martes, 29 de septiembre de 2020

Nuestra situación actual y la Biblia

            Agobiado por la pandemia y las noticias inquietantes he abierto la Biblia            buscando alguna luz.

Vivimos en una situación de alarma permanente. Todos los medios de comunicación nos aturden con sus repetitivas noticias sobre el COVID-19 y una zarabanda ininteligible de cifras de contagiados, hospitalizados y fallecidos que nadie consigue cuadrar.

Al mismo tiempo estos mismos medios también nos bombardean con noticias políticas inquietantes. Cualquiera puede preguntarse: ¿Qué ocurre en España? Y recibirá las más variadas respuestas desde ataques a las instituciones como proyectos de ley tan confusos como la de memoria democrática, la de la legalización de la eutanasia, la de educación, más bien de adoctrinamiento y un clima de enfrentamiento en que las amenazas son constantes.

Abro la Biblia y busco el libro de Qohélet (Eclesiastés) cuyo comienzo nos advierte que todo es vanidad, que lo que fue es lo que será y que no hay nada nuevo bajo el sol.

Los que ahora se desgañitan voceando sus bravatas no piensan que pasarán como pasaron otros antes que ellos y quedarán apartados por los que le sigan que contarán de ellos lo que les parezca, verdades o falsedades.

Confiesa Qohélet que ha interesado alcanzar sabiduría y ciencia y ha comprendido que es empeño vano porque mucho saber, mucho sufrir, y a más entendimiento, más padecimiento.

Si miramos hoy a nuestro alrededor comprobaremos que muchos de nosotros hemos trabajado, nos hemos esforzado, por asegurar nuestro porvenir y ahora todo está en cuestión. ¿Quién disfrutará de nuestro esfuerzo?

Entonces ¿qué saca el hombre de todo su trabajo y el empeño que su corazón pone bajo el sol? Después de trabajar con sabiduría, ciencia y provecho han de dejar lo suyo a quien no trabaja.

Si es la muerte la que pone fin a nuestra tarea quizás no resulte tan dolorosa como que te expropien lo ganado, nos lo arrebaten, de una vez o año a año, impuesto a impuesto.

Todo tiene su momento y hay un tiempo para cada cosa bajo el cielo y  Qohélet hace una lista que si la leemos con calma nos impactará sin duda. La lista que empieza diciendo que hay tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado y se cierra con que hay tiempo de guerra y tiempo de paz y la pregunta clave ¿Qué ventaja saca el hombre que hace su trabajo?

Dios todo lo hizo bien y lo entregó a los hombres para que continuaran su obra y no hay nada mejor para ellos que alegrarse y hacer el bien en su vida, pero en lugar de derecho hay fraude y en lugar de justicia corrupción, pero Dios juzgará al justo y al corrupto y será muy distinto su destino.

Dios ve las tropelías que se cometen y el llanto de los explotados sin que nadie se compadezca de ellos y que el provecho que unos sacan con su esfuerzo suscita la envidia del prójimo.

La segunda parte de este libro de la Biblia nos habla de que la sabiduría reside en el temor de Dios. Habrá que meditar sobre ello en un próximo artículo ya que el temor de Dios solo el hombre sabio lo comprende. Este temor no es miedo sino comprensión de nuestra pequeñez frente a la grandeza y omnipotencia de Dios.

Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en

http://www.sotodelamarina.com/Francisco_Rodriguez_Barragan/Articulos/20200928Francisco_Rodriguez_Barragan.htm

 http://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez

 http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/38782/2020-09-29.html 


 

 

 

 


martes, 22 de septiembre de 2020

Datos sobre nupcialidad (matrimonios y parejas de hecho)

             La familia está sufriendo grandes cambios

En mi anterior artículo donde traté el invierno demográfico de España a la vista del informe del Instituto de Política Familiar, ya advertí que la evolución de la población está ligada a la nupcialidad y los hogares, en resumen, con la base de la familia.

Tomando los datos que ofrece el citado IPF puede constatarse que la familia ha sido la institución que con más fuerza ha sido combatida por las ideas dominantes que se han ido desarrollando en el último siglo.

Si la base de toda familia era el matrimonio estable entre un hombre y una mujer, el dato inquietante es el descenso vertiginoso de los matrimonios en España. Entre los años 1975 y 2017 se han perdido casi 100.000 matrimonios, han pasado de 271.347 a 173.626, una reducción del 36%, disminución que se hubiera acentuado si no fuera por la inyección de matrimonios internacionales (27.391 en el 2017). La tasa de nupcialidad se ha desplomado y junto con Italia, Portugal y Eslovenia, presentan la tasa más baja de Europa.

Los matrimonios están siendo sustituidos por parejas de hecho, como puede comprobarse en el habla coloquial en el que se dice con más frecuencia “mi pareja” que mi esposa o esposo. Estas parejas, cada vez más, no tienen hijos. Los matrimonios tienen más hijos que las parejas de hecho. De un total de 10 millones de parejas casi cuatro no tienen hijos.

Por otro lado cada vez hay más hogares mono-parentales: unos dos millones de los que 9 de cada 10 se trata de madres con hijos. Estos hogares mono parentales pueden tener situaciones muy diferentes como la viudedad, separación, divorcio o procreación sin pareja.

Hay que notar que los españoles se casan cada vez más tarde: a los 36,4 años de media. España es con Suecia los dos países de Europa donde más tarde se casan.

De los que contraen matrimonio casi el 75% lo hacen exclusivamente por lo civil. Si en el año 2000 eran 52 mil en 2017 son 124 mil.

Estas variaciones en la nupcialidad han dado como resultado que cerca del 50% de los nacimientos son ya extramatrimoniales. En definitiva los matrimonios españoles están sufriendo grandes variaciones tanto en sus aspectos cuantitativos como estructurales.

Esta situación ha significado un aumento de las rupturas familiares. Casi un millón de matrimonios se divorcia al año. Las parejas de hecho no necesitan divorciarse. Cada día se producen 288 rupturas familiares.

Los divorcios se han duplicado en el periodo 2004 a 2017, lo cual afecta anualmente a unos 90.000 niños (89.700 en 2017), siendo los más afectados los menores de edad ya que 4 de cada 5 rupturas tienen hijos menores.. Los primeros años de matrimonio son críticos pues uno de cada tres matrimonios que se divorcia no ha llegado a durar ni 10 años y el 10% de los divorcios procede de parejas que se habían divorciado anteriormente.

Desde la aprobación en 2017 de la ley de divorcio exprés la población separada o divorciada ha tenido un crecimiento espectacular. Se está produciendo un aumento de la ruptura familiar y cada vez hay más hijos afectados por el divorcio.

Con todos los datos que he aportado de los informes del Instituto de Política Familiar, resulta clara la crisis de la familia, la institución que tradicionalmente era la columna vertebral de la sociedad.

Francisco Rodríguez Barragán

 

Publicado en:

http://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez

http://www.sotodelamarina.com/Francisco_Rodriguez_Barragan/Articulos/20200921Francisco_Rodriguez_Barragan.htm

 http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/38787/2020-09-21.html 


martes, 15 de septiembre de 2020

El invierno demográfico de España.


Cada vez más viejos y menos jóvenes nos llevarán a la catástrofe

En mi artículo anterior ofrecí comentar otro informe del Instituto de Política Familiar sobre la Evolución demográfica de la familia en España en 2019, informe que cualquier persona interesada puede bajarse de la página web de este Instituto.
En su primer capítulo trata de la evolución de la natalidad indicando que la mayoría de las españolas desearía tener 2 o más hijos, pero que no han podido tenerlos por razones económicas, laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral.
Constata el informe que España está en una situación de natalidad crítica pues cada vez nacen menos niños. En 2017 nacieron 276.197 niños menos que en 1975 a pesar del aumento poblacional de 11 millones de personas y del aporte de 76.060 nacimientos de madres extranjeras. De 1833 nacimientos diarios en 1975 solo han nacido 1.077 en 2017.
El índice de fecundidad es de 1,31 hijos por mujer en edad fértil, muy alejado del  nivel de reemplazo generacional que tendría que ser del 2,1. España necesita 240.000 niños más al año para asegurar mínimamente el nivel de reemplazo. Desde 2007 las mujeres en edad fértil (15 a 49 años) han disminuido en 1,2 millones.
La aportación de las madres extranjeras con 1,71 hijos por mujer ha sido fundamental para paliar algo la natalidad crítica de las madres españolas. Las familias numerosas con 3 hijos por mujer están sosteniendo la natalidad en España.
Otro elemento negativo más es la edad media de maternidad de las españolas que es de 32,6 años. Además el aborto frena la natalidad con 94.123 abortos registrados en 2017. Son registrados los que las CC.AA. notifican al Ministerio de Sanidad, pero la realidad será mucho más numerosa.
Al tomar el aborto como un anticonceptivo más hay bastantes mujeres que abortan más de una vez.
Se está produciendo una crisis de natalidad sin precedentes en España en la que cada vez hay menos niños, de los que la mitad son extramatrimoniales. Este déficit de natalidad es prolongado. Si en 1980 eran 2,1 hijos por mujer, desde 1987 no se han superado el 1,5 y en 2017, como ya se ha dicho, es de 1,31.
La evolución de la población española que hoy supera los 46 millones de personas ha tenido un descenso de 350.00 personas desde la crisis del 2010 y ha sido la emigración la que ha hecho posible el crecimiento pues, sin la aportación emigrante solo seriamos 42 millones.
Pero el problema fundamental es que mueren más personas de las que nacen en España. El crecimiento natural español se ha desplomado por la caída vertiginosa de los nacimientos. En 2017 ha habido 317.121 nacimientos frente a 410.478 defunciones.
La emigración en España se va consolidando y ya supera los cuatro millones y medio.
España se ha convertido en una nación vieja, en la que hay 2 millones más de personas mayores que de jóvenes. Uno de cada cinco españoles supera los 65 años. Tenemos una creciente esperanza de vida pero sin gente joven esto no se puede sostener.
Los gobernantes andan preocupados por el sistema de Seguridad Social que puede irse a pique definitivamente, pues la pirámide demográfica se ha invertido. Las consecuencias de este invierno demográfico para 2050 serán catastróficas pues 1 de cada 3 españoles tendrá más de 65 años.
La evolución demográfica hay que verla en relación con los hogares y la nupcialidad, lo que también ha sistematizado el Instituto de Política familiar y del que les comentaré en un próximo artículo.
Francisco Rodríguez Barragán
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martes, 8 de septiembre de 2020

Pandemia y aborto



            Con la pandemia se mueren los viejos con el aborto los niños por nacer
El Instituto de Política Familiar es una entidad independiente, no vinculada a la administración pública ni a partidos políticos u organizaciones religiosas que busca la promoción y defensa de la familia ante la opinión pública y los poderes públicos. Con periodicidad publica sus informes que cualquiera puede leer bajándolos de su página de internet.
Hoy pretendo comentar su informe sobre el aborto en España, 35 años después de aquella nefasta ley de 1985 que se decía de despenalización del aborto en varios supuestos, pero que ha ido ampliándose desde el gobierno de Rodríguez Zapatero y que el posterior mandato del Partido Popular no se atrevió a modificar, dejando claro que la derecha hace seguidismo de las ideas de la izquierda por carecer de discurso propio.
Tomando como base los datos de abortos registrados,  notificados por las Comunidades Autónomas y que el Ministerio de Sanidad recoge anualmente en su informe “Interrupción voluntaria del Embarazo”, el número de abortos ha superado siempre los 90.000 anuales desde el 2005. En el año 2018 han sido 95.917 abortos, un 2% más que la cifra de 2017 de 94.188.
La cifra de 2018 significa que cada día 263 niños dejaron de nacer. Cada cinco minutos y medio se produce un aborto.
En 2017 España ocupaba el tercer lugar en la Unión Europea en número de abortos, detrás de Alemania y Francia.
El Instituto de Política Familiar ha puesto en relación los 95.917 abortos del 2019 con otros datos de interés. Los niños abortados son casi 90 veces más que la mortalidad por accidentes de tráfico. Cataluña, Andalucía y Madrid tienen 54.208 abortos lo que representa el 56% del total de España.
Son las jóvenes entre 20 y 24 años las que tienen la mayor tasa de abortos. Desde el año 1985  hasta 2018 se han producido un total de 2.387.543 abortos lo cual explica bastante claro nuestros problemas demográficos. Ha habido un trasvase de abortos quirúrgicos hacia abortos químicos del 23%, pero tan de una forma como de otra el resultado es el mismo: niños que no los dejan vivir.
Las adolescentes y las niñas son las más afectadas pues de cada 5 chicas embarazadas, tres abortan. Curiosamente la proporción de abortos sobre embarazos de mujeres extranjeras está disminuyendo, mientras siguen aumentado entre las españolas.
Hasta el 2010 el aborto en España ha sido libre de hecho y después ha sido y es libre de derecho. A pesar de la facilidad para la utilización de anticonceptivos físicos, el aborto es concebido como un anticonceptivo más, tanto en mujeres con pareja como sin pareja, en mujeres con hijos como en mujeres sin hijos, en las 14 primeras semanas de gestación. Es dudoso que se notifiquen todos los abortos que se producen, por lo que la cifra real de abortos será mucho más elevada.
En un próximo artículo trataré de dar a conocer la repercusiones demográficas de todo esto, utilizando otro informe del IPF.
Francisco Rodríguez Barragán
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martes, 1 de septiembre de 2020

¿Qué hacemos con nuestra vida?


            Nuestra vida es un regalo del que se nos pedirá cuenta.
Según el diccionario,  la palabra culto es el honor que se tributa religiosamente a lo que se considera divino o sagrado pero cada vez más gente no considera nada como divino y sagrado ni se siente obligada a tributar culto a Dios.
La cultura no es solo, ni primariamente, el saber de cosas humanas sino regirse por un culto religioso. Desaparecido todo culto referido a Dios, las personas dan culto al mundo, pero el mundo le exige  que comparta sus ideas, sus banderías, sus valores, sus ideologías, en un batiburrillo de cosas a escoger y así escojo mi propia voluntad como razón última de mi existencia.
Huimos de las obligaciones que nos impone la religión cristiana, en nuestro caso, como la fe, la esperanza y la caridad, y aceptamos esoterismos, manuales de auto-ayuda, reiki o cualquier mercancía que nos ofrece la new age, siempre dispuestos cambiar de ideas y de conducta. Creo que es cierto que cuando se deja de creer en Dios se cree en cualquier cosa.
Pero hay algunas tendencias permanentes: ganar dinero, gozar del placer, triunfar en nuestras empresas ya sean profesionales, amatorias o deportivas.
En el libro llamado Imitación de Cristo que escribió Tomás de Kempis se nos dice: Escucha, hijo mío, mis palabras trascienden toda la ciencia de los filósofos y letrados de este mundo pues mis palabras son espíritu y vida y no se pueden ponderar partiendo del criterio humano.
No deben usarse con miras a satisfacer una vana complacencia sino recibirse con humildad y gran afecto del corazón. Los más, oyen de mejor grado al mundo que a Dios, y más fácilmente siguen las apetencias de la carne que el beneplácito divino. El mundo ofrece cosas temporales y efímeras y se le sirve con diligencia. Dios promete lo sumo y eterno y los corazones de los hombres languidecen presos de la inercia.
Lo que escribía Tomás de Kempis en el siglo XIV ¿no es aplicable hoy a los que vivimos en el XXI? Pero pocos lo leen entretenidos con cualquier programa de televisión o las aplicaciones del móvil.
Las palabras y las promesas de Dios no pasan y al que no quiera escucharlas se le pedirá cuentas el último día, porque ese último día siempre llegará y a todos aquellos que las escucharon y se esforzaron por cumplirlas entrarán en la eterna bienaventuranza, esa en la que muchos han dejado de creer para su daño.
Si es que ha llegado a leerme hasta aquí, es posible que abandone su lectura tachándola de aburrida, de ilusoria, de engañosa. Por favor, piense que existe un Dios que le ha regalado la vida y vida no hay más que una y será una locura desperdiciarla.
Aunque nos vendan todos los adelantos del mundo, ninguno nos librará de la muerte y lo que es más grave, de la vida futura de la vida sin fin.
No creamos a quienes nos dicen que después de la muerte no hay nada. Ya sería un gran fracaso haber vivido muchos años para que todo quede en unas pocas cenizas, pero si hay otra existencia feliz o desgraciada pero eterna, el riesgo de no escuchar a Dios que nos ha hablado por medio de Jesucristo y de su Iglesia, hay que valorarlo en toda su importancia.
 Francisco Rodríguez Barragán
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