Después de mi artículo de
hace un par de semanas en el que la historieta de la rana hervida me servía
para una reflexión sobre el proceso que padecemos de eliminación de nuestras
raíces para ir aceptando cualquier cosa
que quiera imponernos el gobierno de turno, he sabido que este proceso está estudiado
perfectamente por el politólogo norteamericano Joseph Overton y funciona en una
sociedad tolerante, sin ideales rigurosos y en la que la división entre el bien
y el mal no esté claramente establecida.
Se trata de una secuencia de
acciones concretas con el fin de conseguir el resultado deseado que puede ser
más eficaz que un arma de destrucción masiva. Es la ventana de posibilidades
con la que es posible legalizar desde la eutanasia al canibalismo.
Aquí ya viene funcionando
hace tiempo por ejemplo con el aborto,
en donde se pasó de su despenalización a convertirlo en un derecho o la sodomía y la homosexualidad que está
plenamente legalizada, pues ha pasado de ser una práctica sexual aberrante a la consideración de matrimonio respetable.
Naturalmente que esto no
ocurre de un día para otro. Hacer socialmente aceptable una práctica que
durante siglos era rechazable se produce por etapas. La secuencia es pasar de
lo impensable a lo radical, de lo radical a lo aceptable, de lo aceptable a lo
sensato, de lo sensato a lo popular, de lo popular a lo político
En primer lugar hay que
hacer desaparecer del lenguaje las palabras mismas que identificaban aquello que
se quiere cambiar y desde estas nuevas palabras pasar a su defensa radical, a
ir proponiendo su aceptación, a presentarlo como algo sensato, como algo
popular y por último que los políticos lo conviertan en medidas coercitivas..
La defensa de la salud
sexual y reproductiva de las mujeres o la defensa de la planificación familiar,
exige métodos y medidas que desplazan la cuestión del aborto a la interrupción voluntaria del embarazo en
las mejores condiciones sanitarias posibles. Se pasa de lo rechazable a lo
socialmente aceptable. Si alguien
esgrime el derecho a la vida
del concebido se le ignora sin más.
Hablar de sodomía está feo,
pues se cambia por orientación sexual,
que resulta más científico y se defiende el derecho de cada cual a decidir la
forma de ejercer su propia sexualidad, incluso a elegir si quiere aceptar su
sexo biológico o cambiarlo. Si alguien invoca que la sexualidad está al servicio de la procreación también se le
ignora o se le ridiculiza.
La eutanasia está en pleno proceso de legalización y como es natural
se le llama derecho a una muerte digna,
se busca el apoyo científico, se publicita en los medios y se convierte en un
derecho que la sociedad termina considerando aceptable y sensato a un paso de
su aprobación por los legisladores.
Todo empezó con la tolerancia. Hace ya bastante tiempo que
fuimos convencidos de que hay que ser tolerantes con todo lo que se nos
presente como progresista aunque el resultado ha sido la aparición de una
radical intolerancia hacia quienes se opongan a la presión que padecemos. Por
eso pienso que se combate siempre a la religión como el baluarte que puede
oponerse a la manipulación educativa en la que lo bueno y lo malo lo terminan
decidiendo los parlamentos.
Francisco Rodríguez Barragán
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