viernes, 25 de diciembre de 2015

Algunas cosas que estimo curiosas de las elecciones


Terminó el día de las elecciones y el recuento de votos con los resultados de todos conocidos y se me ocurre anotar algunos aspectos que se me antojan curiosos de estos días, aunque seguirán produciéndose incidentes que llenarán las páginas de los diarios y los programas televisivos.
Para mi gusto, que seguramente muchos compartirán, el resultado de estas elecciones es bastante insatisfactorio, aunque los cabezas de cada lista salieran la noche del recuento mostrando su satisfacción por los buenos resultados obtenidos. No es nada original ya que siempre pasa lo mismo.
El partido del gobierno se ha pasado la campaña desgañitándose paral explicar lo que ha hecho, pero no ha dedicado ni un minuto para justificar lo que  ha dejado por hacer de lo prometido en las elecciones anteriores, a pesar de la aplastante mayoría que obtuvo. Si votó contra las leyes de Rodríguez Zapatero que legalizaba el aborto, las uniones homosexuales, el divorcio exprés, la educación para la ciudadanía como vehículo para introducir la ideología de género, si llegó incluso a recurrir al Tribunal Constitucional contra alguna de ellas, ¿por qué no hizo nada? ¿Por qué el escaso número de diputados que  se atrevieron a señalar el abandono de una política pro-vida fueron excluidos de las listas electorales?
Pérez Rubalcaba ya profetizó que el Partido Popular no se atrevería a modificar ninguna de las leyes socialistas y así ha ocurrido. Quizás Mariano Rajoy tiene miedo a parecer menos progresista que su antecesor.
El partido socialista se ha pasado la campaña repitiendo que su objetivo era desalojar a Rajoy de la Moncloa por la corrupción y que va a derogar todas las reformas del partido popular, pero no he escuchado que tenga algún proyecto para mejorar la situación de los españoles, salvo invocar como panacea una reforma federal que nadie sabe en lo que pueda consistir si ya tenemos un estado autonómico. Si Rajoy mira el caso Bárcenas como algo ajeno, Sánchez hace lo mismo con los casos andaluces.
El populismo de Podemos ha conseguido ser la tercera fuerza. En su campaña consiguió incluso aparecer como social-demócrata, pero cuando tomó la palabra en la noche del domingo pudimos comprobar que sigue con sus delirios populistas, pero su discurso revolucionario llega con un siglo de retraso, la revolución rusa fue en 1917. Las reformas que considera inaplazables como una reforma radical de la constitución, el derecho a decidir de las regiones que forman España, la entrega del poder al pueblo o el blindaje de los derechos, me parecen pura demagogia.
Albert Rivera llegó a creerse en su campaña que iba a llegar a la jefatura del gobierno y que si no era él quien gobernara no pensaba apoyar a nadie. No sabemos lo que hará el partido Ciudadanos en este incierto futuro inmediato que se nos avecina, pero de lo que haga dependerá mucho que se consolide o se desinfle. Creo que  de toda la gente que vio en este partido una buena opción bastantes no han llegado a votarle por desconfianza.
También resulta curioso y anacrónico, aquí en Europa, que tanto la gente de Iglesias como la de Alberto Garzón sigan levantando el puño izquierdo del viejo comunismo que terminó en el 89.
Francisco Rodríguez Barragán



Cosas de las que debaten poco los políticos



Esta variopinta campaña electoral tuvo ayer con un bronco y desagradable cara a cara entre el Presidente del Gobierno y el representante socialista Sr. Sánchez Castejón, pero hay algunas cuestiones de las que no se habla, como si hubiera un tácito acuerdo de no hacerlo o dando por supuesto que no son de interés para los oyentes y espectadores, aunque realmente son los medios de comunicación los que en verdad deciden lo que los ciudadanos tenemos que pensar, saber y querer.
Han hablado de economía, de las pensiones, de la ley de dependencia y del manoseado estado de bienestar, pero ninguno señala lo que habría que hacer ante nuestro grave problema demográfico, ante el envejecimiento constante de la población y la falta de relevo generacional con una natalidad exigua.
Se ha publicado que en el pasado año decreció la población, ya que hubo más personas fallecidas que nacimientos, pero nadie cuenta los más de cien mil abortos anuales.
¿Por qué son abortados tantos niños? Pues porque la familia está en vías de  extinción, porque los derechos “emergentes”, la ideología de género y una legislación anti-familiarista han blindado la situación para evitar cualquier intento de rectificación, que sería mal vista.
Todos los partidos, sea cual sea su color, defienden el aborto, el matrimonio homosexual, el divorcio exprés, una sexualidad rampante y descomprometida, pero lo peor es que la sociedad en su conjunto ha metabolizado todo esto y lo admite si protesta. Ya hasta se andan apuntando los partidos a regular la aberración de los  vientres de alquiler.
Hablan de leyes de conciliación de la vida laboral y familiar pero habría que preguntarse si sigue existiendo una vida familiar estable que proteger. En cuanto a la ley de dependencia, de la que hacen bandera, lo que pone de manifiesto es el fracaso del estado de bienestar, con poca pensión y sin familia, ¿qué podemos esperar los mayores?, aunque mejor es que traten de financiar la dependencia a que piensen que es más barato regular la “muerte digna”.
En cuanto a la educación no se abordó la situación del creciente fracaso escolar, ni el derecho de los padres a elegir el centro que prefieren para sus hijos. Parece que lo único importante, para muchos políticos, es si se mantiene o no la enseñanza concertada, si se suprime la religión o se impone la educación para la ciudadanía.
La propuesta de ampliar el periodo educativo obligatorio hasta los 18 años muestra la falta de perspectivas para la gente joven. Un pacto escolar que saque la educación de los avatares políticos parece tan urgente como inalcanzable. La implantación de una enseñanza profesional adecuada no será posible sin la implicación de los empresarios.
Tenemos muchas universidades pero pocas que destaquen a nivel europeo y nadie habla de las escasas salidas que tienen nuestros graduados, salvo que opten por emigrar a otros países.
El libro blanco de la educación que prepara José Antonio Marina ¿será tenido en cuenta? No se sabe.
También existe una cierta fijación en algunos políticos por romper los acuerdos con la iglesia y marginarla, sin reconocer su aportación a la convivencia ni la importancia de su acción asistencial. No se explica la aversión de algunos partidos a nuestras tradiciones religiosas, ni a presentarse como creyentes. Nadie se confiesa abiertamente como católico. Claro que sería incongruente serlo y mantener determinadas posturas.
Esperemos a ver lo que nos depara el próximo 20 de diciembre.
Francisco Rodríguez Barragán




Mi reflexión sobre la ONU


La Organización de Naciones Unidas creada en 1945, tras la II Guerra Mundial, está teniendo una vida mucho más larga que su antecedente la Sociedad Naciones, que solo duró desde 1920 a 1946. Tanto una como otra nacieron con el noble propósito de mantener la paz en el mundo. La Sociedad de Naciones no consiguió evitar la segunda guerra Mundial, la ONU tampoco ha conseguido evitar guerras limitadas, pero continuas, que se han ido produciendo en nuestro mundo, desde la de Corea a la actual contra el llamado estado islámico.

En 1948 la ONU alumbró la Declaración Universal de derechos humanos cuyo artículo primero declaró que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, pero uno de los firmantes, los Estados Unidos, mantuvieron la discriminación racial hasta finales de los años 60, y se abstuvieron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y sus satélites lo mismo que hizo Arabia Saudí.
El derecho de veto que se reservaron determinados países pone de manifiesto que a pesar de los altisonantes propósitos, esta organización supranacional ha estado al servicio de los intereses de los más fuertes. Seguramente si no hubiese existido la ONU habría sido peor, pero confiar en ella como última instancia para restablecer la justicia y el orden, parece excesivo.
A lo largo del tiempo la ONU ha ido creciendo en complejidad y creando otros organismos que funcionan teóricamente bajo su control pero que en realidad manejan una maraña de expertos al servicio de variados grupos de presión económicos e ideológicos.
La imposición de políticas antinatalistas, bajo el eufemismo de salud sexual y reproductiva, la difusión de la ideología de género o la promoción de “nuevos derechos emergentes”, cuando tanto queda por hacer respecto a los que detalló la Declaración Universal, resulta inquietante.
Ahora se está celebrando la Cumbre sobre el calentamiento del planeta. Pedir a todos que dejemos de estropear nuestro ambiente, mares, ríos, bosques y montañas, con basura me parece excelente, pero pretender que todos los países reduzcan sus emisiones de CO2, es la oportunidad para que los más poderosos impongan una carga onerosa a los pobres con la coartada de salvar el planeta.
Que las variaciones climáticas a escala planetaria sean producidas por el hombre no es algo indubitable. La actividad solar y la actividad volcánica quizás tengan más influencia que el parque automovilístico o las calderas de calefacción. La industria necesita energía para cualquier proceso de transformación y sería altamente beneficioso utilizar una que fuera limpia y barata. Creo que hay muchas posibilidades de sustituir la energía fósil por la fotovoltaica la eólica o la nuclear. Esta última ha contado con la cerrada oposición ecologista con su lema “Nucleares no, gracias”.
Puede que en todo ello entren en liza los más variados intereses. Si se abandona el petróleo, el gas o el carbón algunos saldrán perjudicados. Si se opta por las renovables algunos saldrán beneficiados, aunque aquí en España no parece que nos haya abaratado el consumo haber invertido grandes cantidades en placas solares o columnas eólicas.
Detrás de cada actuación de los organismos de la ONU, como soy mal pensado, creo que lo que se mueve no son sus elevados propósitos fundacionales sino simplemente intereses económicos y en esto del clima también.
Francisco Rodríguez Barragán
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