sábado, 29 de octubre de 2016

Sobre derechos y deberes


Cuando era joven aprendí algunas nociones de contabilidad y se me quedó grabada la afirmación indudable de que no existe acreedor sin deudor ni deudor sin acreedor. Con letra redondilla anotaba los conceptos y en las columnas numéricas las cantidades correspondientes al Debe y al Haber de cada apunte.
Me quedó claro que ineludiblemente se tenían que corresponder los derechos y los deberes y si las sumas de cada columna no cuadraban había que revisar todos los apuntes.
He recordado todo aquello al reflexionar sobre los derechos que todo el mundo cree tener, mientras que nos olvidamos de los deberes. Quizás por esto nuestra sociedad resulta tan descuadrada.
La demagogia democrática, de todos los partidos, se ha dedicado a  proclamar derechos para la ciudadanía, como se dice ahora, a la búsqueda de nuestros votos para conseguir parcelas de poder o al menos, sueldos, dietas y otros gajes. Los deberes, que parecen reducirse a pagar impuestos, ya se encarga el correspondiente ministerio de hacerlos efectivos gravandonos simultáneamente la renta y el consumo.
Entre los nuevos derechos han aparecido algunos bastante extraños: el derecho a abortar, el derecho a cambiar de pareja por divorcio exprés y hasta el derecho a cambiar de sexo. El deber de respetar la vida del niño o el deber de fidelidad para construir una familia, no aparecen y nuestra sociedad está cada vez mas descuadrada. El derecho a disfrutar de los placeres del sexo sin obligaciones, ha calado en la sociedad. ¿Se atrevería algún partido a dar marcha atrás en esta pauta de comportamiento, en esta ética indolora?
Para tener a disposición de la clase política más administraciones donde medrar, trocearon España en autonomías y delegaron en ellas la obligación de satisfacer los derechos ciudadanos a la educación y a la sanidad, aunque en cada trozo, en cada autonomía, las cosas puedan ser diferentes. ¿Se atrevería algún partido a propugnar la vuelta a un estado unitario, sin autonomías?
Algunos políticos propugnan que se reconozca el derecho a una renta básica para los que no tienen trabajo. El deber correlativo a este derecho recaería en el estado, es decir en nosotros los contribuyentes, aunque puedan no tener trabajo porque no lo buscan o no se prepararon para encontrarlo.
En cambio derechos que nos parecían indiscutibles como el de tener una pensión vitalicia por haber cumplido el deber de cotizar durante toda una vida de trabajo, está en peligro por falta de cotizantes y por exceso de viejos que estamos durando más de lo previsto y espero que no intenten solucionarlo por la vía rápida de la muerte digna.
Los padres siempre tuvieron el derecho y el deber de educar a sus hijos y de responder de su conducta, lo cual parece haberse diluido bastante al aceptarse que los jóvenes han de ser educados por la consejería de educación de la correspondiente autonomía, con un resultado bastante problemático  Si la educación debía ser una transmisión de valores y pautas de comportamiento ¿qué valores se están transmitiendo a las nuevas generaciones si quizás los propios padres tampoco tienen claros los suyos?  Aquí encuentro otro descuadre social entre derechos y deberes.
Hay muchas más cosas sobre las que sería bueno meditar y reflexionar acerca del juego de derechos y deberes vigente en nuestra sociedad que se me antoja cada vez más descuadrada.
Francisco Rodríguez Barragán
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El poder de las palabras


Leo un artículo del académico Pérez-Reverte en el que se queja de la pasividad de los miembros de la RAE ante la jerigonza que pretenden hacernos hablar nuestras cuestionables autoridades en aplicación coercitiva de la ideología de género. Si no decimos compañeros y compañeras, ciudadanos y ciudadanas y otras cosas por el estilo es que somos unos carcas anticuados, que nos oponemos al avance de no sé qué derechos y conquistas. Por lo pronto lo que se vulnera es el lenguaje y la gramática ante la pasividad de nuestros académicos.
También leo que Doña Hilaria Clinton, la candidata demócrata de USA, quiere cambiar los códigos culturales y religiosos del pueblo americano que se oponen a su cruzada por difundir el control de la natalidad y el aborto a escala mundial. Como la Iglesia católica defiende la familia y el derecho a la vida, esta activista  busca que sean católicos “progres” los que encabecen una rebelión contra la iglesia en USA.
En Quito comienza la III Cumbre del Habitat, que impulsa la ONU, en la que pretenden imponer el aborto y la adopción gay, pues parece que es más importante cambiar los códigos culturales y religiosos de todos los países que se dejen, que conseguir alguna vez el cese de las guerras que se están librando en el mundo.
Reflexionando sobre todas estas cosas caigo en la cuenta de que todo empieza con la manipulación del lenguaje, unas palabras dejan de utilizarse y otras se repiten constantemente, adornadas con engañosos eufemismos como por ejemplo se habla de salud sexual y reproductiva o de planificación familiar cuando realmente se impulsa el negro negocio del aborto en el que no solo se asesinan a los niños por nacer sino que se comercializan enteros o por trozos para clínicas y laboratorios.
No se habla de la complementariedad de los sexos, sino de orientación sexual aunque ello incluya verdaderas atrocidades antropológicas, como el mantener que no existen varones y hembras, ya que el sexo es una construcción social que no tiene que coincidir necesariamente con el sexo biológico. Así se anima a los niños pequeños a que elijan sexo, incluso sometiéndose a tratamientos hormonales, pero se persigue a los adultos que sienten tendencias homosexuales y quieren salir de ello y a los que le ofrezcan ayuda...
La palabra matrimonio es de las que se está eliminando del lenguaje, sustituida por pareja y la sociedad, incluidos los que se dicen católicos, lo han aceptado como normal. Lo de pareja es algo como más fácil de abandonar y sustituir que el matrimonio como compromiso de toda la vida. También aceptamos sin pestañear que existieran varios modelos de familia metiendo en un mismo saco cualquier tipo de unión, sin distinguir lo que es una familia y lo que no lo es.
Mientras tratamos de entendernos con todo el mundo hablando inglés o español, todos los nacionalismos insolidarios lo primero que han hecho es educar a las nuevas generaciones en una lengua distinta para indicar que si hablamos diferente es que somos diferentes y no tenemos que estar juntos.  
Quien se adueña de las palabras termina sometiéndonos a su voluntad, a sus manejos, a sus intereses. Por favor, reflexionemos sobre todo esto antes de que sea demasiado tarde.
Francisco Rodríguez Barragán
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La ideología de género y su implantación


Aunque nunca están de acuerdo en nada, es extraño que coincidan unos partidos y sus contrarios en establecer leyes sobre identidad de género. Al parecer todos los españoles estaban clamando por resolver los problemas del colectivo LGBTI, es decir de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, siguiendo el impulso de la ONU, sus agencias y organismos, (que bien poco hacen por garantizar la paz y los derechos humanos en el mundo).
En nuestro país, no sé si como aportación del estado de bienestar, está muy avanzada la introducción como norma social de que todo comportamiento sexual debe ser aceptado sin crítica ni discusión y para garantizarlo se ordena que los niños sean educados e informados desde el jardín de infancia en la ideología de género, incluso facilitando el cambio de sexo de nuestros hijos si muestran cualquier rasgo diferencial, ser niño en vez de niña o al contrario.
Unos defienden que la homosexualidad está determinada desde el nacimiento. Se nace homosexual, como se nace hombre o mujer, es como si se hubiera descubierto la existencia de un tercer sexo. La función complementaria de hombre y mujer ha estado siempre clara, pero ¿un tercer sexo? Claro que, una vez puestos, hay que aceptar que también se nace bisexual o cualquier otra cosa y se prescribe como digna de protección la orientación sexual, eufemismo en el cabe todo lo imaginable.
Otros defienden que no es el nacimiento sino la libertad absoluta de la persona la que puede redefinir su género más allá de toda imposición biológica o cultural. La asignación de roles diferenciados por el sexo no hay duda de que produjo innegables injusticias, en las que las mujeres llevaron la peor parte, quedando excluidas de tareas y funciones que están demostrado ser capaces de realizar tan bien como los hombres, aunque algunas extremistas radicales han querido ir más allá de lo razonable, al reclamar explícitamente el ejercicio de la sexualidad  y el rechazo la maternidad. Curiosamente están apareciendo homosexuales que, ante la imposibilidad de ser madres, están dispuestos al extraño papel de buscar vientres de alquiler para conseguir un hijo.
Podemos observar que simultáneamente al avance de la ideología de género, sean cuales sean sus presupuestos, se está produciendo un envejecimiento galopante de la población en los países de occidente, a causa de los millones de abortos que impiden la renovación  demográfica.
Mientras que los ecologistas trabajan con denuedo por preservar la biodiversidad del planeta, la biología humana por el contrario se degrada cada vez más. Con eufemismos engañosos como lo de defender la salud sexual y reproductiva de la mujer o respetar todas las orientaciones sexuales, nos estamos cargando el matrimonio y la familia, que han sido las piezas fundamentales de la sociedad. Todo esto no ocurre porque sí sino que está siendo promovido desde las másl altas instancias internacionales y europeas. (Desde la UE se acosa a Polonia por no tener el aborto libre, desde la ONU se acosa a los países pobres condicionando las ayudas económicas al establecimiento de planes de aborto y esterilización, etc.)
Aquí no sé si por ser más “progres” que nadie o por eliminar de la vida pública a los católicos que defienden el matrimonio, la familia y la vida desde la concepción, todos los partidos pergeñan en cada autonomía su ley de género y sus planes educativos.
Francisco Rodríguez Barragán
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¿De qué se ocupa la ONU?


Hace unos días el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu afirmó en la Asamblea General que la ONU ha pasado de ser una fuerza moral a una farsa moral, lo cual me parece exacto pues no solo se trata de las resoluciones que condenan con sospechosa frecuencia a Israel, sino porque está manejada por diversos grupos de presión que tratan con bastante éxito de imponer la ideología de género a todo el planeta, presentándola como un avance de la libertad y los derechos humanos y utilizando eufemismos tales como la defensa de la salud sexual y reproductiva para justificar millones de abortos,
El aborto es una gran industria que surte de material humano a laboratorios para sus vacunas y experimentos. La gran internacional del aborto Planned Parenthood tiene el respaldo de la ONU y del gobierno de EE.UU y que cuenta con gigantescas donaciones.
Aunque el Fondo de Población de las Naciones Unidas insiste en que no tiene nada que ver con el aborto lo cierto es que hacen campaña siempre que pueden para extenderlo a todo el mundo.
El multimillonario Soros, Bill Gates o la Fundación Rockefeller dedican miles de millones a promocionar la planificación familiar como forma de disminuir la población del planeta siguiendo la estela de Malthus o Erlich que profetizaron contra la superpoblación y anunciaron catástrofes que no han ocurrido. La gran catástrofe que se sigue produciendo es la aniquilación de los niños en gestación condenando al envejecimiento a un número creciente de países, incluido el nuestro.
Para contrarrestar el cincuenta aniversario de la encíclica Humanae Vitae que alertó de los peligros de la anticoncepción,  las organizaciones proabortistas están promocionando un documento firmado por católicos disidentes que buscan refutar a Pablo VI e impedir que el Papa siga clamando contra el asesinato de seres tan inocentes como los niños en el vientre materno.
Toda la tramoya de la ideología de género, que invoca la libertad y el progreso,  es mera engañifa para dar rienda a una sexualidad desbocada que admite todas las aberraciones, desde el sadomasoquismo a la sodomía.
Estoy a la espera de que las feministas alcen la voz contra la situación de tantos mujeres que en el mundo sufren la ablación genital, tienen que dedicarse a la prostitución y ahora, en el colmo de la estulticia, se prestan a servir de vientres de alquiler para satisfacer supuestos derechos que son solo deseos de conseguir un niño como si fuera un perrito.
Es una sistemática destrucción de la familia en nombre de no sé qué avances y progresos, cuando la familia es la base de la sociedad, anterior y superior al estado y a todos los organismos, agencias y tinglados infectos de la ONU que no consigue parar ninguna guerra, ni sacar a ningún pueblo del atraso ni, por supuesto, alterar el clima del planeta con medidas harto discutibles, pero que permite a muchos vivir a costa de todo ello.
La Unión Europea, que no pasa por su mejor momento, acepta todas las consignas y programas de la ONU y se presta servilmente a seguirlas e imponerlas a los países que la forman, aunque algunos de ellos por fortuna se resisten, aunque no es el caso de España que acepta sumisa todas estas cosas y las convierte en leyes.
Francisco Rodríguez Barragán
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Nuestra democracia y sus defectos


La democracia como método de gobierno necesita en primer lugar que todos tengamos clara la existencia de un “demos”, de un pueblo y que el poder tiene un solo objetivo: servir a ese pueblo. Si se busca el poder para disfrutarlo, como trofeo y botín a repartir entre los ganadores, se ha falseado el régimen democrático.
Si el régimen democrático se reduce el triunfo de la mayoría se desata la lucha para obtenerla a toda costa y el contrario no se percibe como otra forma legítima, con soluciones diferentes, sino como enemigo a batir por todos los medios.
El medio que, por desgracia,  resulta más eficaz en la lucha partidaria es el odio a los contrarios que representan y personifican el mal en cuanto digan o hagan. Mientras no seamos capaces de rechazar el odio como motor de la acción política no habrá arreglo posible.
Estamos viendo cada día como se aprovecha cualquier motivo para acusar al contrario de todas las maldades imaginables y eso desde el principio de la transición, cuando Adolfo Suárez  fue literalmente destruido.
El hecho de que durante un largo periodo de tiempo el poder haya pasado de un partido a otro, de los dos que resultaron hegemónicos, sin mayores dificultades,  nos pareció a todos que el sistema funcionaba. (Si dejamos entre paréntesis la voladura de trenes del 11-M en vísperas de unas elecciones).
Pero el resultado de las últimas elecciones ha puesto de manifiesto el fallo de nuestra democracia: los partidos no buscan el interés del país sino su propio interés, con todas las matizaciones que queramos anotar.
La necesidad de obtener la investidura del gobierno por una mayoría absoluta en el parlamento y la falta de costumbre de llegar a acuerdos entre partidos ha hecho posible el bloqueo que padecemos.
Los pactos de otras legislaturas en las que el partido ganador completaba los votos que le faltaban con las minorías, en realidad no eran tales pactos, sino una descarada compra de votos pagados con prebendas en detrimento de la totalidad del país. Esta solución no ha sido posible esta vez, ya que las minorías  bisagra han pensado que pueden obtener más de la falta de gobierno o de un gobierno débil sin mayoría...
Además han aparecido en el escenario político otros dos partidos dispuestos a participar en el poder a toda costa. De un lado el partido Ciudadanos que trata de hacerse con los votantes del PP enfadados por el absoluto incumplimiento del programa electoral con el que se presentaron a las elecciones alcanzando la mayoría absoluta y que no se justifica por la dedicación exclusiva del gobierno a remediar la crisis económica.
De otro la aparición del populismo que busca asaltar el poder canalizando el odio y la rabia de todos los descontentos que empezaron a manifestarse cuando el 15-M. Es un movimiento de carácter izquierdista radical, dentro de la onda revolucionaria caribeña.
Este movimiento populista resulta peligroso ya que pretende desestabilizar y poner en revisión todo el sistema, señalando como enemigos a batir a “los poderosos” en beneficio de “la gente”. Su líder confiesa sin rebozo que quiere causar miedo, que se le tema y realmente son temibles en las parcelas de poder que van consiguiendo y si llegaran a tomar todo el poder, el sistema democrático saltaría por los aires como pasa en Cuba o Venezuela.
Necesitamos revisar nuestra democracia para que los partidos homologables con los existentes en Europa dejen de tratarse como enemigos y colaboren con lealtad por el bien de todos los españoles. ¿Será posible?
Francisco Rodríguez Barragán
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Clientelismo político


Ahora cuando son noticia de nuevo las irregularidades de los expedientes de regulación de empleo (ERES) andaluces, se ha señalado en diversos medios que tales irregularidades se produjeron al objeto de establecer en Andalucía una red clientelar del partido socialista cosa que comparto.
Pero si en los ERES se produjeron delitos en forma de malversación de caudales públicos, también se dieron otras circunstancias que favorecieron el clientelismo del socialismo andaluz. Me refiero a los subsidios de desempleo agrario y planes de empleo rural (PER) creados mediante disposiciones legales, en beneficio de Andalucía, para paliar de alguna manera el paro estacionario y el bajo nivel de renta media de los andaluces, nivel que después de tantos años sigue a la cola de las regiones, perdón autonomías, españolas.
Cuando comenzó esto me contaron de un gobernador civil, aún no se llamaban subdelegados del gobierno, que dijo a los alcaldes de su provincia y partido que era una magnifica herramienta para ganar siempre las elecciones si sabían manejarla de forma adecuada.
Si consultamos los resultados electorales andaluces desde el principio de la hegemonía socialista podemos comprobar que la victoria en los pueblos es siempre de los socialistas, pero no así en las capitales de provincia donde hay más variedad de partidos ganadores.
El subsidio de desempleo agrario tiene la ventaja de que mientras el resto de los desempleados necesitan al menos 180 días de trabajo cotizados, los trabajadores agrícolas pueden obtenerlo con solo 20 días, aunque en algún periodo se exigieron 35 días. La prestación puede extenderse 200 o 300 días al año.
Según las estadísticas publicadas en la página de la Seguridad Social el Sistema Especial Agrario tiene en España 719.000 afiliados de los que algo más de 419.000 corresponden a Andalucía, cerca del 60%, mientras que en el régimen general de los 13.291.000 trabajadores que existen en España, en Andalucía hay 1.848.000 que representan casi el 14% del total.
Es lógico suponer que una buena parte de los inscritos en el Sistema Especial Agrario no son trabajadores agrícolas y que han entrado en el mismo buscando la facilidad en la obtención del subsidio de desempleo. En todo caso está claro que a efectos electorales los  que figuran como trabajadores agrarios son decisivos cada vez que hay elecciones
Para convertir a los trabajadores agrícolas en clientes del partido hegemónico de los ayuntamientos, éstos cuentan con el dinero del PER que les permite realizar obras y servicios en el municipio contratando a los paisanos que les votan y, como los días de estos trabajos sirven para obtener el subsidio de desempleo agrario, siempre les estarán agradecidos.
El procedimiento está bien pensado para mantener la clientela sin necesidad de cometer ningún delito, pero habría que preguntarse si ha servido para sacar a la Andalucía agrícola de su permanente atraso. Para lo que sin duda ha servido es para mantener al PSOE en el poder andaluz de forma permanente hasta las últimas elecciones autonómicas en que ha necesitado del apoyo del nuevo partido de Ciudadanos pues Izquierda Unida, su aliado natural y tradicional ha desaparecido.
Este sistema pro-clientelar fue extendido también a Extremadura y Castilla-La Mancha que imagino con resultados parecidos.
No he oído que las medidas de regeneración de las que alardea Ciudadanos tengan en cuenta la lacra que representa el clientelismo político que seguramente también se da en otras autonomías.
Francisco Rodríguez Barragán
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