Ni me
gustan las leyes que se van dictando y aceptando para conseguir la eliminación de nuestros valores y
nuestra Patria
La bandera arco iris está
presente estos días hasta el empacho a pesar de ser una pura contradicción.
Ignoro si han salido las zafias mojigangas en la que algunos individuos dan
rienda suelta a sus más bajos instintos.
Yo estoy de acuerdo con la
reivindicación feminista, que defendía Lidia Falcón, de que las mujeres tienen
unas cualidades intelectuales idénticas a los hombres para aspirar a cualquier
puesto por sí mismas, sin necesidad de cuotas.
Pero el reconocimiento de esta
igualdad básica no puede generar al mismo tiempo la desigualdad que predica que
el hombre heterosexual es machista y maltratador.
Por desgracia, cuando no se
tiene razón, se dicta una ley mordaza, la nefasta ley contra la violencia de
género que anula la presunción de inocencia del varón y que se utiliza para
arruinarle la vida a cualquier hombre. Las denuncias de mujeres arteramente
asesoradas por profesionales para quedarse con la casa o el dinero son de sobra
conocidas en los juzgados. Las que los jueces consideran denuncias falsas no se
publican, pero si algún varón al verse perdido frente a su pareja la asesina,
será proclamado en todos los telediarios como crimen machista sin más para
escarnio y vilipendio. Si el asesino es extranjero se oculta.
¿No hay mujeres que matan a sus
parejas? Seguramente, pero al dato no se le da publicidad alguna. Los que han
alzado la voz pidiendo que el enfoque correcto sería hablar de violencia
intrafamiliar, han sido rápidamente motejados de ser extrema derecha y por
tanto silenciados.
Pero al mismo tiempo que se
abusa de esta ley que exige la existencia de hombres y mujeres, se introduce el
bodrio de la ideología de género, en la cual cualquier hombre puede
autodefinirse como mujer y cualquier mujer como varón. Este movimiento que va
alargando su denominación LGTBI… para incluir todas las desviaciones posibles
es el que está presente con su bandera en los edificios públicos, las
furgonetas de correos, las cadenas de
televisión, las fachadas de los partidos y hasta ¡los logos de la Guardia
Civil!
Otro bodrio fue autorizar el
matrimonio entre personas del mismo sexo, lo cual es una absoluta
contradicción. Son parejas estériles que luego buscan vientres de alquiler para
presumir de descendencia o si se trata de lesbianas consiguen hijos por
inseminación artificial.
Para que estos “nueves
derechos” se puedan inculcar a los niños desde pequeñitos quieren proclamar leyes que eduquen en estas teoría
disolventes de la familia, tal y como ha sido siempre, pero hay que ser
progresistas, avanzados, seguir las directrices de los globalistas que quieren
eliminar la institución familiar y la religión para hacer un mundo diferente e
irreconocible.
Estos globalistas que ocupan
los puestos más influyentes en los organismos internacionales, están empeñados
en disminuir la población del planeta a través del aborto y la eliminación de
los mayores y lo van consiguiendo: los niños que han sido abortados superan a
los muertos de las guerras mundiales y los mayores de 70 años los hemos visto
caer como chinches en las residencias y si esto falla se dicta una ley de
legalización de la eutanasia.
Lo curioso de todo esto es que
no es cosa solo de la izquierda, que sigue el libro rojo de Mao, sino también
de la derecha incapaz de defender los valores ni la patria. Atentos a lo que
hagan con la ley-mordaza de la memoria histórica. ¡Fascista quien se
oponga! Y además se les multa, se les
detiene, se les encarcela y… todos callarán, como hasta ahora.
Francisco Rodríguez
Barragán
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