sábado, 19 de mayo de 2018

Hay que recuperar la perspectiva familiar



            El Instituto de Política familiar ha presentado su informe sobre la Evolución de la familia en Europa ante el Parlamento europeo
El 20 de diciembre de 1993 la Organización de las Naciones Unidas estableció el 15 de mayo de cada año como Día Internacional de la Familia, con el objetivo de aumentar el grado de concienciación acerca de los temas relacionados con la familia como unidad básica de la sociedad así como la promoción de medidas adecuadas para su desarrollo.
Este año el Instituto de Política Familiar (IPF) aprovechó este día para presentar ante el Parlamento Europeo su Informe de Evolución de la Familia en Europa 2018 que aporta datos preocupantes de nuestro presente y de nuestro futuro.
Europa está inmersa en un invierno demográfico sin precedentes que nos ha convertido en un continente viejo, con un gran déficit de natalidad, agravado por el número de abortos y con cada vez menos matrimonios y más rupturas.
Los indicadores de población, de natalidad, de matrimonios y de rupturas familiares han empeorado sustancialmente, por lo que es necesario comprender que los problemas de la familia son problemas de toda la sociedad.
Como muestran los datos que nos ofrece el Informe sobre la población de Europa las personas mayores de 65 años superan en más de 18 millones a los jóvenes menores de 15 años. La natalidad es el problema más importante ya que cada vez nacen menos niños y se producen cada año un millón de abortos, lo que  lo convierte en la mayor causa de mortalidad.
En los últimos diez años la población europea se ha incrementado en 13,5 millones de personas, pero la causa fundamental del crecimiento ha sido la inmigración.  En el año 2016 en la Unión Europea hubo una inmigración de 1,2 millones de personas, pero un crecimiento natural negativo en 15.854 personas y lo mismo pasó en los años 2015 y 2016. Nacen menos personas de las que mueren, por lo que no hay reemplazo generacional.
La población inmigrante alcanza ya 38,6 millones de personas, el 8% de la población total de Europa, por lo que hay que considerarla como una realidad consolidada, máxime cuando estos inmigrantes crecen y los europeos van decreciendo cada año.
Las personas mayores de 65 años son casi 100 millones, de los que son mayores de 80 veinticinco millones. Podemos alegrarnos del aumento de nuestra esperanza de vida, pero no podemos olvidar las crecientes necesidades de la población anciana, que pone en cuestión cualquier cálculo de Seguridad Social.
Cada día en Europa hay 433 nuevas personas menores de 15 años, pero nada menos que 4.766 nuevas personas mayores de 65. En el 2050, si continúan estas tendencias, las consecuencias serán catastróficas.
Aquí en España se ha publicado el dato de que más de 1000 pueblos llevan varios años sin ningún nacimiento. La despoblación está a la vista.
La natalidad es consecuencia de la nupcialidad, pero esta se ha desplomado con cada vez menos matrimonios y más rupturas. Siete de cada diez hogares europeos no tienen ningún niño.
El panorama es desolador por lo que es necesario reforzar las  políticas familiares que se basen en una perspectiva de familia. Por mi parte creo que llevamos demasiado tiempo obsesionados con la perspectiva de género, que nos está llevando al desastre, pues es la familia el elemento esencial que da cohesión y estabilidad a la sociedad.
Francisco Rodríguez Barragán.
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Manifestaciones y objetivos políticos



            Hay especialistas en agitación y propaganda que van consiguiendo que la gente            acepte cualquier cosa
Me intranquiliza la proliferación de manifestaciones que se están produciendo ya sea sobre la independencia catalana, el rechazo de una sentencia o la reclamación del aumento de las pensiones. Ya sé que la Constitución reconoce el derecho de manifestación pacífica y sin arnas, aunque muchas de estas manifestaciones no resultan nada pacíficas si pretenden la ocupación de un palacio de justicia o el congreso de los diputados.
En una democracia consolidada, como presumimos de ser, nuestros representantes, a quienes hemos votado para que administren la cosa pública, serían los obligados a discutir para llegar a acuerdos satisfactorios para los ciudadanos. Pero no es así. Los partidos que recibieron nuestro voto no tienen en cuenta ni sus promesas ni a los españoles, ni colaboran entre ellos, sino que se divierten en sus enfrentamientos personales.
El bien común no está, desgraciadamente, por encima de los intereses partidarios. Más que una democracia esto es una partitocracia, en la que las cúpulas de cada partido deciden al margen o en contra de sus propios votantes, aunque luego estos vuelvan a votarlos por costumbres o como mal menor.
Volviendo al tema de las manifestaciones salta a la vista que están organizadas por verdaderos especialistas de agitación y propaganda, que tienen bastante claro lo que persiguen y que cuentan con los medios de comunicación, las redes sociales, la difusión de noticias falsas o falseadas y subvenciones.
Es sospechosa la unanimidad de los medios en repetir hasta la saciedad cualquier acontecimiento hasta conseguir que los políticos terminen estableciendo las leyes que apoyen determinadas ideas.
Paso a paso toda la población termina aceptando como moderno y necesario el feminismo o la ideología de género. Como la lucha de clases no motiva a nadie hay que abrir el camino a la lucha de sexos y hay que reconocer que van ganando. Una palabra maldita machismo está haciendo que los varones nos sintamos como los judíos en el nazismo, solo falta que nos cosan una estrella amarilla.
La gran victoria del feminismo ha sido que cualquier hombre pueda ser acusado de maltratador por una mujer, sin más pruebas y ser detenido, fichado y encausado y arruinarle la vida. El estado dedica dinero a campañas, teléfonos, asesores y asesoras para proteger a la mujer maltratada. El varón siempre pierde.
Un paso más en esta dirección han sido las movilizaciones, perfectamente sincronizadas, del caso de La manada. Sin haberse leído la sentencia ni haber meditado sobre ella, el feminismo busca que si una mujer señala como violador a cualquier hombre se aplique la doctrina del machismo y la violencia de género sin más trámite y el hombre acusado será condenado.
Es difícil hacerse oír si, en lugar de sumarse a las manifestaciones, con brazo amenazante en alto, recuerdas que la causa profunda de todo ello es la permisividad y el relativismo que todo lo invade, la pornografía al alcance del móvil y el ordenador, la exaltación del placer sin responsabilidad, la ingesta de alcohol y drogas, la falta de una educación en valores que nos haga reflexionar y crecer como personas y no como “manadas”.
Sobre las manifestaciones de pensionistas también habría mucho que hablar y especialmente de los desprestigiados sindicatos. No es solo que suban un determinado porcentaje a los pensionistas sino saber cómo se gasta el dinero que se recauda por cotizaciones.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en ACTUALL del 16 de mayo de 2018


viernes, 4 de mayo de 2018

Mes de mayo, mes de María


   Cuando las cosas se ponen feas y difíciles, María, la madre de Jesús nos dará su ayuda

El mes de mayo está dedicado a María. Hemos llenado nuestras ciudades, nuestros pueblos, nuestros caminos con imágines de María, la madre de Jesús, la sacamos en procesión y le cantamos, hacemos fiestas y romerías, pero en realidad qué representa María, la Virgen, para cada uno de nosotros, si es que sigue representando algo.
En este tiempo que se dice de libertad, tiempo moderno y desenfadado, que está terminando con la familia, que tolera las procesiones como tipismo, pero no admite la proclamación pública del evangelio de Jesús ni la difusión y defensa de sus valores, que ha exaltado la sexualidad a gozar del placer sin responsabilidad, pero rechaza la castidad, la alegría de la maternidad, de la paternidad, de la unión amorosa de por vida, de la transmisión de padres a hijos de los valores que dan sentido al amor entre un hombres y una mujer.
Aunque desde la Unión Europea o la Asamblea de las Naciones Unidas se ande tergiversándolo todo, con nuevos derechos, como el derechos al aborto que obligatoriamente han de dispensar los gobiernos,  con una  iniciación cada vez más precoz de la sexualidad en los niños, que está produciendo resultados desastrosos, la propaganda para cambiar de sexo, junto a la prohibición a los padres para ayudar a sus hijos en este trance, el panorama no me resulta tranquilizador.
Tampoco me resulta tranquilizadora la proliferación de manifestaciones multitudinarias con gritos y puños en alto, exigiendo esto o aquello, pero de inmediato. ¿Quién impulsa tanta manifestación y tanto griterío? ¿Tratan de emular las manifestaciones de mayo del 68? ¿Qué importante aportaciones de progreso nos trajo aquello?
Necesitamos retornar a nuestras raíces cristianas y el mejor camino para ello es María, la llena de gracia, la madre de todos los pecadores, la que nos invita a la humildad, en estos tiempos de soberbia, la que nos invita a la castidad, en estos tiempos de desmadre, la que nos invita a la oración, en estos tiempos de increencia.
Hay que volver a Dios y reconocer que no somos capaces de idear un mundo más justo, ni más solidario pues el que estamos produciendo es un mundo envejecido que camina hacia la catástrofe. Si no aumenta la natalidad, por mucho que gritemos en las plazas, el sistema de pensiones se hundirá de forma irremediable.
Hay que volver los ojos a María para que nos lleve de nuevo a Jesús. Por supuesto que el demonio tratará de impedir cualquier vuelta al cristianismo y a la devoción mariana. Pero es necesario que poco a poco, grupos de cristianos nos consagremos a María y busquemos su apoyo con constancia y entusiasmo. La mano de la Virgen está siempre dispuesta a ayudar, pero hace falta confiar más en ella que en nuestras soluciones, nuestras ideas, nuestras algaradas que nacen de la soberbia que nos inyecto el demonio, ayudado de infinidad de medios, que nos repiten machaconamente que Dios no es necesario, que nos bastamos nosotros solos y ¡así nos va!
Invito a las personas a recordar los tiempos en que la Virgen María representaba algo en sus vidas y quizás hasta la recitaron algún verso en este mes tan hermoso.
Francisco Rodríguez Barragán
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Escribir sobre las cosas que pasan es triste.



            Hoy mis comentarios no resultan nada divertidos
Hay días que escribir es llorar de pena, de rabia, de impotencia. Empiezo por el niño británico Alfie Evans a quien sus padres no pueden arrancar de las manos de unos doctores empeñados en dejarlo morir y de un juez que se cree por encima del bien y del mal y apoya que los doctores lo decidan, a pesar de que el niño ha seguido respirando sin ayuda mecánica. Quizás forma parte de esta ofensiva general contra la familia (padre, madre, hijos) de nuestros gobiernos occidentales empeñados en decidir sobre la vida, la educación y ¡hasta el sexo! de nuestros hijos.
Asesinar a niño ha pasado de impensable a aceptado en poco tiempo. Cualquier mujer en cuyo seno se está desarrollando una persona, pero no quiere ser madre, encuentra doctores mata-niños que la facilitarán abortarlo y, más aún, proclamarán que  gracias a nuestros avanzados gobernantes el aborto ha pasado de delito a derecho y los jueces pueden castigar a cualquiera que intente hacerle cambiar de idea.
Otro espectáculo bochornoso ha sido el aquelarre montado contra la sentencia del caso de “La manada”. Siempre entendí que todo litigio se formaliza entre las partes y después de un proceso casi siempre largo, recae la correspondiente sentencia que puede ser recurrida ante un tribunal superior por aquellos actores que la consideren lesiva para sus intereses. Pero que la gente se levante en varias ciudades contra la el fallo condenatorio, me parece algo novedoso y sumamente peligroso. Que una masa de personas se erija en juez y quiera hasta asaltar la audiencia provincial es, en mi opinión, una aberración intolerable. Toda esa gente que gritaba contra el fallo no había podido leer los hechos ni fundamentos de derecho de la sentencia. ¿Quién movía los hilos de todo esto?
La defenestración de la señora Cifuentes también me parece un espectáculo denigrante. A los gobernantes hay que juzgarlos por sus acciones de gobierno y los ciudadanos harán muy bien en examinarlos y negar su voto a quienes no hayan cumplido su programa electoral, se hayan aprovechado del cargo o hayan perjudicado el bien común. Pero de ninguna manera llegar a los extremos que han llegado con esta señora, cuya acción de gobierno, que era lo importante, ha quedado al margen.
La aprobación de los presupuestos, in extremis, también resulta altamente discutible. Son ya muchas legislaturas en que se compran los votos de los partidos nacionalistas, en perjuicio del bien común de todos los españoles. Cada vez que consigue un voto necesario el partido en el poder, casi seguro que ha sido a costa de todos. Estas prácticas hay que erradicarlas. Vengo diciendo que lo importante no es tanto aprobar el presupuesto del año en curso como presentar los resultados del año anterior y que sepamos cómo se gastó nuestro dinero.
El famoso artículo 155 es otro esperpento deplorable. El estado central no ha gobernado en absoluto en Cataluña, que continúa con sus malas prácticas, sino que ha pasado a los jueces la “patata caliente” para que ellos se lo arreglen a ver si pronto entramos en la “normalidad del diálogo” que es una manera de no resolver ningún problema sino irlo aplazando hasta que reviente.
Por todas estas cosas y otras muchas que no cito, escribir es llorar de rabia e impotencia.
Francisco Rodríguez Barragán
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La posverdad entró en el diccionario de la RAE



            Pero hace tiempo que entró en nuestras vidas a través de los poderosos             medios que nos gobiernan
Cada vez se emplea más a menudo la palabra “posverdad” que la Real Academia Española incluyó hace poco en el diccionario definiéndola como distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.”
No sé si somos conscientes de la gravedad de este hecho que ha ido creciendo  desde hace tiempo como técnica de manipulación masiva que no solo cuenta con los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, sino que se ha ampliado con el crecimiento de las llamadas redes sociales que, sin ningún control, todos utilizamos desde nuestros teléfonos móviles, nuestras tablets o nuestros ordenadores domésticos.
Si Goebbels, ministro alemán de propaganda del III Reich, proclamó que una mentira repetida miles de veces se convertiría en verdad, no podía imaginar la rapidez de los medios técnicos actuales para “convertir en verdad, o mejor en posverdad, cualquier mentira.”
Se ha producido una importante mutación social por la que se ha abandonado la búsqueda de la verdad sustituyéndola por la aceptación de cualquier afirmación que cuadre con las ideas y sentimientos de cada cual. La verdad no es más que lo que yo decida que sea.
Estamos cada vez más lejos de la frase de Machado: ¿Tu verdad? no, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela.
La búsqueda de la verdad que, desde tiempo inmemorial, ha sido el gran motor de la civilización ha sido abandonada por nuestra insensata posverdad que no es la humilde aceptación de que otros pueden pensar de otra manera y podemos llegar a entendernos, sino que yo creo lo que me parece y puedo imponer la verdad que me gusta si  colaboro en difundirla en forma de un tuit viral, y casi siempre anónimo, a través de Whatsapp, Twiter, Messenger etc. que el receptor volverá a transmitir a sus contactos si coincide con sus ideas y sin más examen.
Si lo pensamos atentamente nos daremos cuenta de nuestra propia responsabilidad en la difusión de mentiras, insultos, descalificaciones o simple chocarrería indecente, pues nuestro ingenio para la inútil o lo soez es inagotable.
Es la verdad la que nos hace libres y la mentira esclavos, de aquí la importancia de buscarla con tesón y saber distinguirlas. Esto requiere esfuerzo pero vale la pena. Nuestra conciencia está orientada hacia la verdad, no queremos que nadie nos mienta, pero si cada cual decide sobre cualquier cosa sin dedicarle el esfuerzo de pensar y analizar para aceptar lo bueno, lo noble, lo correcto y rechazar lo malo, lo torcido o lo falso, no tendremos derecho a quejarnos de que las cosas vayan mal y será inútil que salgamos a la calle a dar voces en lugar de meditar atentamente a quien damos nuestro voto, quien nos ofrece más garantías, o qué puedo hacer yo para servir al bien común.
Ya sé que los medios de comunicación y las redes sociales son una fuerza formidable por es necesario que seamos capaces de ponerlas al servicio del bien común, al servicio de la verdad sin decir con displicencia como Poncio Pilatos: ¿qué es la verdad? Y lavarse las manos. Empecemos por los mensajes que recibamos y analicemos si sirven al bien común y a la verdad o es mejor borrarlos.
Francisco Rodríguez Barragán
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Una Europa sin alma que no me gusta



            Pudo ser una Europa de estados soberanos, pero ha venido a parar en una        Europa totalitaria que demoniza a quienes piensen distinto.
Recuerdo cuando empezó a hablarse de Europa como un proyecto que evitara nuevas guerras. Unos gobernantes decididos, Adenauer, Schuman, Spaak y De Gasperi, dieron vida a diversos tratados que ligaban a sus estados en asuntos concretos: el carbón y el acero, la energía atómica, etc. y en 1957 se firmó el Tratado de Roma y se creó el mercado común.
España solicitó su ingreso en 1962, que no fue aceptado  por carecer de un régimen democrático y muchos españoles jóvenes lamentamos nuestra marginación de un proyecto ilusionante. En nuestro periodo de transición Adolfo Suárez volvió a solicitar el ingreso en 1977 y tras un periodo larguísimo de negociaciones entró en la Unión Europea en 1985.
Desde que comenzó a gestarse Europa como mercado común hasta nuestro ingreso habían ocurrido muchas cosas, alguna tan grave como las revueltas de mayo de 1968, que introdujeron la modificación de nuestras costumbres sociales y junto con la difusión de los métodos anticonceptivos, un rechazo de los valores familiares y del cristianismo que los sustentaba.
Se fue pasando de una Europa de los estados a una unión europea en la que los estados empezaron a ceder parte de su soberanía y en 1993 el tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht, dió paso al sistema actual en el que se consolida un gobierno y un parlamento para toda la Unión, cuyas decisiones son de obligado cumplimiento.
El Tratado de Maastricht elimina cualquier referencia a las raíces cristianas de Europa e impone desde una mentalidad totalitaria, de la que no se puede disentir so pena de ser demonizado, no la revolución comunista que había caído en el 1989, sino la lenta introducción de nuevos derechos, como el aborto o la aceptación de diversos tipos de familia, que en realidad representan su desaparición.
 Los estados como Hungría o Polonia que no están dispuestos a abandonar sus propios valores son atacados sin contemplaciones, como “extrema derecha”.  En España un decidido seguidor de los nuevos valores y los nuevos derechos fue Rodríguez Zapatero, pero su sucesor Mariano Rajoy, olvidando lo que prometió en su propios programa, ha aceptado y mantenido las leyes de Zapatero, no sé si por presiones políticas o por un cambio de sus convicciones, si las tuvo.
Al mismo tiempo se impone la obligación de abrir las fronteras al islam que, si bien resulta un multiculturalismo imposible, sirve para expulsar al cristianismo de la plaza pública y reducir cada vez más su papel inspirador de valores. Los inspiradores de la Unión Europea ven la cultura cristiana como un obstáculo a sus objetivos  de lograr una libertad sexual expansiva y la eliminación de la familia tradicional.
Los resultados e esta política están a la vista: caída en picado de la natalidad y la nupcialidad, un envejecimiento progresivamente acelerado de la población y una juventud sin referencias históricas ni culturales que cree tener derecho a toda y no estar obligado a nada.
La disminución de la población es un viejo sueño maltusiano para salvar el planeta. La ecología se presenta como el nuevo valor a defender y el cuidado de las mascotas va sustituyendo rápidamente al cuidado de los niños.
La Europa de las naciones y los valores cristianos se ha hundido, pero la Europa que la ha sustituido marcha también hacia el fracaso. Todo es cuestión de tiempo si continuamos gobernados por esa nube de burócratas amaestrados desde Bruselas.
Francisco Rodríguez Barragán
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Publicado en Actuall el 19 de abril 2018.