Cuando muestro mi perplejidad o
mi desazón ante actitudes y conductas habituales de la gente que me rodea, se
me contesta con la frase: estos son otros
tiempos, que al parecer todo lo justifica.
Todos los tiempos fueron “otros”
respecto a los anteriores y a los siguientes. Jorge Manrique dejó escrito en el
siglo XV que a nuestro parecer cualquier
tiempo pasado fue mejor, pero desde
hace bastante tiempo lo que se trata de inculcar es que cualquier tiempo pasado
fue peor, todo oscuridad, represión, tristeza y hambre hasta que con la
transición y la democracia en España
vuelve a amanecer.
He vivido aquellos tiempos y
éstos, y no creo que todo lo pasado fuera malo y todo lo presente sea bueno. La
bondad de nuestro presente no parece nada sólida. El estado-providencia, el
estado del bienestar, se nos está cayendo a pedazos. Pienso que nuestro futuro
será muy distinto de nuestro presente y que debemos ponernos a pensar en el
futuro que deseamos.
En La Verbena de la Paloma se
cantaba aquello de “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Todos
nos alegramos de los adelantos de la
ciencias y la técnica que nos han facilitado muchas cosas en nuestra vida
diaria, pero los electrodomésticos, los medios de transporte, los ordenadores y
los mil y un cacharros electrónicos que utilizamos no nos hacen mejores
personas.
Los tiempos serán mejores si
cada uno de nosotros somos capaces de desplegar al máximo nuestros talentos,
nuestras capacidades, pero ello requiere esfuerzo, educación de la voluntad,
dominio de sí mismo, búsqueda constante de todo lo que sea bello, bueno y
verdadero.
No me parece que estos últimos
tiempos se caractericen por haber impulsado a las nuevas generaciones hacia la
responsabilidad, la excelencia, el esfuerzo sostenido. Por el contrario, los
valores que se han inculcado, y que no son tales, son el hedonismo, que busca
disfrutar de todo con el mínimo esfuerzo, el consumismo, que nos dice que necesitas de
todo para ser algo, el relativismo, que nos
exime de buscar la verdad y una
hiperinflación de nuevos derechos, inspirados en la ideología de género y el
feminismo, que nos están despojando de nuestra propia identidad como personas.
Hemos sido ampliamente
manipulados y engañados. La asignatura de Educación para la Ciudadanía ha sido
un intento de ingeniería social para manipular a las nuevas generaciones para
que ejerzan una sexualidad sin responsabilidad, una tolerancia en la que nada
es bueno ni malo, una defensa del planeta del calentamiento o de la superpoblación,
que justifica el aborto y después la eutanasia y sobre todo a estigmatizar y
anular la presencia de la religión.
Los tiempos que empiezan hoy
mismo serán también otros tiempos. ¿Cómo queremos que sean? Serán mejores si nos decidimos a mejorarnos a
nosotros mismos y serán peores si seguimos dejándonos manipular, si seguimos
reclamando derechos sin asumir deberes, si esperamos pasivamente que el estado,
Europa, la ONU o algún líder carismático vaya a salvarnos. La única salvación
posible es la que nos ofrece Dios en Jesús: buscad el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por
añadidura.
Francisco Rodríguez Barragán