domingo, 19 de febrero de 2017

El derecho a la salud


Lo que pienso como usuario ante nuestro sistema de salud
El derecho a la salud en un estado intervencionista como el nuestro ha sido diseñado como universalización de la asistencia sanitaria, de lo que nuestros políticos se sienten muy orgullosos, quizás con razón, pero como usuario del sistema quiero hacer algunas reflexiones.
Durante la mayor parte de mi vida afortunadamente no tuve que ir al médico pero al llegar la vejez compruebo que el sistema de salud no es tan maravilloso como creía. La libre elección de médico, el envío a especialistas, los problemas odontológicos o la prescripción de medicamentos no me resultan totalmente satisfactorios.
El médico de familia, el de medicina general, me lo cambian con frecuencia, sin aviso alguno y la satisfacción de contar con un médico que conoce mis dolencias resulta bastante intermitente. Cada vez que llega uno nuevo tiene que estudiarse mi historial médico, sin quiere y tiene tiempo. Al parecer el tiempo que debe dedicar a cada enfermo resulta tasado y si entiende que debe derivarme a un especialista he de pedir la oportuna cita, que puede ser dentro de ocho o diez meses. En algunas ocasiones me prescribe algún producto con advertencia de que tendré que comprarlo en la farmacia por no estar incluido entre los medicamentos que van a cargo del sistema.
En cuanto a la odontología, nuestro derecho no abarcó nunca la ortodoncia de los niños ni la endodoncia de los mayores ni, por supuesto, las prótesis. La oftalmología me parece buena, incluidas las intervenciones quirúrgicas, pero las gafas siempre han sido y son por nuestra cuenta.
Cuando las dolencias exigen hospitalización, cirugía o fisioterapia las demoras, hasta que te avisan, suelen ser notables, salvo que se trate de una urgencia, por falta de camas, por tener plantas cerradas en verano y cosas por el estilo, pero el que espera ser intervenido, naturalmente se desespera por la tardanza. Quizás por todo esto se nos denomina más como pacientes que como enfermos.
No hay duda de que la organización hospitalaria puede ser complicada y ahora están en candelero los problemas andaluces. A veces creo que se hacen las cosas, las inversiones, los proyectos, pensándolo todo desde la política partidaria: hacer cosas grandes, que se vean, que nos den votos, fama o lo que sea y después surgen los conflictos que sufren los usuarios.
El modelo sanitario que nos viene impuesto desde arriba, modulado además por cada autonomía, no deja ningún espacio para la libertad de elección de otro  modelo por el ciudadano, aunque, por ejemplo, los funcionarios de la administración central pueden elegir entre varias compañías aseguradoras y el sistema de salud general y cambiarse de una a otra si no reciben la atención que esperan. ¿Por qué no se eligió este sistema para todos?
Por supuesto que la máxima libertad sería acudir al médico que nos pareciera y abonarle sus honorarios, lo cual no está al alcance del bolsillo  de la mayoría de los ciudadanos que necesitan tener asegurada la asistencia médica, pero ¿solamente con nuestro sistema general de salud o podría ser de otra manera?
Francisco Rodríguez Barragán
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El intervencionismo y los derechos ciudadanos


Una reflexión sobre el derecho a la educación de un ciudadano corriente
Todos los partidos, con independencia de su color, son declaradamente intervencionistas. Es el estado y no la sociedad quien decide lo que, según ellos, pueda ser bueno para nosotros. Por este camino nos vamos aproximando cada vez más al totalitarismo.
En el tan cacareado estado del bienestar, que todos dicen defender, se ofrecen a los ciudadanos, entre otros, tres derechos básicos: la educación, la salud y la seguridad social.
Podemos reflexionar sobre la realidad de tales derechos. Empezaré por la educación y en sucesivos artículos abordaré la salud y la seguridad social, desde el punto de vista de un ciudadano corriente.
 Según yo lo veo, la educación corresponde a los padres y al Estado la instrucción. Recordemos que el ministerio correspondiente se denominó antes Ministerio de Instrucción pública, aunque muchos no lo sepan. Al mezclar la educación y la instrucción, el papel de la familia ha ido perdiendo peso y quizás haya mucha gente instruida pero bastante maleducada.
El abandono escolar se da en todos los niveles y en los informes PISA no quedamos entre los mejores, pero la pretensión de mucha  gente joven es que se le facilite el botellón, no ya de fin de semana, sino de media semana.
Las viejas normas de urbanidad que se aprendía en la casa ahora parece que nadie las enseña ni se practican. Dejar el asiento, ceder el paso, presentarse correctamente vestido, son antiguallas en desuso.
Que  cada familia pudiera elegir el colegio para sus hijos de acuerdo con sus convicciones y creencias, pareció resolverse con la enseñanza pública o concertada, pero el sistema ya está en crisis en perjuicio de la concertada.
La transferencia de la educación a las autonomías me parece un desastre sin paliativos, donde cada una hace de su capa un sayo y con la excusa de la educación para la ciudadanía, están introduciendo la iniciación sexual, que debía corresponder a sus padres, y hasta la ideología de género incluida la  elección de sexo como algo progresista, que no lo es. Por supuesto rechazan cualquier reforma educativa que signifique algún control sobre los resultados.
Pero en la medida en que todos los colegios dependen económicamente de la administración pública, ésta tiene siempre la última palabra, salvo que lleves a tus hijos a un colegio privado y pagues la educación dos veces: la cuota del colegio y lo que has pagas de impuestos que no te van a devolver. El sueño del cheque escolar como forma de elección de centro, no pasó de sueño.
La igualdad de oportunidades respecto a la enseñanza media y superior se ha venido aplicando no solo de entrada sino también de salida. Todo el mundo tenía que ser licenciado universitario, con independencia de su mérito y capacidad. Para paliar eso se inventaron los másteres que hay que pagar quienes puedan hacerlo. Se acabó la igualdad.
 Muchos titulados no encuentran trabajo de su titulación y así podemos tener licenciados ejerciendo de camareros y otros, sin estudios, ocupando plaza de parlamentarios nacionales o autonómicos o de concejales y alcaldes, basta con afiliarse a cualquier partido y conseguir que los que mandan te incluyan en la lista correspondiente.
Mientras tanto el país va envejeciendo y no nacen niños. Para muchos el estado del bienestar es disfrutar de la sexualidad y no tener hijos que te compliquen la vida y si llegas a tenerlos que los eduque el Estado desde la guardería infantil.
Francisco Rodríguez Barragán.
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La aceptación social del aborto


El informe del Instituto de Política familiar del que pocos hablan
El Instituto de Política Familiar (IPF) es una entidad civil independiente, de carácter no lucrativo. No vinculada a las administraciones públicas ni a partidos políticos ni organizaciones religiosas que tiene como objetivo la promoción y defensa de la institución familiar así como de sus componentes, mediante la sensibilización de la sociedad y de los poderes públicoss, la generación de propuestas y proyectos de cooperación y el fomento de la coordinación para estos fines entre instituciones y asociaciones familiares de ámbito nacional e internacional, que viene emitiendo y ofreciendo de forma periódica  informes sobre la situación de la familia.
El último informe emitido se refiere a El aborto en España 1985-2015, es decir desde aquella ley de 1985 que lo introdujo mediante la reforma del código penal, que lo despenalizó en tres supuestos, pasando en el 2010 en que se aprobó, bajo el gobierno de Rodríguez Zapatero, una ley orgánica que lo hizo pasar de delito despenalizado al aborto libre considerado como derecho.
En el periodo 1985-2015 se han superado los 2.100.000 En el año 2015 se registraron nada menos que 94.188 abortos, es decir 11 abortos cada hora. Esta cifra escalofriante no parece inquietar a la población que lo asume todo con normalidad, incluso el hecho de que cada vez hay más mujeres que abortan repetidas veces.
¿Qué juicio moral nos merece la masiva eliminación de los niños en gestación? Parece que la mera existencia de la ley que considera el aborto un derecho nos exime de cuestionarnos la cuestión.
He recordado a Hanna Arent que, respecto al genocidio nazi, habló de la “banalidad del mal”. Como se habían dictado leyes que ordenaban la eliminación de los judíos, la gente obedecía tales leyes y si se ordenaba a los funcionarios la “solución final” pues se aplicaba, estudiando la forma de hacerlo más barata y más efectiva.
Ni el gobierno de Aznar ni el de Rajoy tomaron ninguna decisión al respecto, al parecer porque no encontraban motivo para abrogarlas ni modificarlas. Si la gente estaba aceptando la interrupción voluntaria del embarazo como un método más de contracepción, pues dejémoslo así y si alguno del partido muestra su disconformidad pues se elimina de las listas  electorales y se acabó. Había que presentarse como modernos, progresistas, tanto o más que los socialistas y hacer realidad lo que dijo una diputada: quien esté contra el aborto no cabe en el PP.
Cuando la población envejece sin relevo generacional, han empezado a inquietarse levemente pero confían que ya se arreglará con la emigración o con el negocio de los vientres de alquiler.
La familia como base de la sociedad, padre-madre-hijos, está desapareciendo, gracias a las facilidades de disfrutar el sexo sin obligaciones. El divorcio exprés de Zapatero ya está obsoleto, basta solo con juntarse, vivir en pareja, el matrimonio va siendo cosa del pasado, solo parece existir para los homosexuales que  quieren ser lo que nunca podrán ser.
Ayer escuché en algún noticiario la enérgica condena por la muerte a tiros de ¡unos perros! Parece claro, la sociedad no se inquieta por los 100.000 niños a los que se impide nacer pero tiene una gran sensibilidad respecto a los perros y demás animales. Para ver cosas estar vivo que decía mi abuela.
Francisco Rodríguez Barragán
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Emigrar es buscar una vida mejor.


Dejar la propia tierra si ésta no ofrece ilusión para vivir
Cuando una multitud de personas emigra de su propio país a otro diferente es probable que sea porque sus vidas resultan totalmente insatisfactorias y esperan que en el país al que se dirigen van a mejorar. La insatisfacción que sienten en su propia tierra puede deberse a falta de trabajo, de oportunidades, de alimentos, de libertades. Pueden sentirse esclavizados, perseguidos, discriminados y están dispuestos a arrostrar cualquier peligro por salir de su deplorable situación.
A mi entender, por tanto, en toda emigración tenemos un país en el que no se puede vivir y otro en el que se espera mejorar de condición, conseguir trabajo, vivienda y prestaciones que no tienen en el suyo. Puede haber países tan pobres que no producen ni siquiera una mínima cantidad de alimentos, como algunos de África que no consiguen salir de su atraso secular. También hay otros en los que la riqueza es acaparada por minorías que explotan y condenan al hambre a toda o parte de su población.
Pero es curioso que se tienda con la mayor facilidad a enjuiciar con rigor a los gobernantes de los países receptores de las emigraciones, pero no se aplique el mismo rigor a los gobernantes de los países de los que buscan escapar los emigrantes.
Comprendo que existen naciones compuestas de etnias diferentes en lucha permanente, resultado de una colonización rapaz y de una aun más rapaz descolonización, quizás sean, por ejemplo,  los del África subsahariana que tratan de forzar las vallas españolas.
Menos comprensible es que viejas naciones con siglos de convivencia de una pluralidad de confesiones cristianas y musulmanas, se encuentren en luchas despiadadas y estén exportando a occidente gentes que huyen de la guerra y terroristas dispuestos a morir matando, por causas y razones que no entiendo, sin que la ONU sea capaz, alguna vez, de poner paz o controlar las armas.
¿Es acaso Méjico un país pobre y desértico? Supongo que la larga dictadura del PRI haya causado un retraso económico notable pero ¿no hay gobernantes capaces de poner en marcha planes de desarrollo que ilusionen a la gente para hacer un país en condiciones, sin violencia, sin carteles de droga, con salarios decentes?
¿Y Cuba? La revolución comunista no parece haber conseguido ningún paraíso para todos los cubanos y no solo para el aparato gobernante.
Los hispanos que emigraron a los Estados Unidos seguramente que habrán contribuido a hacer de USA un país grande. ¿Por qué no pudieron engrandecer a sus países de origen? Sin duda por culpa de sus gobernantes, de sus revolucionarios, de sus políticas equivocadas.
Cuando se puso en marcha el euro, nuestra moneda europea, se tuvo la genial idea de que todos sus billetes muestren puentes y ventanas, puentes que unan, ventanas desde donde podamos vernos unos a otros y no  muros de separación. Con sus puentes y ventanas ¿podrá Europa subsistir? Las riadas de emigrantes que llegan a nuestras fronteras no parece que vayan a convertirse en europeos, más bien irán creciendo, mientras que nosotros menguamos y envejecemos. ¿Cuál será el futuro? ¿Eurabia?
Francisco Rodríguez Barragán
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¿El Congreso del PP es para respaldar al jefe o para revisar su papel?


Siento formar parte de una derecha sin partido que la represente
Milité en la UCD hasta su hundimiento definitivo y me prometí a mí mismo no volver a formar parte de ningún partido y lo he cumplido. Pero una cosa es ser militante y otra ser votante. Creo que nunca voté a la vieja Alianza Popular que también desapareció con más pena que gloria, aunque he votado siempre por el Partido Popular, aunque las últimas veces lo he hecho con repugnancia, no tanto por las personas concretas que se presentaban por mi circunscripción, aunque algunas no las conocía de nada, como por la deriva que iba tomando el partido, cada vez más lejos de los valores que yo pensaba tenía que encarnar el único partido de la derecha.
Ahora andan de congreso, no sé si para seguir respaldando a Rajoy como jefe indiscutible o para replantear los valores que debían orientar la acción del partido, el programa a ofrecer a sus votantes. No estoy muy seguro de que vayan a hacer un serio examen de conciencia para darse cuenta de sus desviaciones.
Ver que el partido al que entrego mi voto no defiende para nada la vida ni la familia, que sigue las consignas “progresistas” del feminismo y la ideología de género y las impone en las autonomías en las que gobierna, incluso de forma coactiva, y las aprueba donde no gobierna, me obliga a replantearme si debo seguir votándole.
Con una legislatura de mayoría absoluta no han querido derogar ninguna de las leyes del nefasto Rodríguez Zapatero sobre el aborto, el divorcio exprés o llamar matrimonio a la unión de personas del mismo sexo, cuestiones que planteó ante el Tribunal Constitucional y que parece haber retirado. La pérdida de votos en las elecciones de diciembre de 2015 ¿no se deberá a estos incumplimientos?  Quizás ni se les ha pasado por la cabeza.
Creo que ese partido vive convencido de que la gente que nos consideramos de la derecha va a seguir votándoles ya que los demás partidos son peores y el hecho de que hayan conseguido ser el partido más votado les parece suficiente para seguir en el poder y, si es posible que se establezca para siempre que el partido ganador sea el que gobierne.
No puede ser que la disciplina de partido impida el voto en conciencia, ni puede ser que los que no comparten las ideas abortistas y anti familiares queden excluidos de las listas electorales, que se tengan en cuenta cálculos electorales antes que cuestiones morales. ¿Plantearán algo de esto en el congreso que tienen entre manos?
Ante la corrupción endémica que padecemos no basta que el partido declare su confianza en la justicia si no hace nada por despolitizarla ni sanearla. ¿Quién puede confiar en un sistema judicial tan lento como el nuestro? Con tanta demora pueden prescribir los delitos de los culpables y los inocentes pasarán el calvario de la incertidumbre y la desazón. ¿Qué se propone hacer el Partido Popular en este campo? ¿Y en el de la educación y en tantos otros?
Parece bastante claro que tenemos una administración carísima, estatal, autonómica, provincial, municipal y… europea. Además cada una quiere justificarse ante su gente con inversiones que muchas veces son innecesarias y ruinosas. ¿Qué política va a seguir el PP en donde gobierne?
Como no soy militante no tengo voz ni voto en el congreso que tienen entre manos, pero en las próximas elecciones tengo un voto, poca cosa, pero ya veré si se lo sigo dando al PP o me abstengo por aburrimiento.
Francisco Rodríguez Barragán
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¿Qué podemos esperar del triunfo de Trump?


Algo positivo es que haya perdido la señora Clinton.
Como no soy norteamericano no tuve que elegir entre Trump y Clinton, pero desde la distancia me alegro de que Hilaria Clinton, que se las daba de ganadora, haya perdido las elecciones.
Si de Trump no sé lo que podrá hacer como gobernante, de la Clinton sí, seguro que hubiera continuado su cruzada por el aborto, apoyando todas las consignas de los grupos de presión que quieren reducir la población del planeta y terminar con la familia.
Con eufemismos como preservar la salud sexual y reproductiva de las mujeres comenzaron por introducir los preservativos y los anticonceptivos por todo el mundo, pero si luego continuaron imponiendo el aborto como derecho de las mujeres y obligación de los gobiernos, está claro que no sirvieron los preservativos ni los anticonceptivos para evitar embarazos. El anuncio liberador ha sido: si el concebido te estorba lo matas.
Desde que comenzó la cruzada anticonceptiva, financiada por poderosos laboratorios, la sexualidad se convirtió en algo banal, intrascendente, mero consumo de placer sin responsabilidad. Por ello ni los preservativos ni los anticonceptivos podían resolver el problema que ellos mismos habían creado, había que dar un paso más: legalizar el aborto y dar vía libre a todas las tendencias sexuales, erigiendo el sexo en elección personal al margen de la biología.
Si de una relación sexual, sin compromiso ni futuro, surge una nueva vida, se la elimina. En el ejercicio de otras variadas tendencias sexuales no se produce la concepción, pero si quieren niños pueden adoptarlos o fabricarlos de encargo.
De esta deriva monstruosa la señora Clinton era una abanderada, como protectora de esa organización abortista y comercializadora de fetos llamada Planned Parenthood, que no planifica la familia sino que la destruye y que ha venido recibiendo sustanciosas ayudas del Sr. Obama.
Por ello si el nuevo presidente consigue frenar esta deriva anti-familia y anti-vida, bienvenido sea.
A este lado del Atlántico el triunfo del Sr. Trump no parece haber sentado nada bien. Los medios de comunicación ya andan imaginando un impeachement que le arrebate la presidencia. El que haya salido un resultado diferente al que esperaban no parece ser digerible por quienes se creen en posesión de la verdad.
En Europa una diputada ha tenido la brillante idea de hacer una lista negra de aquellas organizaciones que se declaren pro-vida y pro-familia. A quienes estamos por la defensa de la vida y la familia puede que tengamos que llevar la estrella amarilla de infausta memoria.
En España, que siempre quiere quedar como más progresista que nadie, también está empeñada en mantener todas las medidas que puso Rodríguez Zapatero: matrimonio gay, aborto, divorcio exprés a las que varios gobiernos autonómicos han añadido el adoctrinamiento infantil en la ideología de género y la presidenta de Madrid ya anda multando a los que se oponen a que se les diga a los niños que hay niñas con pene y niños con vulva.
No sabemos si los partidos, que ahora andan de congresos, tienen una ideología clara, unos valores que defender. El Sr. Ruiz Gallardón ha confesado que su partido viene actuando por cálculos electores y no en defensa de los valores de la derecha. ¿Existe realmente una derecha?
Francisco Rodríguez Barragán