No deja de ser curioso que
una Europa cada vez más problemática y descristianizada ofrezca el premio
Carlomagno al Papa Francisco. He leído y releído el discurso del Papa y se me
ocurren algunas observaciones, dentro del mayor respeto..
Habla el Papa de la
creatividad, el ingenio y la capacidad de levantarse que forman parte del alma
de Europa y después de tantos enfrentamientos y crueles guerras ha sido una
novedad el acuerdo de los pocos países que buscaron resurgir de las cenizas y
buscar acuerdo para el bien común.
Señala también el Papa que
esta Europa cada vez más amplia parece sentir menos suyos los muros de la casa
común, seguramente por haberse apartado del proyecto de los padres fundadores,
somos más países pero no está nada claro que busquen el bien común sino los
propios intereses. Dice el Papa que está convencido de que la resignación y el
cansancio no pertenecen al alma de Europa.
A continuación recuerda
Francisco de que en el Parlamento Europeo dijo que crecía la impresión
generalizada de encontrarnos con una Europa cansada y envejecida, incapaz de
generar nuevos dinamismos en la sociedad, lo cual comparto.
Trata el Papa de levantar la
moral de Europa recordando a los padres fundadores, mensajeros de esperanza,
que invitaron a todos a un trabajo constructivo de paciente y amplia
cooperación y trata de conseguir una transfusión de memoria, capaz de
actualizar la idea de Europa con capacidad de integrar en ella a las gentes que
ahora la poblamos.
Tengo mis dudas de que sea
posible, aquí y ahora, conseguir una identidad europea dinámica y
multicultural. Desde luego el camino que hemos emprendido me parece
absolutamente equivocado. Para integrar a gentes de otras religiones no se nos
ha ocurrido mayor disparate que abandonar nuestras raíces cristianas. Esto no
lo dice el Papa, lo digo humildemente yo.
La capacidad de diálogo que
evoca el Papa como constitutivo del alma europea no me convence. De hecho el
mundo musulmán me parece impermeable a nuestras ideas. El mundo romano y el
mundo bizantino pueden entenderse pero el mundo musulmán me parece difícil,
aunque haya llegado un musulmán a Alcalde de Londres Nada me alegraría más que tener que cambiar de
opinión sobre esto.
Otra capacidad que invoca
Francisco es la de generar que se produce cuando todos resultan implicados en
una tarea común, especialmente la
juventud. Dice el Papa que ha reflexionado sobre ello preguntándose la forma en
que podemos hacer partícipes a los jóvenes “cuando les privamos del trabajo”,
de empleo digno que les permita desarrollarse. Se pregunta también sobre la
dificultad de reconocerles protagonistas cuando los índices de desempleo y
subempleo de millones de jóvenes van en aumento.
Dice que esto requiere la
búsqueda de nuevos modelos económicos más inclusivos y equitativos. Pasar de
una economía líquida, que tiende a favorecer la corrupción como medio de
obtener beneficios a una economía social que invierta en las personas, pero
desgraciadamente no dice cómo hacerlo.
Termina su discurso soñando
con una Europa joven, soñando que se hace cargo del niño y que socorre el pobre
que viene buscando acogida, soñando con que los jóvenes pueden casarse y formar
una familia…
Creo que es fácil compartir
el sueño de Francisco, pero ¿Cómo hacer realidad estos sueños?
Francisco Rodríguez Barragán
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