viernes, 28 de diciembre de 2018

Algo habrá que hacer para que el 2019 sea mejor que el 2018



            A ver cómo los ciudadanos (esta palabra incluye a hombres y mujeres)   podemos conseguir que los políticos trabajen por el bien común
Las cosas importantes no podemos dejarlas en manos de los políticos y menos en políticos que andan siempre peleándose, preocupados más por las próximas elecciones que del bien común, aunque ellos digan lo contrario.
Para mí son cosas importantes la familia en que nací y la que yo formé, la lengua que hablo, el español, que me permite entenderme con cientos de millones de personas del otro lado del Atlántico, mi país con su historia, sus paisajes y sus diferentes tradiciones o las creencias y valores que me ayudan a vivir y a distinguir el bien del mal.
Pues todas esas cosas andan los políticos manoseándolas, cambiándolas y dictando leyes en las Cortes y en los mini-parlamentos de cada autonomía. Lo mismo legislan sobre el sexo, sobre la familia, sobre la educación, sobre el feminismo y el machismo y sobre cómo tenemos que hablar pasando por encima de la Real Academia.
Se dedican a reescribir la historia a su capricho, igual que en la novela de Orwell -1984- y también reinventan un neo-lenguaje, cansado y repetitivo. Por favor, dejen la historia para los historiadores debidamente acreditados y cesen de querer desenterrar muertos y airear odios y enemistades que ya estaban olvidados.
En el lejano mayo del 68 se decía aquello de “prohibido prohibir” pero cada día hay algún partido que se le ocurre prohibirnos algo o imponernos algo y lo consiguen siempre que obtengan la aquiescencia de cualquier parlamento o parlamentillo y hasta las corporaciones municipales dictan ordenanzas de lo más variado, pero siempre con una carga económica para el ciudadano.
En los tiempos del imperio español en América los gobernantes eran sometidos al llamado juicio de residencia por el que cualquier perjudicado por su gobernanza podía reclamar ante la corona- Ahora cada vez que termina una legislatura, tendríamos que hacer un severo juicio y mirar con lupa lo realizado por el partido gobernante, las promesas incumplidas, las deudas que resulten de su administración, las corrupciones y corruptelas,,, e inhabilitar por largo tiempo a tales gobernantes para continuar en política.
Siempre que llega el fin de un año se nos habla de los presupuestos a aprobar aunque yo preferiría que antes se presentara una cuenta de resultados para saber cuánto pagamos los ciudadanos y como se emplearon nuestros dineros, si se gastó más en mantener el aparato que en realizar obras necesarias o cómo se hizo la redistribución de la renta detraída vía impuestos. Esta cuenta de resultados sería más difícil de aprobar si los ciudadanos tuviéramos unos representantes que en verdad nos representaran.
Creo que sobran páginas en los boletines oficiales. A ver si el año próximo alguien se dedica a publicar en tales boletines la derogación de todas las leyes, decretos y órdenes inútiles y también la eliminación de las administraciones paralelas e inútiles que tanto abundan. Hay que evitar que consuman la riqueza que unos producen aquellos que no producen nada útil, salvo que estén impedidos para el trabajo.
Vamos a ver si logramos un 2019 mejor que este que se acaba.
Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en

Feliz Navidad pero ¿qué significa la Navidad?



            Entre bullanga y fiestas puede que perdamos el sentido de la Navidad    
Nuestra sociedad, cada vez menos religiosa, celebra cada año  la Navidad deseándose unos a otros felicidades, pero posiblemente la felicidad consista para la mayoría en pasarlo bien comiendo, bebiendo, cantando y gastando.
El hecho tremendo de que nazca como hombre el Hijo de Dios en cumplimiento de una promesa hecha por Dios mismo al principio del mundo y anunciada una y otra vez a lo largo de los siglos hasta que hace más de dos mil años ocurrió en Belén.
Pero en la barahúnda del acontecer diario este hecho apenas si es recordado, meditado, adorado, aunque se iluminen las ciudades, se construyan belenes, se alcen árboles que se dicen de Navidad, pasados unos días todo desaparece, se apaga y seguimos con nuestra ajetreada vida en la que vamos envejeciendo inexorablemente con una sensación de vacío creciente a medida que pasa los años.
El nacimiento de este niño en Belén cerró milenios de historia y abrió otra era, la cristiana, a partir de la cual vamos contando los años. Algunos esperan la vuelta de Jesús al fin del mundo pero desaprovechan su venida permanente entre nosotros hecho pan. vino y palabras de vida, capaces de dar un sentido nuevo y eterno a nuestra existencia.
No se nos ha dado ninguna otra palabra por la que podamos salvarnos para toda la eternidad que la buena noticia del evangelio, pero seguimos ciegos inventado programas, sistemas, vacuas teorías que pasan como nubes de verano, mientras que hacemos oídos sordos a la llamada del que es camino, verdad y vida, y nos dice: si alguna quiere venir en pos de mi que se niegue a sí mismo tome su cruz y me siga.
Pero negarse a sí mismo y tomar la cruz no parece un programa atrayente para los que quieren disfrutar del placer sin restricciones, del poder y del poseer, aunque Dios mismo nos asegure la victoria definitiva.
Casi nadie, al parecer, quiere ser salvado por Dios sino salvarse a sí mismo, lo que es imposible. Podemos contemplar en lo que terminan las glorias mundanas, pero ni por esas.
Jesús, el niño que nació en Belén, será crucificado, muerto y sepultado, pero resucitó al tercer día y si Cristo resucitó todos podremos resucitar. Dios se hizo hombre para que los hombres pudieran llegar a Dios a través de Jesús que sigue actuando en medio de nosotros. Estamos salvados en esperanza y tanto la fe para creer como la esperanza en el mundo futuro, podemos pedirlas a Dios, pero rechazar su invitación, decirle a Dios que no lo necesitamos o locamente negar su existencia tendrá, sin duda, consecuencias para cada persona.
La Navidad, el nacimiento de Jesús, no es un hecho insignificante sino grandioso, que no podemos tomarnos a la ligera. Es el cumplimiento solemne de la promesa de Dios que nos mandaría a su propio hijo para salvarnos por su medio para una bienaventuranza eterna que jamás podríamos alcanzar por nosotros mismos.
La alegría de la Navidad consiste en esto: saber que Dios se ha hecho hombre para que nosotros podamos llegar hasta Dios.

Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en


martes, 18 de diciembre de 2018

Se acumulan los problemas ¿quién los resolverá?



                Hemos pasado en cuarenta años de una hermosa esperanza a una        angustiosa desazón
Todos los medios de comunicación han publicado con grandes titulares la caída de la natalidad en el primer semestre y el aumento de las defunciones lo que implica un descenso de la población, pero esta situación no se ha producido de la noche a la mañana y de forma imprevisible.
Hace bastante tiempo que comenzó la caída de la natalidad en España al mismo tiempo que también caía la tasa de nupcialidad, pero los informes del Instituto de Política Familiar o los del Instituto Nacional de Estadística no merecieron la atención de los medios de difusión.
No sé si para tranquilizar a la población o siguiendo instrucciones de “más altos y severos organismos” se han apresurado a publicar que este déficit poblacional está compensado con el aumento de la emigración, es decir: no se preocupen si los españoles estamos en proceso de extinción pues ya vendrán de África a poblar nuestra península. ¿Creen que exagero? Tiempo al tiempo, aunque yo no estaré ya aquí para comprobarlo.
He leído en algún lado que la ley de eutanasia que prepara el gobierno quizás sea innecesaria ya que España se está suicidando sin ayuda.
Hay quien me recuerda que los españoles  también fuimos emigrantes en Alemania durante muchos años pero pienso que la situación es distinta. Alemania salió de la guerra con un déficit de población mientras que mantenía casi intactas sus fábricas. Por el contrario España salió de la guerra sin industrias que pudieran absorber el excedente campesino que se veía necesitado de acudir a Alemania o a la vendimia francesa. Aquello fue una emigración de ida y vuelta, bastante regulada. Nada que ver con la invasión  de pateras que padecemos.
Pero volviendo a nuestra situación de envejecimiento de la población puedo comprobar cada día que en mi barrio somos muchos viejos, pocos niños, muchas mascotas y cada vez más musulmanes que van ocupando bloques enteros de las viviendas baratas que se construyeron en los tiempos de la Obra Sindical del Hogar (que no forma parte de la memoria histórica que se enseña en los colegios).
La emigración americana, de la que se habla poco, ha encontrado ocupación en las empresas de limpieza y en el acompañamiento de las personas mayores que no pueden valerse por sí mismas. Los africanos o bien tienen medios para montar sus propios negocios de todo a 100 o malviven vendiendo baratijas de forma ambulante y algunos manteros. Cuando hace algunos años tuvimos la burbuja inmobiliaria muchos encontraron trabajo como peones de la construcción:
Se nos van acumulando los problemas, unos viejos como el separatismo y la corrupción y otros como la educación convertida en adoctrinamiento, la manipulación de la historia con el engendro de Ley de Memoria Histórica, la ley sobre violencia de género que criminaliza al hombre por ser hombre y la situación de una clase media de médicos, maestros, profesores y hasta jueces que salen a la calle a reclamar sus derechos, pues han pasado de ser clases respetadas a ser agredidos de diversas formas o la “inseguridad social” que no sabe si podrá garantizar las pensiones y un largo etcétera.
Hace cuarenta años vivimos una hermosa esperanza, hoy una inquietante desazón. Habrá que rezar por nuestros políticos para que sean capaces de preocuparse menos por su partido y más por el bien común.
Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en


Elecciones andaluzas y 40 años de la Constitución



            La sorpresa de las elecciones andaluzas ya veremos cómo termina y      sobre nuestra vida constitucional habría que reflexionar
Esta semana comenzó con las elecciones andaluzas y su resultados, alejados de las encuestas,  enfadaron a unos y otros, especialmente a la extrema izquierda que se ha lanzado a la acostumbrada siembra de odio en calles y plazas, que esperemos vaya remitiendo, pero la construcción de un gobierno alternativo al que lleva treinta y seis en el poder no será tarea fácil  y cuyo desenlace todavía está por ver, incluida la posibilidad de nuevas elecciones.
Después vino la celebración del cuarenta aniversario de la Constitución de 1978 que tuvo los magníficos discursos de la presidenta del Congreso y del Rey Felipe VI, pero con importantes ausencias de representantes autonómicos  y delirantes manifestaciones, también de la montaraz extrema izquierda, siempre preparada para el motín y la algarada que se inició el 15-M por los que se llamaron a sí mismos los  indignados y hoy en franco retroceso, quieren deslegitimar la transición, la constitución y la monarquía parlamentaria.
Pero después de evocar aquel momento esperanzador en el que un grupo de personas redactaron la constitución para terminar con viejos enfrentamientos, quizás convendría reflexionar sobre la realidad vivida en estos cuarenta años que presenta importantes sombras y problemas.
En primer lugar sobre el desarrollo autonómico que ha servido de caldo de cultivo para el crecimiento de graves desafecciones nacionalistas que han enlazado su vieja aversión a formar parte España con la venta abusiva de sus votos a los partidos nacionales que los necesitaran para alcanzar el poder, sin que estos partidos nacionales cayeran en la cuenta de que estaban cebando al nacionalismo excluyente, que ha estallado en Cataluña y pretende anexionar a su deriva a los que ellos llaman “países catalanes”.
Bajo el dorado marco de la Constitución no podemos ignorar que ha habido y hay corrupción, difícil de erradicar tanto a nivel nacional como autonómico así como las actuaciones de las llamadas cloacas del Estado y su colaboración en los más turbios asuntos. (Los graves atentados del 11-M del 2004, en víspera de unas elecciones nacionales, que dieron el poder a Rodríguez Zapatero, no están, en mi opinión, suficientemente aclarados ni, al parecer, nadie quiere que se aclaren.)
La destrucción de la familia a través del divorcio y las uniones libres, la difusión de la ideología de género y de los llamados nuevos derechos, sobre todo el del aborto que comenzó como una simple despenalización y ha hundido la natalidad, la llamada violencia de género que hace sospechosos de machismo a todos los hombres, el mismo tiempo que se difunde una libertad sexual desde el jardín de infancia, son cosas que se han nacido y crecido en estos cuarenta años bajo el manto del progresísmo o que “estamos en otros tiempos”.
Aunque se hable de libertad de conciencia y de religión, lo que se promociona desde el estado es un  laicismo excluyente en el que cualquier idea de Dios o de lo transcendente han sido abolidas. Quizás se aceptan e incluso se promocionan manifestaciones religiosas como atractivo turístico, pero invocar el pensamiento cristiano como elemento configurador de la realidad social y política no parece que haya sido sea aceptado por los partidos políticos que hasta ahora están llevando la voz cantante.
Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en



¿Quién habla hoy de castidad?



            Las palabras castidad, pecado, fornicación, lujuria, parecen haber sido    descatalogadas, suprimidas.
Se habla mucho de sexualidad, se quiere incluso incluirla en la educación infantil a cargo del estado, pero se silencia la palabra castidad como obsoleta y descatalogada, cuando ella significa nada menos que la integración lograda de la sexualidad en la persona. La virtud de la castidad entraña la integridad de la persona y la integridad del don de la propia vida.
La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí en una verdadera educación de la libertad humana, pues la libertad, que nos constituye como personas, exige que seamos capaces de someter nuestras pasiones y deseos a un riguroso control de la razón, la que nos permite distinguir en cada elección lo que está bien o lo que está mal.
En la medida que conseguimos nuestra integridad, renunciando a las pasiones, podremos irnos constituyendo en un auténtico don para ofrecerlo puro y valioso bien en el matrimonio,  bien en la vida consagrada a Dios y a los demás.
Lo mismo que los atletas se entrenan para alcanzar difíciles metas o los que dedican su esfuerzo al estudio y la investigación para avanzar en el conocimiento necesitan someterse a una exigente disciplina, todos necesitamos de la castidad simplemente para ser personas íntegras.
Frente a las avasalladoras llamadas a gozar sin limitaciones de todos los placeres, especialmente los de la carne, hay que proponer el ejercicio de la castidad como única vía para realizarnos como personas auténticas.
Seguramente habrá muchos que la castidad la asocian con los votos monásticos, castidad, pobres y obediencia, sin relación alguna con nuestra vida de cada día. Craso error. La castidad es una virtud que necesitamos ejercitar para obtener una vida más plena.
Lo contrario de la castidad es la lujuria que se nos ofrece con el máximo refinamiento para atraernos a la fornicación y fornicar es un pecado, aunque creamos que todo esto está pasado de moda y que lo que impera hoy es gustar de todos los placeres, “comamos y bebamos que mañana moriremos”.
La caída de la nupcialidad: poca gente se casa y muchos se casan y se descasan con más de cien mil divorcios al año, las acusaciones de machismo desde un feminismo feroz y combativo o la violencia intrafamiliar, hasta el asesinato, quizás habría que buscar sus causas en el deseo inmoderado de placer y en el olvido y rechazo de las virtudes que pueden hacernos personas cabales e integras.
Ahora todo el mundo quiere aparecer como “progre”  lo cual implica aceptar los dogmas que está imponiéndonos la progresía sin ninguna autoridad para ello, consumir y consumir de todo, aunque sea nocivo: sexo, droga, pornografía, imágenes lascivas a domicilio, espectáculo, etc. etc.
Para esta clase de vida que se nos ofrece Dios resulta un estorbo. Como mucho estamos dispuestos a dar algo de tiempo o dinero para los que carecen de todo. Con ello nos sentimos justificados para seguir viviendo sin pensar siquiera en que después de esta vida haya otra.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en




Sobre adelantos y barbaridades



            Estamos convencidos de la bondad de los adelantos de la ciencia pero habría    que reflexionar si efectivamente nos hacen mejores.
En la zarzuela La verbena de la Paloma, se decía aquello de hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad y sin duda era tan cierto entonces como hoy el adelanto de la ciencia, aunque habría que reflexionar sobre las ventajas de los adelantos.
Por ejemplo gracias a los estudiosos del comportamiento social resulta mucho más fácil influir en la conducta de las personas ya sea para comprar algo que, a lo mejor, no necesita, como para aceptar los dogmas que vienen imponiéndonos, no sabemos bien quien,  para ser reconocidos como progresistas o políticamente correctos.
La gente ha tragado con la ideología de género, a pesar de que muchos científicos hayan señalado su radical falsedad, gracias a los avances de la propaganda y la feroz dictadura de los medios de comunicación.
El sexo como constructo social y por tanto disponible a voluntad ha llegado a oscurecer la rotunda realidad de la biología, lo cual no me parece ningún adelanto aunque se nos venda como un “nuevo derecho” para elegir entre un amplio catálogo de opciones, en mi opinión, aberrantes.
Lo mismo pasa con el aborto, cuya despenalización en 1985, fue acogida como algo correcto: no penalizar a ninguna mujer que se viera obligada a abortar y que en sucesivos pasos se ha convertido en un derecho irrestricto, sin que la eliminación de una vida en gestación merezca la más mínima consideración social. Otro avance de la ciencia fue la introducción de los anticonceptivos lo que facilitaba el ejercicio de la sexualidad sin trabas ni responsabilidades.
Anticonceptivos y abortos han sido asumidos por la gente al son de: “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” y efectivamente la barbaridad está a la vista: ha caído la natalidad y la población envejece irremediablemente. No pasarán muchos años sin que los españoles se extingan y sean sustituidos por otros pueblos que ya están viviendo entre nosotros.
También las ciencias adelantan una barbaridad en la producción de bienes y servicios pero no tenemos resuelto el problema de la distribución de los beneficios que se obtengan de tales adelantos. Un amigo me decía que con los avances de la informática y la robótica será innecesario seguir trabajando como hasta ahora, quizás bastaría con un par de horas diarias. Pero si el empresario necesita menos mano de obra prescindirá  de los trabajadores que le sobren pero no se planteará reducir la jornada laboral a todos y mantenerles el sueldo. Parece que las ideas económicas capitalistas y liberales siguen donde siempre, a pesar de todos los avances.
La familia ha sido la más eficiente institución para la educación de la persona, la que le transmitía los elementos básicos de la conducta. Luego, estaba la escuela, el instituto, la universidad que impartían la necesaria instrucción que dirigía el Ministerio de instrucción pública. Estaba claro: la familia educaba a la persona y el ministerio instruía en los distintos campos del saber y la ciencia.
Pero el avance imparable del que presumimos está terminando con la familia y es el estado el que ha asumido la educación, desde el jardín de infancia a la universidad, y no olvidemos que el estado está en las cambiantes manos de los políticos que no estoy nada seguro de que busquen el bien común o el triunfo de sus particulares ideologías.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en





¿A quién voto en las próximas elecciones andaluzas?



            Los socialistas han gobernado en Andalucía desde 1982 sin interrupción          y no hemos salido del vagón de cola
Acabo de recibir la Tarjeta censal para las elecciones al Parlamento de Andalucía 2018 y según los sondeos electorales que andan publicándose estos días el Partido Socialista (no sé si sigue siendo Obrero y Español) volverá a ganar, como viene haciéndolo desde 1982, es decir que puede llegar a los cuarenta años de gobierno ininterrumpido, tantos como el general del que tanto se habla.
A mi humilde entender esa dilatada permanencia no se corresponde con ningún avance significativo en el ranking de las diecisiete autonomías españolas, conservamos el último puesto que ya teníamos en 1982, aunque el número de funcionarios y de empresas oficiales ha subido a lo más alto.
Sería necesario investigar las causas de que siempre gobiernen los socialistas y siempre estemos a la cola aunque sea la comunidad autónoma que ha recibido más fondos de la Unión Europea. Quizás sea esa precisamente la razón de nuestro atraso. Las ayudas europeas han servido para establecer una estructura clientelar eficiente en términos electorales.
Andalucía tiene muchos pueblos agrícolas que se dicen con paro estacionario, como por ejemplo los olivares que solo necesitan labores durante pocos días al año y que además se está mecanizando. Para ayudar a estos trabajadores se ideó el PER, (plan de empleo rural) un sistema en el que acreditando un pequeño número de jornadas trabajadas en el año se accede al derecho a percibir una ayuda mensual de pequeña cuantía pero que multiplicada por todos los componentes de la familia resulta un ingreso mensual importante, sin tener que ir cada día a trabajar.
Todos los beneficiarios del PER serán siempre votantes fieles del Partido socialista y las autoridades locales, también socialistas, ya se encargan de recordárselo.
Hay otros cultivos que necesitan más mano de obra, como recoger la  fresa o trabajar en los cultivos bajo plástico, para los que siempre hay disponibles emigrantes.
La presidenta se enfada cuando le han advertido de que en el informe PISA los niños andaluces están por debajo de los niños de otras comunidades, pero si es verdad tendrían que revisar el sistema educativo andaluz.
En cuanto a la corrupción los casos de los expedientes de regulación de empleo (ERES) y los de formación han llevado a los tribunales a los dos presidentes anteriores, pero los medios de comunicación le prestan poca atención comparados con los casos de la Gurtel o del tres por ciento catalán.
El Partido Popular no ha conseguido ningún avance con el histórico Javier Arenas y me temo que con su sucesor pase lo mismo. El de Ciudadanos ha servido de soporte al gobierno de Susana Díaz, aunque no sé lo que hará en el futuro.
Podemos y el resto de los partidos tampoco pienso que lleguen a tener ningún papel decisivo en las próximas elecciones, así que aquí me tienen con mi tarjeta censal pero sin ninguna ilusión por votar. ¿A quién voto? ¿Me abstengo?
Granada, la bella ciudad en que nací y vivo, sigue sin tren desde hace una docena de años. Desde la estación del ferrocarril lo que salen son autobuses que llevan a los viajeros a tomar el AVE en Antequera. La Alhambra y Sierra Nevada están gestionadas desde Sevilla…
Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en


Este festejo político está durando demasiado



            Me preocupa que nuestra democracia del 78 fracase como todos los       intentos anteriores
Antes la coleta la llevaban los toreros, ahora el maestro (o doctor) no la lleva pero la luce airoso un diputado que va no sé si de sobresaliente de espadas o banderillero y ambos están dispuestos a torearnos a todos y no sé si andan perfilándose para darnos una estocada en cuanto nos descuidemos. Bueno, estocada ya nos están dando con los impuestos crecientes para poder mantener esta fiesta nacional de las insaciables autonomías.
Uno propone una faena de aliño en el Valle de los Caídos y el otro una cencerrada ante el Tribunal Supremo. Las admiradoras del maestro (o doctor) van siempre vestidas para la corrida de cada día, aunque parecen haber renunciado a la mantilla española, pero siempre están dispuestas a sacar pecho por el maestro y aplaudir todas sus faenas (y qué faenas).
A mi parecer este festejo de Pedro y Pablo está durando demasiado y el respetable (es decir: nosotros los españoles) ya estamos cansados del espectáculo y debemos pedir a gritos que suenen los tres avisos reglamentarios y sean devueltos a los corrales, no los toros, sino los toreros.
Pero mucho me temo que no va a ser fácil sacar a uno de la Moncloa y al otro de Galapagar, si se empeñan en resistir, y seguramente sus  consejeros áulicos le susurran de día y de noche: ¡aguanta, que quien aguanta gana! Y en esas estamos, ellos ganando y los españoles perdiendo.
Vamos a ver: qué están haciendo para salvar a España de los que quieren romperla: nada de nada. Qué están haciendo por el bien común: nada de nada. Los presupuestos son como siempre el timo del tocomocho. Sirven de excusa para subirnos los impuestos, pero si no se recauda lo previsto, si se gasta muy por encima de lo presupuestado, si se reparte el dinero público a cambio de votos, pues a emitir deuda, que ya pagarán las próximas generaciones.
A veces pienso que esto de la democracia no nos sirve a los españoles. Los intentos anteriores acabaron mal y éste de 1978, en el que teníamos puestas muchas ilusiones, una izquierda montaraz y rencorosa trabaja por echarla a pique con la piqueta de la Ley de Menoría Histórica (que ni es memoria ni es histórica)
 Observen a los que están interesados en terminar con la monarquía parlamentaria para hacer ¿qué? ¿Una república federal? (ya hubo un intento que fracasó) ¿una república bolivariana? Seguro que sueñan con ella los que aquí la llevan representando desde hace años y cobran por ello.
¿Alternancia de partidos? La izquierda que hizo la transición lo creyó posible. La izquierda actual quiere impedirlo por todos los medios, sobre todo los medios de comunicación, que predican día y noche que hay que impedir el triunfo de la derecha, derecha que siempre es ultra y facha ya sea aquí, en Francia, Italia, Brasil, Polonia o Estados Unidos.
Creo que el acuerdo, el pacto, el entendimiento entre las ideas de izquierda y derecha es el único camino para consolidar una democracia, pero rechazo una derecha que se dedicara a perseguir a los que profesan ideas de izquierda y lo mismo al contrario: Una izquierda que quiera eliminar a la derecha es puro marxismo.
Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en


lunes, 5 de noviembre de 2018

Perdonen que insista: el futuro puede estar en nuestras manos



            Depende de que cuando hayamos de votar utilicemos nuestra razón y   nuestra libertad
Hace un par de emanas escribía sobre las dos dimensiones que nos constituyen como personas: la razón y la libertad y que, si no utilizamos, no tendremos derecho a quejarnos de lo que se nos imponga.
Hoy insisto de nuevo en la misma idea porque es acuciante que sepamos ver lo que se nos ofrece desde los medios, juzguemos de su bondad o malicia y actuemos en consecuencia. Ver, juzgar y actuar es un instrumento que tenemos que utilizar en todo momento.
Ya sé que puede resultarnos más cómodo dejarnos llevar por los mensajes que nos llegan y tengamos miedo de poder ser etiquetados como contrarios al llamado progresismo que campa a sus anchas por todas las ondas.
Pero ¿es realmente progresar aceptar los “nuevos derechos”? , esos que puso en marcha Rodríguez Zapatero: derecho a cambiar de pareja cuantas veces se me ocurra, derecho a decidir si tengo el hijo concebido o lo mato antes de nacer, derecho a elegir el sexo que se me ocurra, negando el biológico (hay un extenso catálogo para elegirlo mucho más allá de las siglas GLBT), derecho a vivir sin trabajar, ni buscar trabajo, reclamando que el Estado nos mantenga, derecho a ocupar por la fuerza propiedades ajenas, derecho a pintar grafiti en donde se nos antoje para proclamar estupideces, derecho a inventarse y enseñar una nueva historia de España, derecho a proponer juegos eróticos a los niños, derecho a enseñar a la gente joven a usar los métodos anticonceptivos para que gocen sin freno ni responsabilidad del sexo en todas sus variantes, etc. etc.
Seguro que alguna inquietud habrán sentido al conocer la brutal caída de la natalidad o de la nupcialidad, al ver una sociedad con más viejos que niños, una sociedad empeñada en suicidarse mientras pierde el tiempo contemplando el teléfono móvil, la pantalla del televisor o cualquier escena pornográfica. ¿Exagero?
Desde el poder pueden contarnos que avanzamos en conocimiento, en creación de alta tecnología, en PIB, en esperanza de vida, pero aunque sea verdad. nada de esto elimina todo lo negativo que he señalado antes y que tratan de ocultarlo.
Dentro de poco se nos ofrecerá uno de los escasas oportunidades en que podemos hacer efectivo nuestro derecho democrático, votar al cabo de cuatro años. Toda la artillería pesada de los partidos se pondrá en marcha para convencernos de que les demos nuestro voto. Es el momento de que examinemos con nuestra razón, no lo que dicen sino lo que hacen o lo que vienen haciendo y quiénes son los que dicen que van a representarnos.
Hay que rechazar a los que no han trabajado en su vida, a los que siempre han vivido del presupuesto ¡ya está bien! A los que hacen lo contrario de lo que predican. Podemos enviarlos a casa, aunque seguirán viviendo bien con las prebendas que ellos mismos se han tomado.
A lo mejor no encontramos a nadie que cubra nuestras expectativas en las papeletas que recibiremos. Pues todas a la basura.
Pero si se creen lo que nos prometen, si creen que van a trabajar de verdad por el bien común, pues vótenlos,  ¡Ojalá haya quienes sean capaces de servir a todos los españoles y terminen con tanto progresismo, tanto cuento y tanta corrupción!
Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en


Como soy viejo hay cosas que no entiendo



            Hoy,  por no escribir de cosas más serias, les comento alguna de las       diferencias que van de ayer a hoy.
Hay cosas que no entiendo, no sé si es porque soy viejo y tonto o es que sigo viviendo en un mundo que cada vez me va siendo más ajeno. No sé si la gente de mi quinta, como se decía antes, tendrá mis mismas perplejidades.
Por ejemplo, no consigo entender que sea una moda femenina llevar los pantalones cada vez más rotos y más cuando me entero que ya los venden así. Siempre pensé que en las tiendas se vendía ropa nueva y no hecha girones. Misterio, aunque algunos rotos van subiendo desde las rodillas cada vez arriba y no quiero imaginar la razón de tales desgarrones.
Pero también veo que la moda ha prendido en los jóvenes, quizás sea por la confusión creciente del sexo. Desde luego con los pantalones rotos no me hubieran dejado salir de casa. Si el pantalón se rompía me echaban piezas o remiendos y en el mejor de los casos los llevaban a la zurcidora, pero salir a la calle con calzones rotos ¡nunca!
Otra moda que cada vez más se va imponiendo es la de los tatuajes. En mis tiempos iban tatuados los legionarios, los marineros y los artistas de circo, pero ahora veo jóvenes de hermosos brazos oscurecidos con tatuajes de motivos esotéricos e inquietantes que me producen repelús. También observo tatuajes en las piernas y me imagino que en cualquier parte del cuerpo. He preguntado a alguna si tales pinturas pueden hacerlas desaparecer cuando quieran y me informan que es mucho más caro y molesto quitarlas que ponerlas.
Como en el caso de los pantalones rotos también los tatuajes “adornan” tanto a hombres como a mujeres. No quiero imaginar esos tatuajes cuando la piel de estas mocitas (y mocitos) estén fláccidas y arrugadas.
El nombre del sastre que me confeccionaba el traje  aparecía en una pequeña etiqueta cosida al forro de la chaqueta en el bolsillo de la billetera y el del camisero era un minúsculo bordado. Ahora con el avance en la técnica de impresión de camisetas nos han convertido en personas-anuncio. Jóvenes y mayores, hombres y mujeres exhiben por delante y por detrás mensajes la mar de variados ya sean de actividades solidarias, comerciales, nombre de universidades o frases en inglés cuya traducción me pregunto, a veces, si será conocida de quien la exhibe. Y este atuendo, propio de excursión se utiliza a cualquiera hora y en cualquier sitio. La etiqueta y el buen gusto deben haber pasado de moda.
Mi esposa y yo debemos ser unos tipos rarísimos pues no tenemos ningún perro al que pasear, mientras los vecinos de mi barrio se levantan a primera hora para sacarlos a la calle. Son en la mayor parte de los casos perritos que casi parecen de juguete. He ido viendo crecer en los supermercados las estanterías dedicadas a alimentos para perros y gatos, verdaderas delicatesen, ropita,  camitas, collares y hasta cochecitos para pasearlos. No sé si estos perritos son más felices que los perros callejeros de mi infancia que comían restos de comida. Mi ayuntamiento ha colocado carteles que dicen “Granadinos con pedigrí los que recogen los excrementos de sus perros”. Yo siempre pensé que el pedigrí es de los animales y no de sus dueños.
Bueno, iré anotando las cosas que me parecen curiosas y se las comentaré cualquier día que, como hoy,  no tenga el cuerpo para escribir de política ni de cuestiones más trascedentes.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en


Las obras de ficción y la ficción de nuestras libertades


            Los que nos gobiernan diseñan nuestro papel que aceptamos sin más.

Cada película, cada obra de teatro, cada serial de la tele y hasta un espectáculo de marionetas ha sido concebido por alguien que ha diseñado la trama, el carácter de los personajes, buenos y malos, y el desenlace. Si tiene éxito de público el que creó la obra seguramente tratará de añadirle más episodios y hasta más personajes.
Cada uno de los que intervienen en la producción de la obra tiene claro que es distinto del personaje que le toca representar, ya sea de protagonista, ya sea de figurante o de extra.
En la vida real seguramente no nos damos cuenta de que alguien también ha diseñado nuestro papel. Una personalidad que no llegamos a conocer, seguramente colectiva, ha trazado, con escuadra y compás, una idea del mundo que desea construir y de la mente de las personas que lo formamos.
No existen más problemas que los que nos inculcan las encuestas, los noticiarios y las tertulias de la tele, ni más soluciones que las que ellos nos digan. Es posible que la gente, tanto jóvenes como mayores, que salen a gritar, vociferar y agitar los puños, piensen que está haciendo uso de su libertad, de sus derechos y no caiga en la cuenta de que están siendo utilizados por potentes fuerzas políticas, económicas, ideológicas o subversivas en los que nuestro papel no pasa de modesto figurante, de extra de película, de votante, cuando nos llamen a meter un papelito en la urna.
Pero los medios a través de los cuales nos llegan las órdenes, sugerencias o mensajes subliminares, son de alguien a quien no conocemos, ni calibramos su poder. Hay extrañas unanimidades a la hora de etiquetar a cualquier persona o colectivo a abatir o se decreta una barrera de ominoso silencio sobre ellos, algo así como darlos por muertos o amortizados. ¡Viva la libertad de opinión y abajo los que no piensan como yo!
Podemos pensar que existe una pluralidad de partidos con programas diferentes y diferentes estrategias. Nada más falso: ninguno se atreve a enfrentarse con las ideologías “progres”, ni  tratan de erradicarlas. Sea cualquiera su color todos miran lo que pueda decir el tinglado de la Unión Europea o el macro-tinglado de la ONU.
Por muchas vueltas que le demos lo que existe en los partidos es un ansia de poder no para conseguir el bien común, sino para disfrutarlo, haciendo seguramente lo que hiciera el anterior y el verdadero gobierno en la sombra (que estoy seguro que existe), comprueba constantemente si sus propios intereses puedan sufrir  algún daño o merma, si ganan unos u otros.
He leído este fin de semana que las condenas por las famosas tarjetas black apenas han hecho ruido, seguramente porque pocos españoles las habrían rechazado si se las hubieran ofrecido. Otras tarjeta igual de negras en Andalucía han levantado algún revuelo porque habían servido para pagar servicios de prostíbulos, pero pasará sin levantar la más mínima repulsa, como los famosos ERES que nadie sabe cuándo terminarán.
En cuarenta años de gobierno socialista en Andalucía se curioso que sigamos a la cola del desarrollo, a pesar de las ayudas europeas. No es seguro, ni mucho menos, que en las próximas elecciones cambie el partido gobernante. El papel adjudicado a los andaluces está claro que no pasa de figurantes.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en;



martes, 9 de octubre de 2018

1984 una distopía inquietante



            Cuando no nos sentimos manipulados seguramente nos están    manipulando
He empezado a releer el 1984 de Orwell. Cuando lo leí por primera vez creí que su indeseable distopía era mera literatura de ficción que nunca llegaría a ocurrir, hoy ya no estoy tan seguro.
Leo en la novela que si la mentira impuesta por el poder era aceptada por todos, pasaba a la historia y se convertía en verdad pues, quien controla el pasado, controla el futuro y quien controla el presente controla el pasado. Inmediatamente de leer esto me ha venido a la cabeza la Ley de Memoria Histórica que puede llegar a imponerse como única verdad en la medida que los que vivimos aquella historia vayamos desapareciendo.
Si te parece una insensatez exhumar el cadáver de Franco puedes ser acusado por el Ministerio de la Verdad de franquista y etiquetado como extrema derecha, fascista y otras lindezas por el estilo.
El Ministerio de la Verdad es el que en la novela de Orwell garantiza la certeza de cualquier relato a costa de reescribir la historia. Por el momento no existe tal ministerio pero existen los que podrían ponerlo en funcionamiento si se les deja, por lo pronto la historia que se transmite a las generaciones jóvenes no deja de ser cuestionable, en Cataluña y no solo en Cataluña. ¿Quién creerá que el cuadro  Guernica, lo pintó Picasso por la muerte del torero Sánchez Mejías y no por el bombardeo? ¿Cuál es la verdad?
Ser estudioso de la historia puede ser premiado si el resultado es del agrado de los que detentan el poder. En caso contrario padecerán bastantes dificultades, a pesar de la tan cacareada libertad de expresión que, ¡horror!, alguna ministra ya amenaza con “regularla”.
La neo-lengua en vigor en la novela ya la tenemos en marcha. Ahora tenemos la ideología de género y el feminismo  que han aportado multitud de expresiones que sería incomprensibles para nuestros abuelos.
En la novela cada vivienda está dotada de una tele pantalla inapagable y desde la cual eres vigilado. Hoy todos tenemos multitud de pantallas de televisión, de ordenador o del móvil que nadie nos obliga a tenerlas en funcionamiento todo el día pero a las que estamos enganchados sin remedio. No es necesario que nos vigile el Gran Hermano de la novela, nosotros mismos volcamos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras intimidades a través de las redes que lo archivan todo y pueden sacar cualquier cosa que dijimos cuando a alguien le convenga para hacernos daño. Seguramente más de un político anda maldiciendo a las hemerotecas o las grabaciones que guardan celosamente lo que dijeron.
Esas redes son los medios de manipulación masiva que ya se están utilizando para señalarnos los problemas en los que tenemos que fijarnos o el partido que va de ganador en la encuesta. Naturalmente estos medios sirven para manipular nuestra atención pues lo que no sale en estos medios es como si no existiera. Solo tienen que observar la diferencia de tratamiento que se da a unos casos de corrupción o a otros.
Decía San Agustín que a fuerza de verlo todo se termina por soportarlo todo, a fuerza de soportarlo todo se termina por tolerarlo todo, a fuerza de tolerarlo todo se termina aceptándolo todo y a fuerza de aceptarlo todo terminamos por aprobarlo todo. Y en eso estamos si no nos espabilamos y pensamos por nuestra cuenta.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en


L a violencia de género


          El fracaso de las campañas y medidas judiciales son consecuencia de una         educación en valores insuficiente.

Los noticiarios han tenido siempre unas secciones fijas: noticias nacionales, noticias internacionales, deportes y el tiempo,  pero desde hace algunos años tenemos otra sección fija: las mujeres asesinadas a manos de su pareja o ex pareja, víctimas de la violencia de género, crímenes  catalogados como machistas.
A pesar de tantas campañas publicitarias y el despliegue de mensajes que tratan de reducir el número de casos, no parece que tengan mucho éxito, los crímenes continúan en aumento.
Podría ser que las medidas que se vienen arbitrando no sean las adecuadas y sea necesario repensar el problema. Las palabras que se repiten una y otra vez forman parte de la neo-lengua que ha ido imponiéndose, por ejemplo, siempre se habla de pareja o ex pareja, la palabra matrimonio parece haber sido descatalogada, quiere esto decir, a mi juicio, que los protagonistas de estos hechos eran o había sido simples parejas de hecho, no matrimonios y si lo eran ¿por qué no se dice?
Pienso que ningún crimen de esta clase se comete en frio, sino que se ha ido incubando a lo largo del tiempo hasta que estalla de mala manera. ¿Qué ha pasado entre ellos? Si no se actúa sobre las causas esto no tiene arreglo, pero ¿quién piensa sobre ello?
Después de cada muerte se decreta un minuto de silencio, no sé para qué, y al que cometió el delito se le etiqueta como machista y no se le envía directamente a la hoguera porque no se lleva.  Aquello de “odia el delito pero compadece al delincuente” que decía Concepción Arenal. también debe de haber sido descatalogado. No hay compasión para el delincuente aunque él mismo se haya quitado la vida después de su crimen.
Habría que preguntarse cómo y por qué llegaron a juntarse y cómo y por qué comenzaron las desavenencias y los problemas. Comprobaríamos que estas parejas no tuvieron un noviazgo reflexivo, ni forjaron ningún proyecto de vida en común, sino que cada uno aportó más egoísmo que amor, más deseo de dominar que de compartir.
Y cuando empiezan las discusiones en lugar de ayuda para superarlas, llegan los consejos perversos de amigos o compañeros y las campañas publicitarias: no lo aguantes, denúncialo por malos tratos, pide a la justicia que ordene alejamiento, y el varón ve que le arruinan la vida, que pierde su trabajo, que no puede volver al piso que compró, que no recibe ayuda de nadie, pierde la cabeza y mata.
Esos programas sociales de los que tanto se alardea, tendrían que preocuparse por formar a la gente joven para “vivir en pareja” en lugar de dedicarse a la que llaman educación sexual, que promociona sobre todo el placer sexual sin responsabilidad y los métodos anticonceptivos.
Como dice Juan Manuel de Prada esta sociedad pone tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias y no me cabe duda de que, en muchos casos de dramáticas consecuencias, todo comenzó con una equivocada educación, desde los mismos colegios, de las relaciones entre la gente joven que escucha entusiasmada que pueden hacer lo que quieran con su cuerpo y que los valores y la moral de nuestros mayores ya no sirven. ¿Seguro?
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en:


     




¿Nuestros gobernantes nos sirven o les servimos?



            Buscar la justicia, la paz y la concordia no estoy seguro de que sea al     principal objetivo de los gobernantes.
En la misa de hoy domingo he escuchado la carta de Santiago, quizás menos conocida que las de San Pablo, pero llena de buen sentido que puede aplicarse en cualquier tiempo y también en este que nos ha tocado vivir.
Dice el autor de la carta que donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencia y todo tipo de malas acciones pero donde hay sabiduría, esta es comprensiva, conciliadora, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.
Santiago  plantea una pregunta clave ¿de dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros?  ¿No es precisamente del deseo de placer, de la envidia y de la ambición?
Para mí, la sabiduría que todos necesitamos es el sentido común, la honradez, el trabajo bien hecho, el respeto al prójimo y por supuesto la paciencia y la generosidad. La sabiduría que necesitamos todos y que es indispensable para los políticos no se adquiere a través de carreras, títulos o cursos universitarios. ¿Cómo valorará el trabajo quién nunca trabajó? ¿Cómo va a sentir las necesidades de los menos favorecidos quien siempre fue favorecido?
Lo que nos sobra son el egoísmo personal o de grupo, el deseo de hundir al contrario, al que no piensa como yo, las turbulencias permanentes, las ansias ilimitadas de poder para disfrutar de sus prebendas, chollos, sueldos y aforamientos,  pasando por encima de todo lo que se oponga: instituciones, jerarquías o leyes. También sobra la tendencia a no trabajar y vivir del esfuerzo de los demás.
El evangelio de este mismo domingo, tampoco tiene desperdicio y eleva la misma cuestión hasta todo lo alto. Los discípulos andaban discutiendo quién era el más importante y Jesús les dijo: “Quien quiera ser el primero, que se el último de todos y el servidor de todos”.  Imagino que quedarían desorientados y confusos, aunque pensándolo bien esta es la verdadera revolución y no las que otros nos predican.
Servir a todos, buscar la paz y la concordia y realizar la justicia, sí que es un programa que, si fuera de un partido político creíble, habría que votarlo. Es seguro que muchos dirán que se trata de una utopía irrealizable, aunque quizás sea una utopía que nadie ha pensado llevarla a la práctica.
¿Nos han servido nuestros políticos con leyes justas? Son tantas las páginas de los boletines oficiales del estado, de las comunidades autónomas, de las provincias, de los municipios y de tantas instituciones y organismos con capacidad de obligar a los ciudadanos, que tengo serias dudas de que traten de servirnos los que nos obligan a tantas cosas, trámites,  inspecciones y sobre todo pago de impuestos sobre la renta, el consumo, la propiedad, las sucesiones, etc. etc.
Dicen que todo esto lo hacen nuestros representantes, los que votamos y les dimos el poder, pero no podemos comprobar si se trata de personas dispuestas a servir a los ciudadanos, a ser justas e irreprochables o son los que designaron las cúpulas de los partidos por razones que no conocemos.
Para encontrar a los mejores gobernantes ¿qué votamos a los partidos y sus programas o a sus candidatos?
Las lecturas de la misa de este domingo dan para meditar ¿no les parece?
Francisco Rodríguezj Barragán

Publicado en