, pero ningún gobierno, hasta ahora, ha querido dotarlo de unos medios técnicos equiparables a los que tiene el Ministerio de Economía y Hacienda. Los asuntos se eternizan y cualquier sentencia dictada con varios años de retraso, ya es injusta de por sí.

Si el poder judicial es el vigilante del poder político, hay que preguntarse quién vigila al vigilante y nos encontramos que ese vigilante ha sido conformado por el mismo poder político, incluido el Tribunal Constitucional. Aquí también se da lo de poder es impunidad. Algún importante juez expedientado por falta grave, ha tenido como pena el pago de una cantidad equivalente a una multa de tráfico. Las sanciones más graves siempre recaen en jueces menos importantes.

Hay otro vigilante de las administraciones y los partidos, el Tribunal de Cuentas. No sé lo que pasa con sus informes y sus reparos, nadie parece tomar medidas contra los que hicieron adjudicaciones sin cumplir la ley, los que gastaron lo que no tenía presupuestado, los que presentan unas cuentas embrolladas.

Y quizás la pregunta del millón: los condenados por corrupción, apropiación, malversación, o cohecho ¿han devuelto el dinero robado o lo pusieron a buen recaudo para disfrutarlo sin problemas? Creo recordar que uno de los implicados en el asunto de los fondos reservados devolvió el dinero. No recuerdo otro, quizás no tengo buena memoria.

También hay poderes económicos y financieros con indiscutible poder y este poder también los hace impunes, salvo los casos de Mario Conde, Javier de la Rosa y no sé si alguno más.

Pero los políticos siempre dicen que sus responsabilidades son políticas y cuando repiten triunfo en las siguientes elecciones se consideran absueltos de sus mal gobierno y de todas sus mentiras y engaños.

El bien común que defiendo exige una justicia independiente, imparcial, eficaz y rápida y unos políticos a los que se les pueda hacer el juicio de residencia, como en los tiempos de las colonias americanas. Nada se conseguirá si los ciudadanos no nos implicamos en reivindicar el valor moral de la honestidad y la responsabilidad, no solo política sino penal, de los gobernantes deshonestos.

Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en Análisis Digital el 08-11-09
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=43576&idNodo=-5

domingo, 1 de noviembre de 2009

Mercado negro, economía sumergida

Cuando la crisis fue de escasez de alimentos la medida puesta en práctica por el gobierno para solucionarla fue la famosa cartilla de racionamiento. Con esta solución no aumentaba la producción de mercancías necesarias, pero nacía el mercado negro. Para mantener el negocio del mercado negro, rentable pero opaco para la hacienda pública, era necesario que también se mantuviera el sistema de racionamiento, esa forma de intervencionismo que no resuelve el problema sino que lo agrava. No hay más que recordar los años 40 y 50 en España.

Ahora tenemos una crisis económica y financiera muy grave. Como no hay crédito las empresas cierran, los trabajadores pierden su empleo, el consumo disminuye. Como disminuye el consumo más empresas cierran, más trabajadores pierden su empleo, es una espiral sin fin. Para el desempleo tenemos un seguro, pero como todos los seguros, está pensado para una situación de normalidad en los que una pequeña parte de los trabajadores pierde el empleo durante un periodo de tiempo, pero si cerca de cinco millones se quedan en el paro por un tiempo indefinido no hay seguro que pueda soportarlo. Pensemos en que la mitad de los automóviles sufrieran accidentes, ninguna aseguradora podría soportarlo.

Me sorprende que tanta gente espere soluciones de este gobierno que no quiso ver la crisis a pesar de que llevábamos años hablando de la burbuja inmobiliaria, del excesivo endeudamiento de las familias, de nuestra escasa competitividad, de un sistema educativo en quiebra. En lugar de administrar honestamente el país e intentar arreglar alguno de estos problemas, se dedicó a embaucarnos con sus delirios de transformar la sociedad con una nueva moral, unos nuevos derechos, unas nuevas libertades, la alianza de civilizaciones y otras zarandajas por el estilo. Mientras crecía la corrupción en esa especie de mercado negro de recalificaciones y pelotazos urbanísticos, clientelismo político y despilfarro.

Ahora presenta unos presupuestos imposibles y sube los impuestos, pero el crédito sigue sin fluir por misteriosos intereses de los bancos. Es el caldo de cultivo apropiado para otro mercado negro: la economía sumergida. Todos los parados que puedan, además de cobrar la prestación de desempleo, buscan afanosamente trabajar en la precariedad de la chapuza para aumentar en lo posible sus magros ingresos. Todas nuestras fachadas y farolas están llenas de papelitos en los que se ofrecen fontaneros, albañiles, pintores, cuidadoras de ancianos y hasta profesores a precios económicos.

Muchos empresarios contratan a trabajadores que están cobrando el desempleo para pagarles menos. Pero muchos trabajadores piden trabajo sin alta en la Seguridad Social para evitar el embargo de sus sueldos. Aquí respondemos de las deudas con todos nuestros bienes presentes y futuros y así el piso que nos embargan por no haber podido seguir pagando la hipoteca no es el único bien que responde de la deuda, sino también el sueldo o la pensión.

La economía sumergida es la respuesta a las políticas desacertadas, que impide el saneamiento de las cuentas públicas, el mantenimiento del sistema de pensiones, provoca la huída de capitales, la deslocalización de empresas, la regeneración política, la administración honesta y transparente. La economía sumergida puede evitar el estallido de cólera de millones de trabajadores en paro que, cuando no puedan comer, saltarán violentamente por encima de los inútiles sindicatos con imprevisibles consecuencias.

Cada vez desconfío más de este gobierno, de estos partidos y de esta orgía de administraciones despilfarradoras. La sociedad civil debe tomar conciencia de la situación y ejercer la soberanía que teóricamente le corresponde. Los incapaces de administrar, sean del color que sean, deben irse a casa.

Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en Análisis Digital el 01-11-09
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=43367&idNodo=-5