martes, 29 de octubre de 2019

Ya somos como dioses pero esto funciona peor


            La vida es un regalo  que no sabemos agradecer.
No deja de ser curioso que nos pronunciemos por la salvación del planeta, incluso invocando a la Pachamama, y nos consideremos culpables de que se derrumbe un glaciar o pueda desaparecer alguna especie rara de lagartija o salamandra.
Forma todo ello parte de la actitud “progre” que trata de convencernos de que nuestra voluntad está por encima de todo, que todo depende de nuestra omnímoda libertad que no reconoce nuestra propia limitación. No concebimos la libertad como un don, un regalo, recibido de Alguien que está muy por encima de nuestra radical pobreza. Un día empezamos a vivir, otro moriremos y otro seremos olvidados.
Miramos la creación y pensamos que, con nuestra ciencia, podremos hacerlo mejor y nos ponemos a enumerar nuestras victorias sobre la enfermedad que se han ido acumulando en el transcurso de los siglos. Pero nadie a fuerza de discursos podrá añadir un codo a su estatura.
Nosotros y la mayor parte de los animales somos machos o hembras, pero como ello no depende de nuestra voluntad, sino de la biología, pretendemos modificarlo a nuestro antojo.
Quizás cuando Simone de Beauvoir dijo aquello de que no eres mujer sino te han hecho mujer, quizás reflexionaba sobre las tareas que recaían sobre las mujeres y que a ella no le parecían bien. Pero la magnífica tarea de transmitir la vida no me parece una carga sino un extraordinario privilegio de la mujer que comparte con todos los seres vivos.
Pues sobre estas palabras de Doña Simona se ha montado el gran escándalo (y el gran negocio) del aborto, de la ideología de género, que trata de convencer a la gente de que pueden decidir si ser machos o hembras o cualquier otra cosa, de la lucha de sexos como un nuevo intento revolucionario neo-marxista.
El satánico consejo: no hagáis caso de Dios sino gustad de la fruta prohibida,  la de la ciencia del bien y del mal,  y seréis como dioses, como ha quedado escrito en el primer libro de la biblia, seguimos escuchándolo y haciéndole caso.
Ahora nos hemos sacado de la manga que todo ha de ser pensado y dirigido por nosotros, con nuestro entendimiento y libertad, sin darnos cuenta de que tales cosas, junto con la misma vida, son un don gratuito que hemos recibido por amor.
Cualquiera que contemple el caldero de despojos de una clínica abortista, tiene que estar muy endurecido si no se le revuelve el estomago y sigue diciendo que eso está bien.
Hay testimonios de los que se han arrepentido de cambiar de sexo pero los gobernantes que han dictado esas leyes inicuas, multan y persiguen a los que tratan de ayudarles.
Hay que reconocer que desde que nos creemos libres para hacer lo que nos apetezca, sin cortapisas, el mundo va mucho peor. Envejecemos sin esperanza, hay más mascotas que niños, buena parte de nuestros pueblos están vacíos, la institución familiar está en crisis, hay más sexo que amor…
Podemos seguir votando y creyendo que las papeletas que metamos en las urnas van a resolver algo. Pues no lo creo ya que nuestra enfermedad es mucho más honda: queremos ser nuestros propios dioses y olvidarnos de Dios.
Francisco Rodríguez Barragán
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martes, 22 de octubre de 2019

Historia y Constitución


            Los que siempre hablan de dialogo que dialoguen sobre la necesidad     de reformar   la Constitución
Desde 1833 han estado vigentes las provincias españolas que fijó el granadino, de Motril,  Javier de Burgos en tiempos de Cea Bermúdez, sin que hubiera ninguna urgencia en modificarlas. Todos los niños aprendimos, de memoria, las provincias de cada región: Galicia, Asturias, León, Castilla la vieja, Castilla la Nueva, Andalucía, Cataluña, Extremadura, Murcia, Navarra, Valencia, Vascongadas, Baleares y Canarias,
La primera república, la de 1873, estuvo a pique de dar al traste con aquella organización provincial y regional, no tanto por introducir modificaciones, como partir en dos a Andalucía o añadir Ciudad Real a Extremadura, sino porque fomentó un insano cantonalismo que provocó enfrentamientos y reclamaciones territoriales entre los cantones. Como por ejemplo: Granada reclama el pueblo de Alcalá la Real,  Murcia los pueblos de Castril o Huéscar, y el cantón de Cartagena,  se alza contra Murcia con las armas de la Armada que allí tenía su sede.
Esta república se hundió entre interminables discusiones y dimisiones que dejaron paso a la restauración  canovista, durante la cual España consiguió un aceptable desarrollo, sostuvo la guerra de Cuba y luego la de África, no pudo resistir la presión de Estados Unidos en el exterior y de las nuevas fuerzas, anarquistas y socialistas, en el interior; intentó la dictadura de Primo de Rivera y acabó en la segunda república y la huida de Alfonso XIII.
La dictadura de Franco, (que murió en su cama y ahora quieren sacarlo de su tumba), dio paso a los años de la transición y la redacción de una nueva Constitución que, sometida a referéndum, aceptamos con ilusión la mayor parte de los españoles.
La Constitución pretendió ser un traje que satisficiera a todos, cosa que no ha conseguido, porque en ella misma germinaban las semillas de nuevos problemas, especialmente la introducción de las autonomías y la falta de medidas que garanticen la unidad de España.
Con base en las libertades se ha aceptado la presencia de partidos que llevan en sus programas la reclamación de la independencia de su territorio, que otros países hubieran vetado y prohibido. Aquí repetimos que pueden conseguir la independencia mediante la reforma de la constitución, lo cual ningún independentista se cree, por lo que utiliza la debilidad de los sucesivos gobiernos para avanzar hacia su objetivo.
El propio sistema parlamentario, para la constitución del gobierno facilita a los partidos independentistas vender caros los votos de sus representantes tanto en dinero como en competencias. Tenemos la “chusca” situación de haber transferido a la comunidad catalana el control de prisiones, por lo que los políticos ahora condenados tienen directamente la llave de la cárcel para salir cuando quieran.
Pienso que hay que reformar la constitución respecto al papel de los partidos políticos, la formación de gobiernos estables, blindar la unidad de España, reducir las competencias autonómicas que están resultado letales para esa unidad como puede ser la educación o el uso de lenguas particulares en lugar del español que es hablado por cientos de millones en todo el mundo.
Vistos todos los problemas que padecemos es inaplazable abordar con seriedad la reforma de la constitución de 1978 para seguir siendo esta nación llamada España...
Francisco Rodríguez Barragán
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http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/38367/2019-10-23.html

martes, 15 de octubre de 2019

Un artículo en pausa



            Cuando no sabemos lo que nos traerá el mañana no hay que preocuparse que ya llegará.
Cuando me dispongo a escribir mi artículo semanal tengo como ruido de fondo una de las variadas y parecidas tertulias de la tele hablando de la sentencia del “proces” que seguramente no han tenido tiempo de leer, salvo las filtraciones interesadas ¡qué vaya usted a saber!
Cuando tenga la oportunidad de leerme los 500 folios de la sentencia puede que opine algo o mejor me calle pues nadie me ha dado vela en este entierro.
El otro tema en candelero es la exhumación de Franco que me hace recordar un libro, creo de Azcona, titulado “Los muertos no se tocan, nene” o el parte de Franco cuando acabo la guerra a la que habría que escribir un añadido: “el sector rojo” ha conseguido su primera victoria contra Franco, cuarenta y tantos años después y de forma un tanto discutible.
Esta exhumación es un acto de propaganda electoral ante el que la Junta Central calla como…p,  muerta. Debe ser una ideica del cerebro de Iván Redondo que no sé si le dará algún rédito electoral o no.
Lo que me resulta un tanto inconcebible es que los obispos españoles, sucesores de todos aquellos que fueron fusilados sin contemplaciones, no hayan sido capaces de decir nada quizás por miedo a que el gobierno elimine la crucecita de la declaración de la renta o se empeñe en cobrar el IBI a las catedrales y a todas las iglesias. Muy triste todo.
Ayer le di un vistazo a un viejo libro de Díaz-Plaja: El español y los siete pecados capitales. Seguramente muchos creerán que estos pecados han sido descatalogados en el sínodo amazónico y ni siquiera se los saben.
El primer capítulo lo dedica a la soberbia, -pecado y actitud- creo que sigue siendo actual, aunque los mejores representantes de la soberbia eran, cuando escribía Diaz-Plaja, los que tenía algún título de nobleza, puesto relevante en la política, la administración o la cofradía de Semana Santa y que le espetaban a cualquiera: “usted no sabe con quién está hablando” y este cualquiera se alejaba disculpándose, aunque él haría lo mismo cuando tropezara con alguien de menor categoría.
Ahora los soberbios son los políticos que, con escaso currículo, se sienten por   encima de todos los ciudadanos, los que le votaron y los que no, y si tienen apoyo suficiente entre los diputados puede cargar al ciudadano con cualquier impuesto u obligación y, lo que es más grave, nos imponga su manera de pensar, pasando por encima de la Constitución, de la Biblia y lo que se presente ya sea memoria histórica, ideología de género, educación obligatoria en lo afectivo-sexual a nuestros hijos, etc. etc.
Otra clase de soberbios, cum laude, son los opinadores de las tertulias televisivas, que repiten, como cotorras argentinas, sus soflamas en las que se adjudican etiquetas imborrables al resto de los mortales.
Algunos, para hacerme notar mi vejez, me espetan: en tus tiempos tal y cual. Aprovecho la ocasión para recordarles que mis tiempos son aquellos y estos, mientras que los de ellos solo son estos y que muchas de las cosas de que presumen las conseguimos los de “aquellos tiempos”. Ser viejo no es ninguna deshonra, a la hora de saber, les recuerdo el viejo refrán: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Hasta la semana que viene.
Francisco Rodríguez Barragán
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martes, 8 de octubre de 2019

¿Estamos al fin del ciclo fatal de cuarenta años?



            ¿Acaso somos demócratas por ir a votar una y otra vez?
Desde que fue aprobada la Constitución de 1978 creí que su título I, capítulo II, sobre los derechos y deberes fundamentales de los españoles era cierto,  nos convertía en un país democrático y nos ponía a salvo de la persecución y la arbitrariedad, pero pasados cuarenta años (siempre el fatídico período de cuarenta años) compruebo con tristeza que no es verdad. Que mis opiniones no sirven para nada si no coinciden con las del gobierno y que el gobierno, de unos u otros, se encarga de blindar, apoyar y subvencionar sus propias opiniones y si no las compartimos, peor para mí y los que opinen como yo.
Así que nada de país democrático, solo apariencia. El gobierno o mejor dicho los numerosos gobiernos que deciden por nosotros ya se encargan de dictar leyes sobre la educación, el feminismo feroz que ha destruido la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la ideología de género y el matrimonio homosexual, y el aborto prácticamente libre, que está eliminando la familia. Nuestras propias viviendas, que pueden ser ocupadas impunemente, la imparable emigración subvencionada, etc. etc. y todo ello regado abundantemente con subvenciones de los ayuntamientos, de las comunidades autónomas o del estado.
Luego nos cuentan que hay una España prácticamente vacía, que hay bandas de menores emigrantes no acompañados, “menas” o “bandas latinas” de llegados de la América Hispana, que siembran el terror en bastante barrios de nuestras ciudades sin una acción punitiva y eficaz de nuestro sistema judicial ni penitenciario.
Se les llena la boca a nuestros gobernantes hablando de las prestaciones sociales o de nuestra sanidad pública, pero no consiguen garantizar las pensiones de los que trabajaron y cotizaron toda su vida.
Nuestros políticos no son siquiera capaces de ponerse de acuerdo para buscar el bien común de los españoles, pues cada uno persigue su propio beneficio, pero nos ordenan volver a votar otra vez, ¿para qué? ¿Cuáles son sus programas? ¿Significa algo votar a la izquierda o a la derecha? ¿Cuáles son las diferencias? ¿Es urgente desenterrar a Franco o derribar la cruz del Valle? ¿Se quiere poner punto final a la transición que nos pareció modélica?
La Ley de Memoria Histórica ¿para qué? Dejad la historia para los historiadores y dedicaros a la tarea urgente de gobernar sin aumentar la deuda, sin agobiarnos con impuestos, sin atizar discordias, pero sin aceptar la ruptura de España.
Seguramente que lo que yo piense o deje de pensar le importa un bledo a nuestros políticos, salvo que me oponga al aborto, al matrimonio homosexual al adoctrinamiento escolar de los niños o a la destrucción de la familia pues si consiguiera hacerme oír me mirarían con desprecio y me calificarían de facha.
Mi voz no llegará muy lejos, pero seguiré pataleando y gritando que esto no es ninguna democracia, que las libertades y derechos que aparecen la Constitución del 78 son papel mojado y que me siento engañado y desilusionado con un régimen que voté esperanzado.
¿Será verdad que en España cada cuarenta años todo se va al traste y hay que volver a empezar? No voy a vivir lo suficiente para ver lo que pasa, pero a mis hijos y nietos les deseo una España mejor.
Francisco Rodríguez Barragán
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martes, 1 de octubre de 2019

Un recién nacido arrojado a un río


            Algunos comentarios sobre este triste hecho

Todas las cadenas de comunicación nos informaron hace unos días que habían arrojado un recién nacido al borde del rio. Allí estaban los guardias con sus perros buscando el cadáver del chiquillo hasta encontrarlo.
La información se completó con el dato de que era una pareja de jovenzuelos que habían decidido deshacerse del niño que ella había parido en la habitación de un hotel.
El hecho merece algunas reflexiones: Todos los días las clínicas abortistas eliminan recién nacidos que nadie busca ya que se trata de embarazadas a las que una, dicen que ley, autoriza a hacerlo. Estos bebés irán a parar a una trituradora de restos de quirófano, salvo que puedan ser comercializados por trozos. He leído que en USA hay una verdadero negocio de partes de bebé para experimentar con ellos y seguramente aquí en España no será menos.
También cuando aparece algún bebé abortado en un contenedor de basura la policía, de inmediato, realiza las oportunas diligencias para encontrar a la delincuente, pero a las que hacen lo mismo en las clínicas abortistas no las busca la policía ni tienen problemas. A mí me resulta inexplicable y monstruoso todo  esto, seguramente porque no soy progre, gracias a Dios.
También sé que las personas pro-vida que acuden a la puerta de los abortorios, para brindar ayuda a las que allí acuden, son los que pueden resultar denunciadas y perseguidas.
Desde aquella ley de 1985 que nos vendieron como “despenalización del aborto, pues no era justo cargar a las mujeres que tenían un problema con una pena judicial”, a la situación actual, post-Zapatero, que legalizó todo esto hay un abismo. La derecha recurrió al Tribunal Supremo este engendro de ley y seguramente allí también habrá abortado pues han pasado años y no han resuelto nada. También la derecha pudo derogarla cuanto tuvo mayoría, pero “alguien” le ordenaría no hacerlo o temieron no resultar tan progres como la izquierda.
Otra reflexión que se me ocurre es que todo esto es consecuencia de la llamada liberación sexual, que consiguió hacer pasar por normal la práctica sexual  desde la adolescencia (e incluso con asesoramiento de sus educadores) y la inhibición pusilánime de las familias, si es que quedan algunas,  que hacen la vista gorda ante la vestimenta, horario, etc. de sus hijas o incluso les recomiendan el uso del preservativo.
La liberación sexual no me parece que haya liberado de nada a los jóvenes sino los ha empujado a muchos a una rueda vertiginosa de alcohol, droga y sexo, en la que nadie se acuerda de píldoras ni preservativos, ya que siempre se puede recurrir “legalmente” al aborto.
La jovencita, o no tan joven,  que queda embarazada, después de una tarde o noche priápica, poca ayuda puede recibir del mozalbete que la hizo gozar un rato, que huirá de cualquier compromiso. ¿Quién podrá ayudarla? ¿Hallará esta ayuda en su familia? ¿A dónde acudirá? Pues seguramente a la clínica abortista a no ser que pueda contactar con algún movimiento pro-vida.
Se me revuelven las tripas cuando oigo hablar de gobiernos de progreso. Más que progresar retrocedemos a las bacanales y saturnales de la decadencia del imperio romano. El striptease patrocinado por la alcaldesa de Barcelona para espectáculo infantil o las carrozas del día del orgullo gay, son un ejemplo de nuestro retroceso histórico.
Francisco Rodríguez Barragán
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