martes, 7 de diciembre de 2010

LA RAZÓN Y LA MISIÓN

En su visita al Reino Unido Benedicto XVI ha indicado claramente que si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, este proceso se presenta evidentemente frágil. Esto es aplicable a todas las democracias occidentales y sin duda alguna a España, donde el proceso de perversión de la democracia es particularmente intenso.
El juego de mayorías y minorías que puede tener valor para decidir sobre la mejor manera de administrar el país, de tomar decisiones económicas sobre el crédito, el comercio, la energía o el plan de comunicaciones, no puede utilizarse para decidir sobre “nuevos” valores morales, aunque se disfracen como extensión de derechos y otros eufemismos.
La interpretación de la moral y la ética que puedan hacer los ideólogos del partido gobernante, desde posiciones que se dicen progresistas, se vienen convirtiendo en leyes, que se imponen obligatorias a todos los ciudadanos, una vez que son aprobadas por una mayoría parlamentaria, aunque esta mayoría se obtenga mediante el sistema de toma y daca: tú me votas, yo te doy.
A partir de tales leyes, con la entusiasta colaboración de los medios de comunicación afines y el control del sistema educativo, se busca modificar el alma misma de la sociedad, configurar su forma de pensar para que no utilice su razón, ni busque la verdad, pues la única verdad es la que decida el parlamento.
Dice el Papa que las normas objetivas para una acción justa de gobierno son accesibles a la razón, prescindiendo del contenido de la revelación. Benedicto XVI cree en la razón, de la que todo hombre está dotado, con independencia de su religión, para encontrar un fundamento objetivo de la realidad más sólido que las cambiantes mayorías parlamentarias, pero esta razón puede ser y de hecho es manipulada por las ideologías, en detrimento de la dignidad de la persona.
Si la ideología imperante no cree que exista una verdad, ni una justicia, ni una ética, accesible al esfuerzo a la razón, se dedica a inventarse una que favorezca la relación de fuerzas en la que unos disfrutan del poder y los demás se contentan con lo que quieran darle de trabajo, de seguridad social, de sanidad, (mientras haya algo que dar, naturalmente)
Si las palabras del Papa en el Reino Unido, a que he hecho referencia; iban dirigidas a cualquier persona, con independencia de que tenga una o ninguna religión, lo que ha dicho a los Obispos de Brasil va dirigido expresamente a los cristianos que creen que hay que poner en marcha nuevas técnicas para hacer atractiva a la Iglesia al mundo. Para el Papa la misión de la Iglesia no consiste en hacerse atractiva para el mundo, sino en trabajar al servicio de Jesucristo y existe para hacer que la Buena Noticia sea accesible a todas las personas.
Para la eficacia de esta misión es necesario que todos los bautizados se conviertan en misioneros, enamorados de Cristo. La única técnica posible en la difusión de evangelio es que cada cristiano muestre con su propia vida que su encuentro con el Señor lo ha transformado en una persona nueva, cuyos valores no coinciden con los del mundo.
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2010/10/07/la-razon-y-la-mision/ Publicado en Bitácora de Rebelión Digital el 08-10-10 http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/11507/2010-10-08.html Publicado en Análisis Digital el 09-10-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=49856&idNodo=-5 Publicado en Forum Libertas el 11-10-10 http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18149 Publicado en Diario Siglo XXI el 13-10-10 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/60988

RESIDENCIAS DE MAYORES

Antes teníamos en las ciudades y en muchos pueblos residencias para los ancianos sin familia, normalmente atendidas por monjas, las Hermanitas de los Pobres, las Hermanas de los ancianos desamparados, las Hijas de la Caridad u otras congregaciones religiosas y aunque siguen existiendo, muchas han desaparecido por falta de vocaciones. Las Diputaciones Provinciales siguen manteniendo los antiguos hospicios, convertidos en residencias de ancianos y discapacitados.
El Estado, a través de los departamentos de Servicios Sociales creó residencias para pensionistas, tanto de válidos como de asistidos, que fueron transferidas a las Comunidades Autónomas. El pensionista residente tiene que abonar un porcentaje de su pensión. Estas aportaciones no cubren el costo de la plaza, siendo a cargo de los presupuestos de la Administración su mantenimiento.
Como la demanda de plazas para los mayores es cada vez mayor, al alcanzar la población edades cada vez más avanzadas, se están abriendo multitud de residencias de iniciativa privada con ánimo de lucro, sin duda legítimo, como inversión de capital al que se le busca una rentabilidad. Otras son promovidas por fundaciones, sin ánimo de lucro, que si bien no tienen que conseguir rendimientos de capital, necesitan cobrar a los usuarios el coste de la plaza.
Ofrecer alojamiento, manutención y asistencia con dignidad resulta, sin duda, cada vez más caro, pues las necesidades de los mayores son crecientes conforme va deteriorándose su salud y sus facultades físicas y psíquicas con el paso de los años. Las pensiones que perciben los inválidos y jubilados son insuficientes, en la inmensa mayoría de los casos, para satisfacer la estancia en residencias, salvo que dispongan de otras rentas. Otros han tenido que vender su vivienda, para ir completando las mensualidades a pagar con el precio que obtuvieron.
La ley de Asistencia que aprobó el Gobierno, sin dotación presupuestaria, no ha podido hacer frente a todas las necesidades, menos aún en una situación de crisis como la actual. Se ha tratado, con escasos medios económicos, de firmar conciertos con las residencias privadas para ofrecer plazas en un sistema similar al utilizado en las residencias públicas o de conceder ayudas económicas como complemento de la pensión para que los residentes puedan pagar la mensualidad correspondiente.
Los organismos encargados de los servicios sociales estimaron, en su momento, que había que mantener a los mayores en sus casas el mayor tiempo posible, pues no era posible financiar un número creciente de residencias. La ayuda a domicilio es una solución interesante, al menos temporalmente, pues resulta mucho más barata que el internamiento en una residencia.
Quizás sería conveniente, en esta situación de crisis, en la que los puestos de trabajo son un bien escaso, conceder ayuda económica a las familias que se hagan cargo de sus mayores y los atiendan debidamente, en lugar de pagar a una persona asalariada para prestar una ayuda que podrían realizar sus hijos.
Esta situación exige además una reflexión de más calado. Ayudar a nuestros padres viejos, enfermos, incapacitados, es una obligación moral de la que no podemos eximirnos con el subterfugio de que “eso corresponde al Estado”. Sería una perversa consecuencia del llamado estado de bienestar la abolición de los deberes familiares, especialmente los paterno-filiales.
Aunque no sea más que por reciprocidad, los hijos debemos tener en cuenta los esfuerzos, trabajos y desvelos que causamos a nuestros padres, cuando éstos necesiten de nuestro tiempo, de nuestro dinero y sobre todo de nuestro cariño. Es lamentable que los viejos sean abandonados en una residencia, como a trastos inservibles, sin visitarlos con frecuencia, sin interesarse por sus sentimientos de angustias, de miedo, de soledad, mientras sus descendientes, quizás, se pelean por quedarse con sus cosas.
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2010/10/13/residencias-de-mayores/
Publicado en Bitácora de Rebelión Digital el 13-10-10
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=49940&idNodo=-5
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/11644/2010-10-15.html
Publicado en Diario Siglo XXI el 20-10-10 y en Forum Libertas el 25-10-10
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18265

EL BIEN Y EL MAL EN NOSOTROS

En todas las conversaciones en las que surge el tema sobre la creencia y la increencia, inevitablemente, alguien dice que muchos de los que no creen son gente buena, mientras que muchos de los que se dicen creyentes no lo son.
Pienso que quizás los creyentes, cuya conducta no es coherente con su fe, son los culpables de que otros decidan no creer, pero en todo caso, habría que reflexionar acerca del hecho de que en nuestra naturaleza hay dos tendencias: una hacia el bien y la verdad y otra hacia el mal. Muchas personas pueden preguntarse, como San Pablo, la razón de no hacer el bien que quieren sino el mal que no quieren.
Nadie, salvo casos excepcionales, prefiere abiertamente el mal al bien. No obstante, vemos que el mal abunda en nuestro mundo y nos damos cuenta de forma inmediata cuando alguien nos hace mal, nos miente o nos perjudica, aunque quizás cuando somos nosotros los que perjudicamos a otros, fabriquemos multitud de razones para justificar nuestra conducta. El más viejo precepto bíblico dice: no hagas a otro lo que a ti no te agrada, que seguramente puede compartir cualquiera con independencia de su religión o sus creencias.
Nuestras acciones siempre buscan el bien, pero a menudo más que el bien, lo que buscamos es “nuestro bien”, que puede ser algo muy distinto. Quizás optamos por mentir, porque decir la verdad puede traernos complicaciones, quizás optamos por aprovechar la ocasión de ganancia, sin preguntarnos por su licitud o alegando que todo el mundo lo hace, razonamiento que sirve para todo, desde no rendir en el trabajo a defraudar a Hacienda, o a perjudicar a otros.
Creyentes o increyentes están sujetos a las mismas debilidades y el hecho de confesarme cristiano no me libra por ello del mal. Es más, el creyente tiene que pedir cada día que Dios lo libre del mal, de caer en la tentación y reconocerse pecador necesitado del perdón y la salvación. El no creyente, tiene que reconocer que también sufre la tendencia al mal, pero si vive con honestidad, no hay duda de que Dios lo salvará, aunque no haya creído, quizás por culpa de los que dicen creer y sus acciones son reprobables.
El problema del bien y el mal ha estado presente siempre en la reflexión de los hombres y se le han buscado multitud de respuestas. Desde los que mantienen que existen dos principios siempre en lucha, a los que creen que el mal es tan solo la ausencia del bien. A Rousseau se le ocurrió la idea de que el hombre es bueno por naturaleza, el buen salvaje, pero es corrompido por la sociedad. No existió nunca el buen salvaje como habría podido comprobar Rousseau si los caníbales lo hubieran incluido en su menú o los jíbaros se hubieran empeñado en reducirle la cabeza.
Creemos los cristianos que la creación entera es obra de Dios, que vio que todo era bueno, por tanto el mal apareció después como el loco deseo del hombre de ser como dios. Este es el pecado de la humanidad del que es necesario que seamos redimidos, pero la libertad del hombre permanece intacta frente a Dios, al que puede servir o pretende sustituir, decidiendo sobre el bien y el mal, lo justo o lo injusto, sin tenerlo en cuenta, convirtiendo delitos en derechos, determinando quién debe vivir y quién debe ser eliminado y otras cosas por el estilo, pero tienen que hacerlo disfrazándolo de bien deseable para la vida del planeta, para librar a las personas de engorrosas obligaciones o facilitarle un placer sin restricciones.
Si cada cual reflexiona, utilizando su razón, puede aproximarse a la verdad, aunque siempre habrá que admitir con Pascal que la suprema adquisición de la razón consiste en reconocer que hay una infinidad de cosas que la sobrepasan.
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2010/10/22/el-bien-y-el-mal-en-nosotros/ Publicado en Bitácora de Rebelión Digital el 22-10-10 http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/11779/2010-10-22.html Publicado en Análisis Digital el 25-10-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50129&idNodo=-5 Publicado en Análisis Digital y en Forum Libertas el 03-11-10 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/62111 http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18335

PARA SER CONFIRMADOS EN LA FE

El Papa viene a España, al igual que va a otros lugares, para cumplir el mandato de Jesús a quien representa: confirmar en la fe a sus hermanos. No hay que buscar otros motivos. Jesús le dijo a Pedro que iban a ser cribados, zarandeados por el mundo, pero que rogaba por él para que su fe no desfalleciera. Pedro tuvo que pasar por la gran prueba de ver a Jesús preso, apaleado, coronado de espinas y muerto en la cruz. Llegó incluso a negar que fuera de los suyos, aunque lloró amargamente su debilidad y se llenó de alegría cuando lo vio glorioso y resucitado.
La fe de Pedro y los demás apóstoles en Cristo, el Hijo de Dios, muerto y resucitado y el poder del Espíritu Santo pusieron en pie a la Iglesia que, contra viento y marea, sigue transmitiendo el mensaje de Jesús, Camino, Verdad y Vida.
El mismo Jesús ya nos advirtió que seguirlo no iba a ser un camino triunfal sino que seríamos rechazados y combatidos por el mundo al que, no obstante, tenemos que anunciar, íntegro, el mensaje de salvación del Evangelio.
Para confirmarnos en la fe y darnos fuerza en nuestra tarea, viene Benedicto XVI, a bendecir en Barcelona el templo de la Sagrada Familia, levantado por los católicos catalanes y la fe, hecha arte, de ese gran cristiano que fue Gaudí.
Coincidencia notable que se trate de la Sagrada Familia, cuando la familia en España está siendo combatida a fondo en un intento suicida de desnaturalizarla. Esperemos que desde ese templo maravilloso irradie la fuerza del Espíritu para que nos aprestemos a salvar a la familia, primera célula de la sociedad.
También irá el Papa a Santiago, el apóstol en quien significamos la llegada del Evangelio a España, donde fructificó en una iglesia pujante que dotó de alma a nuestra vida en común. Ahí están en pie las catedrales, los templos, las universidades, los hospitales, los colegios, levantados desde la fe y que se volcaron en América y sobre todo la multitud de santos, de pensadores, de místicos, de poetas, cuya existencia no se puede explicar sin el Evangelio de Jesús.
Cuando hay poderosas minorías empeñadas en arrancar al crucificado de las clases, de los hospitales, de las calles y de las plazas, Benedicto XVI viene a Santiago y su gesto nos conforta a todos los católicos que queremos seguir siéndolo.
Hemos de dolernos de los que no quieren recibirlo: unos desde la increencia y la falta de respeto, otros los que sueñan con una iglesia diferente de la que se consideran paladines. Pienso que el Papa, como Jesús, vino a los suyos y los suyos no lo recibieron. Son los bautizados que se muestran disconformes con la visita del Papa, son los suyos que no quieren recibirlo. Ojalá no tengan que oír del mismo Jesús: Aunque hayáis ido diciendo Señor, Señor, a todas horas, no os conozco, alejaos de mí.
Deseo de que la visita de Benedicto XVI nos confirme en la fe y en la caridad y nos dé a los cristianos la fuerza y el valor necesario para proclamar íntegro el evangelio, aunque ello nos cueste problemas e inconvenientes. Dichosos vosotros cuando os persigan por mi causa.
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2010/11/05/para-ser-confirmados-en-la-fe/
Publicado en Rebelión Digital el 05-11-10 Bitácora FRB http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/12073/2010-11-05.html Publicado en Análisis Digital y en diario siglo XXI el 05-11-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50325&idNodo=-5 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/62240

INTERVENCIONISTA E INTERVENIDO

Querer legislar acerca de los juegos de los niños en las guarderías, con especiosos y falaces argumentos de lucha contra los juegos sexistas en nombre de una igualdad mal entendida, es una prueba más del irreprimible deseo intervencionista del Gobierno. El designio de este Presidente de querer cambiar la sociedad de arriba abajo, en un trabajo confeso de ingeniería social, nos acerca peligrosamente a un Estado totalitario en el que la democracia es mera fachada.
Pero no resulta nada claro que exista, en los partidos que configuran la sociedad política de la España actual, el propósito de frenar la deriva de este progreso que avanza en dirección equivocada a mi entender, ni tampoco que alguien proponga un programa de regeneración de los valores auténticamente democráticos en los que cada persona sea libre y responsable de su propia vida, sin sometimiento al paternalismo asfixiante de un estado-providencia, y los políticos hayan de responder de su gestión equivocada ante los ciudadanos y ante la justicia. En la Atenas democrática los políticos podían ser condenados al ostracismo.
En lugar de marchar hacia una sociedad abierta y libre, estamos siendo triturados por un Estado intervencionista que a su vez es un Estado intervenido por los órganos de la Comunidad Europea, por otras naciones más fuertes, por los grupos de presión financieros, tanto nacionales como internacionales, que luchan por sus propios intereses y no por el bien común.
También presionan sobre el Gobierno, aunque quizás con su complicidad y beneplácito, los organismos, conferencias, comisiones o agencias, apoyadas económicamente por poderosos lobbys que, a la sombra de la ONU, sin que realmente tengan ningún poder jurídico sobre los países miembros, ejercen una avasalladora influencia sobre las políticas demográficas, tratando de implantar la contracepción y el aborto como “necesarios” para salvar el planeta o silenciar a cualquier grupo religioso que se oponga a sus designios, especialmente a la Iglesia católica, que entiende muy bien la neutralidad religiosa de los gobiernos, pero que se opone a la difusión del laicismo como religión del Estado, con sus dogmas y sus sacrificios humanos (aborto, eugenesia, eutanasia, etc.) Para que hablar de las dudosas historias sobre el cambio climático o las energías renovables y sus beneficiarios.
Pienso que la sociedad civil tendría que movilizarse en un impulso de libertad de los individuos y de los grupos intermedios, en una búsqueda del bien común, regidos por el principio de subsidiariedad, sin esperar de la sociedad política otra cosa que unas leyes claras y duraderas que nos sirvan de marco y la adopción de medidas solidarias para atender a quienes no tengan capacidad para vivir dignamente.
De la concurrencia de muchos egoísmos no puede salir nunca ningún equilibrio social, pero de la acción responsable de ciudadanos educados en auténticos valores, es de esperar una sociedad mejor. Pero como todas las personas podemos ser tentadas por el egoísmo y caer en el abuso o la corrupción, es necesaria una justicia, de verdad independiente, ocupada por los mejores ciudadanos.
¿Cómo podremos librarnos de un Estado intervenido e intervencionista? Esa es la tarea a la que están convocados todos los que se sientan ciudadanos de una sociedad abierta.
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2010/11/09/intervencionista-e-intervenido/ Publicado en Rebelión Digital el 09-11-10 Bitácora http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/12158/2010-11-10.html Publicado en Diario siglo XXI el 10-11-10 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/62524 Publicado en Análisis Digital el 10-11-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50439&idNodo=-5

DEMOCRACIA ¿PODER DEL PUEBLO?

En el siglo V a.C. para terminar con el poder de la oligarquía aristocrática en Atenas, los líderes de una emergente clase social inventaron un nuevo sistema político: la democracia, el poder del pueblo, aunque el pueblo nunca tuvo en sus manos el poder. Pericles, el mejor de sus gobernantes, que cantó las excelencias del sistema, indicó con claridad que son pocos los capaces de dirigir la política, aunque todos puedan juzgarla. El poder siempre resulta concentrado en pocas manos, aunque sus detentadores busquen siempre legitimarlo invocando el respaldo del pueblo o de los dioses.
El experimento ateniense no duró mucho tiempo. Volvieron los oligarcas, los treinta tiranos, tuvo lugar la guerra del Peloponeso y Platón, que nace el año antes de la muerte de Pericles, escribió sus libros de política, bien alejados de cualquier idea democrática, como puede comprobar quien lea su República o sus Leyes.
Los pensadores políticos del siglo XVIII recuperaron la idea de democracia, para luchar contra el absolutismo del antiguo régimen y desde entonces el término democracia se ha convertido en una palabra mágica, para respaldar los más variados gobiernos, bien sean las “democracias populares” del sistema comunista, la “democracia orgánica” de Franco o las variadas “repúblicas democráticas” de todos los continentes regidas, casi todas, por dictadores.
El poder del pueblo no pasa más allá de poder juzgar las acciones de los gobernantes, como decía Pericles. Pero el juicio de los ciudadanos, expresado cada cuatro años, a través del voto a una lista cerrada y bloqueada, para entregarlo a un partido organizado como máquina de poder, no me parece que sea realmente un ejercicio de poder del pueblo. A lo más que podemos aspirar es a cambiar a un partido gobernante por otro, pero siempre con el mismo sistema. En lugar de democracia lo que tenemos es una partitocracia en lucha permanente por alcanzar el poder y una neta separación entre una clase gobernante y los gobernados.
El ejercicio del poder o es servicio al bien común o es una adicción peligrosa, más que cualquier droga. Pero ¿quién piensa en el bien común? Fijémonos como los políticos se aferran al poder y ni siquiera aceptan con facilidad ser sustituidos por otros miembros de su partido.
Las decisiones de la clase gobernante afectan a todos los ciudadanos, pero no por igual, ni para el bien de todos. Existen grupos de presión con capacidad suficiente para ser favorecidos por las medidas del gobierno a cambio de su apoyo.
Por mucho que se hable de la soberanía del pueblo o de la voluntad popular, son los gobernantes los que quieren configurar al pueblo, desde sus proyectos de cambio social que puedan favorecer su permanencia en el poder.
El llamado estado del bienestar, hoy en crisis, es un exitoso invento para convencer a los ciudadanos de que un sistema universal de protección, desde la cuna a la tumba, era más beneficioso que dejarlos en libertad para hacerse cargo de su propia vida. Transferir nuestras responsabilidades al Estado no deja de tener un alto precio: el desamparo cuando se presenta la crisis y el sistema se desequilibra y la seguridad se evapora
No creo que nuestros actuales gobernantes puedan sacarnos de la crisis para volver al consumismo, el hedonismo y el despilfarro, preocupados como están por conservar el poder. No desaprovechemos la oportunidad de juzgar a nuestra clase gobernante, único poder que tenemos el pueblo, los ciudadanos, responsabilizarnos de nuestras propias vidas, sin tutelas, y exigir las reformas necesarias.
Francisco Rodríguez Barragán
https://mail.google.com/mail/?hl=es&shva=1#inbox/12c4c9f32577eb72 Publicado en Rebelión Digital y Análisis Digital el 15-11-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50501&idNodo=-5 Publicado en Diario Siglo XXI el 17-11-10 http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/12264/2010-11-16.html

HA CAMBIADO NUESTRA SOCIEDAD

El boletín monográfico nº 8 del Instituto de Política Familiar presenta los preocupantes datos acerca del divorcio en la Unión Europea, en la que durante el año 2008 se produjeron más de un millón de divorcios, es decir un divorcio cada 31 segundos. A lo largo del decenio 1998-2008 han sido diez millones y medio de rupturas, que han afectado a catorce millones y medio de hijos.
Los divorcios se producen respecto a las parejas casadas, por lo que es de suponer que las parejas que conviven sin casarse y se separan, no contarán como divorcios, pero en cualquier caso las rupturas de pareja siguen aumentado. Tanto los matrimonios como las uniones “sin papeles” son cada vez más frágiles.
Estas uniones “sin papeles” han provocado el descenso de la tasa de nupcialidad en Europa que ha sido constante, pasando desde 6,75 en 1980 a 4,87 en 2007, a pesar del aumento de población. En el año 2008 se celebraron 725.000 matrimonios menos que en el 1980.
Por cada dos matrimonios que se producen en Europa se rompe ahora uno, mientras que en el 1980 era uno de cada cinco. Ahora en España por cada tres matrimonios se rompen dos, siendo el país que más ha colaborado en el incremento del divorcio en la UE, pues la evolución de las rupturas desde 1980 a 2008 ha llegado nada menos que al 1060%. Podrá decirse que se computan años anteriores a la Ley del divorcio, pero si tomamos los datos de 1998-2008, puede observarse un crecimiento de 73.964 divorcios, lo que representa el 205,05% de aumento en el periodo, el mayor de todos los países de la UE.
Esta fragilidad conyugal y familiar se está aceptando resignadamente en unos casos y en otros con toda naturalidad, estimándola incluso como liberación de antiguas servidumbres.
Se pinta a la familia tradicional como una situación odiosa, en la que la mujer estaba sometida al marido y todas las instituciones civiles y religiosas estaban confabuladas para mantenerla en servidumbre, pero esta situación ha sido abolida al incorporarse masivamente la mujer al trabajo, (lo cual no ha dejado de favorecer al sistema capitalista al duplicarle la mano de obra disponible). Es curioso que los marxistas que tanto insistieron en que el trabajo asalariado era una forma de alienación, vean en el trabajo, también asalariado, de la mujer una forma de liberación progresista.
Recuerdo en un número especial de la vieja revista Triunfo, el artículo de una señalada feminista que reclamaba el divorcio, pero también decía que era necesario acabar con el matrimonio. Vistos los datos anteriores parece que lo están consiguiendo.
En la familia tradicional el marido, muchas veces pluriempleado, era el encargado de aportar los medios económicos, en tanto la esposa se dedicaba a la educación de los hijos y las tareas domésticas, que implicaban muchos esfuerzos económicos y de ahorro. Con todos los problemas que plantea la convivencia, normalmente la pareja permanecía unida de por vida.
Desde que se inició la época de la abundancia, la incitación a un consumo creciente de bienes y servicios, incluida la vivienda propia, hizo imprescindible el trabajo de la mujer. El capitalismo consiguió con ello aumentar la “demanda global”, aunque todo esto esté en cuestión con la crisis que padecemos. La familia tradicional se ha evaporado y ha sido sustituida por otras formas de convivencia: emparejamientos sucesivos, hijos de variadas procedencias, familias monoparentales, etc.
Este cambio de modelo social se nos ha ido imponiendo como la llegada a un creciente y asegurado bienestar, libres para casarnos y descasarnos, libres para el placer sin responsabilidad, libres para tener hijos o abortarlos, libres para optar por ser hombres o mujeres, libres para votar a un partido u otro, etc. nos ha dejado huérfanos de valores que no hemos sabido defender.
¿Estamos aún a tiempo de ponernos manos a la obra y recuperar, no la familia tradicional, sino el dominio de sí, el esfuerzo como tarea, la fidelidad a la palabra dada, la responsabilidad, el servicio, la libertad de pensar por nosotros mismos, la educación de nuestros hijos, la esperanza en algo que nos trasciende? ¿Los movimientos que se llaman familiaristas están haciendo algo?
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2010/10/29/ha-cambiado-nuestra-sociedad/ Publicado en Análisis Digital el 30-10-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50207&idNodo=-5
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/11923/2010-10-29.html Publicado en Forum Libertas el 22-11-2010 http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18531

DESDE EL ABORTO AL INFANTICIDIO

Un artículo de la revista semanal ALBA daba cuenta de una sesión académica que el pasado octubre tuvo lugar en la Universidad de Princeton entre partidarios y detractores del aborto. Cuando leí las afirmaciones de Peter Singer, filósofo o más bien sofista, profesor de dicha Universidad, sentí un desagradable escalofrío.
Por si se tratara de alguna exageración morbosa de la revista, entré en la red para saber algo más de este ateo vegetariano y comprobé que en su obra Rethinking Life and Death sostiene que la existencia de un ser humano no tiene en sí ningún significado moral y asegura “que aquellos que creen que la pertenencia a la especie humana comporta un gran significado moral son culpables de especiecismo”, un prejuicio similar al racismo”.
Al igualar al hombre con el resto de los animales, defiende los derechos de estos, como su proyecto Gran Simio, al tiempo que mantiene que “el niño no tiene estatus moral porque no es consciente de sí mismo” por lo cual, aunque se trate de un miembro de la especie humana, no es una persona definida “como ser autoconsciente que se reconoce a sí mismo en el tiempo”, por lo que puede ser eliminado sin problema.
Para este utilitarista y sus secuaces, como el niño pequeño no tiene “autoconciencia” puede ser asesinado, aunque habría que preguntarse ¿quién determina el nivel de autoconciencia de un niño? El niño que es eliminado en el vientre de su madre, achicharrándolo en una solución salina o descuartizándolo con instrumentos quirúrgicos, siente dolor y patalea, como habrán observado sin duda las mujeres que abortaron.
El maestro del tal Singer, Michael Tooley, dice tranquilamente que los bebés humanos no son personas y que su vida no parece más digna de protección que la del feto. También dice que” los humanos recién nacidos no son ni personas ni cuasi personas, y su destrucción, no es, en sí misma algo intrínsecamente malo” Estos “sabios progresistas”, conseguida la implantación del aborto están invitando al paso siguiente: el infanticidio. Dicen que por debajo de un año, la falta de autoconciencia de los humanos nos hace menos dignos de vivir que un gorila adulto y que un niño enfermo merece menos dedicación que un cerdo maduro.
Pero hay más: Frances Kissling, profesora –nada menos– que de bioética de la Universidad de Pensilvania y ex presidenta de Católicas por el derecho a decidir, una asociación abortista cuya denominación es más que chirriante, consciente de que hay gente todavía distingue entre el bien y el mal, proclama sin ambages “que debemos deshacernos de la idea del Mal” . Por lo visto esta es la gran liberación que quiere impulsar esta señora para… que dejemos de ser personas humanas.
El trabajo de zapa de estas gentes, que ocupan cargos relevantes y cuentan con ayudas importantes en los organismos y conferencias de la ONU, está consiguiendo imponer sus ideas y objetivos: la consideración del aborto como derecho y su introducción en todos los países y ahora el infanticidio y la eutanasia. Estará contento Erlich que quiere reducir la población a la cuarta parte, para salvar el planeta.
La ley de ampliación del aborto, de cuya aprobación se felicitaban ruidosamente en el Parlamento nuestras ministras, significa que nuestra clase gobernante profesa estas ideas inmorales y perversas.
Esto es muy peligroso, ya que al conseguir que sean “democráticamente” reconocidos como derechos el aborto, la eutanasia y luego el infanticidio, oponernos a ellos significará estar en contra de la ley y poder ser acusados de desacato. Necesitamos con urgencia una clase política que se comprometa a eliminar tales engendros de nuestro ordenamiento jurídico cuanto antes.
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2010/11/20/desde-el-aborto-al-infanticidio/ http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/12336/2010-11-20.html Publicado en Análisis Digital el 21-11-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50630&idNodo=-5 Publicado en Diario Siglo XXI y Rebelión Digital, Bitácora el 22-11-10

POR QUÉ EXISTO, POR QUÉ PIENSO

Conversaba el otro día con una persona amiga sobre el misterio de la fe y el hecho de que en una misma familia unos sean creyentes y otros no. Ambos estábamos de acuerdo en que la fe, como enseña la Iglesia, es un don de Dios y que siempre necesitamos su gracia, ¿entonces es que unas personas reciben este don, este regalo de Dios, y otras no?
Aunque los regalos en ningún caso son exigibles, nos costaba trabajo imaginar que Dios negara a nadie este regalo, pensábamos por el contario: que todos los hombres reciben a lo largo de su vida múltiples ofertas de fe por parte de Dios, pero el hombre es libre para aceptar o rechazar este don, su respuesta es un acto humano del que debe responder.
Descartes estableció como principio del conocimiento su célebre “pienso, luego existo”. El pensamiento y la existencia son las dos cosas sobre las que cualquier hombre tendría que interrogarse. ¿Por qué existo? ¿Por qué pienso? Algún filósofo se ha preguntado ¿por qué existe algo y no más bien nada? Y es que el hecho de que exista el universo y que existamos nosotros como seres pensantes tendría que hacernos caer en la cuenta de que necesariamente tiene que haber Alguien que lo haya hecho. Pensar en ello, ya sería una primera invitación a reconocer nuestra existencia y nuestra razón como regalo, como don.
Pero creer en un Dios creador, más razonable que creer que todo el universo se ha hecho a sí mismo por puro azar, como pretenden los que se consideran sabios y entendidos, no es suficiente. Dios tiene que ser además la verdad y el bien, pues hacia ambas cosas todos tendemos necesariamente. Preferimos la verdad a la mentira, el bien al mal, aunque luego lo confundamos todo y pensemos que es bueno para nuestro interés mentir, robar o matar.
La tendencia hacia el bien y la verdad es otro regalo que ha recibido el hombre y sólo el hombre. Somos el único animal capaz de filosofar. Este regalo también tendría que orientarnos hacia la aceptación de aquello que nos transciende, que está más allá del tiempo y del espacio, únicas dimensiones que conocemos. Si aceptamos que después de la muerte no hay nada, nada tiene sentido. La suerte de las víctimas y la de los verdugos sería la misma y como se preguntado algún pensador ¿por qué habría de abstenerme de hacer el mal si ello me divierte? ¿Sólo el Código Penal?
Claro que creer en Dios podemos pensar que nos “complica la vida”. Lo verdadero y lo falso o lo bueno y lo malo, dejan de ser cosas que podamos establecer a capricho, sin referencia a las leyes que Él mismo ha puesto en nuestra naturaleza. Por eso muchos dicen que no creen, invocando las razones “científicas”, cuando la ciencia siempre es inestable y provisional, sujeta a la falsación, que dijo Popper.
Dando un paso más, no sería razonable creer que Dios es un ser mudo y sordo, que no quiere o no puede relacionarse con los hombres. Creemos por el contrario que Dios se ha revelado al hombre de muchas maneras, incluso a través de su Hijo Jesús, como supremo don que hace a toda la humanidad, pero estas cosas quedan escondidas a los sabios y entendidos y se revelan a la gente sencilla. Es posible que estemos más interesados en ser sabios, entendidos, progresistas y cosas por el estilo, en lugar de ser la humilde gente sencilla que se estremece cuando se le muestra la suprema verdad de que Dios es Amor y nos ama con amor de Padre y espera que le correspondamos con amor de hijos que buscan su rostro.
Terminamos nuestra conversación conviniendo que nadie podrá acusar a Dios de no haberle hecho el regalo de la invitación a la fe, una y otra vez, a través de múltiples caminos, personas, testimonios o lecturas, pero al final quizás Él nos pregunte ¿cómo usaste de tu libertad?
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2010/10/18/por-que-existo-por-que-pienso/
Publicado en Análisis Digital el 20-10-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=49997&idNodo=-5
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/11714/2010-10-18.html Publicado en Diario Siglo XXI el 27-10-10 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/61738 Publicado en Forum Libertas el 30-11-10 http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18594

DÍA DE LA CONSTITUCIÓN

DÍA DE LA CONSTITUCIÓN
Llega el Día de la Constitución un año mes y creo que es bueno reflexionar sobre ella: sus resultados, sus carencias, sus problemas y preguntarnos si continúa sirviendo para ordenar nuestra convivencia.
En pugna con el absolutismo del Antiguo Régimen, las constituciones nacieron como instrumentos de los ciudadanos para organizar su convivencia en libertad y poner límites al poder de los gobernantes. Límites temporales, al exigir su renovación cada cierto tiempo; límites en la adopción de leyes y normas, al exigir la ratificación de las mismas por mayoría simple o cualificada de los representantes de los electores o incluso recurriendo al referéndum de la totalidad de la población; límites de ejercicio, estableciendo un sistema de equilibrio entre diversos poderes, que garantizara el sometimiento a las propias normas vigentes y una fiscalización independiente de las cuentas públicas.
Después de más de treinta años de funcionamiento, se han puesto de manifiesto sus deficiencias y problemas, denunciadas una y otra vez por muchos ciudadanos y recientemente detalladas en un documento firmado por cien empresarios y presentado al Rey.
Es curioso que los partidos políticos no tengan ninguna urgencia en acometer las necesarias reformas, quizás porque la Constitución vigente les parece adecuada para gozar del poder y afianzarse en él, allá donde lo consiguen o puedan obtenerlo.
El equilibrio de poderes es inexistente. El ejecutivo y el legislativo no se contraponen ni se equilibran, ya que son los miembros del parlamento quienes eligen el gobierno al elegir a su Presidente. Pero si el Jefe de Gobierno fuera elegido directamente por los ciudadanos, en votación temporalmente diferente a la de los parlamentarios, se produciría un cierto equilibrio de poder.
El poder judicial independiente se ha considerado como imprescindible para un buen funcionamiento democrático. Pero esta independencia brilla por su ausencia, ya que sus órganos superiores son elegidos por los políticos. De ahí que sus decisiones se vean mediatizadas, apareciendo demasiadas veces mezclados, condecorados y compartiendo mesa, magistrados y políticos.
El entramado judicial encargado de administrar justicia a los ciudadanos, puede ser imparcial e independiente, pero no está dotado de los medios suficientes para resolver los asuntos en un plazo adecuado, sino que se eternizan los pleitos y una justicia tardía ya no es justicia.
En el ámbito de la leyes penales hay demasiados cambios y seguramente poca reflexión sobre los resultados. Se promulgan leyes contra determinados delitos, pero en lugar de disminuir aumentan. No parece muy claro que se produzca una apreciable reinserción de los delincuentes, al mismo tiempo que la diferencia entre los años de la condena y su cumplimiento es escandalosa.
Sobre el Título VIII de la Constitución y su imprudente aplicación se ha escrito bastante. Se ha montado un sistema autonómico económicamente insostenible, políticamente insolidario, que no favorece ni la igualdad ni la convivencia de los españoles, sino por el contrario ha liberado fuerzas disolventes.
Si la Constitución tenía por objetivo organizar la convivencia en libertad, hay demasiadas leyes innecesarias y sectarias, que son un “trágala” a buena parte de los españoles. Hay que establecer un límite claro entre lo que son leyes de buena administración y lo que son intentos de adoctrinamiento y de ingeniería social.
Si hubieran funcionado contrapesos institucionales eficaces quizás no estaríamos inmersos en una corrupción generalizada. Los avisos de que una economía basada en la construcción desenfrenada y el endeudamiento de las familias nos llevarían al desastre, no fueron escuchados y estamos en una crisis económica y financiera espantosa.
¿No es hora de que repensemos nuestra Constitución, nuestras leyes, nuestra convivencia?
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2010/11/25/dia-de-la-constitucion/
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/12437/2010-11-25.html
http://rd.rebeliondigital.es/La_Constitucion_a_debate.htm Publicado en Diario Siglo XXI el 01-12-10 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/63591/da-de-la-constitucin Publicado Análisis Digital o1-12-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50814&idNodo=-5

SER FELIZ ES OTRA COSA

Al disponerme a relacionar las personas a las que debo felicitar por Navidad, he recordado un cuento de Bucay en el que se relata la visita a un cementerio, donde el visitante observa que en todas las lápidas, después del nombre, se indica: “vivió tantos días”, siempre en escaso número. Pensando que se tratara de tumbas de bebés, pregunta al guardián del cementerio la causa de tantos niños muertos. El guardián le informa de que no se trata de niños, sino de personas fallecidas a edades más o menos avanzadas, pero que en aquel pueblo, sus habitantes iban anotando cuidadosamente los días de su vida en que fueron felices, esos eran los que realmente vivieron y esos eran los que se grababan en las lápidas de sus tumbas.
Todos los cuentos de Bucay tienen por objeto hacernos pensar sobre algo, en este caso sobre la felicidad, esa aspiración permanente de toda persona que tratamos de alcanzar, pero se desvanece de inmediato. Creemos que la posesión de esta o aquella cosa nos harán felices, pero apenas la tenemos en nuestras manos ya estamos deseando otra en una carrera sin fin.
A veces pensamos que si alcanzamos una determinada posición se verán colmadas nuestras ansias de felicidad; si no la obtenemos nos sentiremos desgraciados y si la conseguimos, el contento por ello nos durará poco, pues seguiremos sintiendo la comezón por alcanzar otras cosas.
Cuando pensamos que es una persona la que nos hará feliz, podemos desengañarnos rápidamente, pues la pasión de un día se apaga pronto y pensaremos en sustituirla por otra y luego por otra, hasta el cansancio.
Si echamos una mirada a nuestro pasado, sin duda encontraremos en nuestros recuerdos días, cosas o personas con las que fuimos felices, pero en aquellos momentos no fuimos conscientes de serlo. Aquellos días en los que jugábamos en la placeta con unos juguetes de cartón, aquel verano en la playa, aquel viaje que hicimos para ver a nuestros primos, vistos desde la distancia se nos antojan maravillosos, más aún de lo que en realidad fueron. Quizás esos días recordados eran los que anotaban los vecinos de aquel pueblo como vividos.
Pero lo importante es conseguir ser felices en el presente y ser conscientes de que lo somos, porque aceptamos agradecidos cada día de vida, porque el camino que seguimos nos resulta tan apasionante como la meta a la que aspiramos, porque creemos que las cosas que nos ofrecen son caducas y pasajeras y no depende de ellas nuestra felicidad, porque conocemos nuestras limitaciones y desde ellas buscamos, de verdad, la verdad, porque hemos comprendido que el secreto del amor es sentir la satisfacción de amar, de buscar activamente el bien de quien amamos, porque vivimos en la esperanza de que no todo termina con la muerte y que las victimas y los verdugos no pueden tener un mismo destino.
Mucho menos podemos pensar que corresponde al Estado hacernos felices, a pesar de que hablen constantemente del estado de bienestar. El Estado carece de medios para hacernos felices, pero puede hacernos desgraciados, tiene la obligación de velar por nuestra libertad y nuestros derechos y de disminuir en lo posible el sufrimiento de los desfavorecidos. Si los gobernantes nos dicen que quieren que gocemos de todos los placeres, desconfiemos radicalmente; lo que pretenden es manipularnos en su propio beneficio.
Un año más vamos a intercambiar felicidades, pero ¿de qué felicidad hablamos?
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2010/12/05/ser-feliz-es-otra-cosa/
Publicado en Rebelión Digital,Bitácora, el 05-12-10
http://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez