domingo, 1 de abril de 2018

¿Aprobar los presupuestos o las cuentas del año anterior?



            Si los ciudadanos pagamos nuestros impuestos, tendremos derecho a   saber cómo se gasta nuestro dinero
Ahora toca hablar de los presupuestos de este año, del que ya llevamos un trimestre, pero dada la nula colaboración de los partidos para el bien común, hasta el momento parece que el gobierno no cuenta con votos suficientes para que sean aprobados. La oposición no parece importarle otra cosa que desalojar al Sr. Rajoy de la Moncloa, pero me temo que no tiene ninguna propuesta viable ni ilusionante para las próxima elecciones que se acercan.
Pienso que los partidos de la oposición tendrían que examinar con más atención no tanto el presupuesto de este año sino cómo se ejecutó el del año pasado. Los ciudadanos, que somos los que pagamos, es a quienes tendrían que rendirnos cuentas de cómo se gastó nuestro dinero en la administración central, en la autonómica, en la municipal ¿dónde fue a parar nuestro dinero?
Para mí lo más importante es saber si se ha empleado bien, mal o regular lo recaudado, si se ha producido algún ahorro o ha aumentado la deuda, si todos los que cobran de las múltiples administraciones están realizando un trabajo que redunde en beneficio de todos los ciudadanos o si estamos alimentando a cargos inútiles.
Se nos vendió el invento autonómico como una forma de descentralizar la administración y aproximarla a los ciudadanos, pero tendrían que demostrarnos, si pueden y fuera de toda duda, que eso es así y si no eliminarlas. Durante un par de siglos pareció suficiente un estado unitario, con ayuntamientos y diputaciones. Mejor no volver al cantonalismo de la I República.
Tengo la sospecha, que comparto con mucha gente, de que hay demasiados políticos, demasiados funcionarios, demasiados asesores, demasiadas duplicidades y demasiadas inversiones innecesarias. Quizás si la oposición fuera capaz de examinar todo esto con honradez habría más dinero para pensiones, para salud, para educación, para fuerzas de seguridad… y menos deuda acumulada para las futuras generaciones.
Seguramente no harán nada, salvo demostrar en cada sesión parlamentaria, su estulticia, su rencor, su falta de preparación y hasta de educación. Hay partidos cuyo ideal es la revolución cubana o la venezolana, otros que quieren ir más allá de la autonomía hacia la independencia y otros solo aspiran a quítate tú que me ponga yo.
El pueblo soberano somos los españoles de a pié y tenemos todo el derecho de pedirle cuentas a nuestros políticos, a nuestros gobernantes, de lo que están haciendo y en qué se gastan nuestro dinero. A ver si en las próximas elecciones hay algún partido que sea capaz de proponer revisar las cuentas anuales, de todas las administraciones explicándonos en forma entendible los resultados y poder así descubrir y eliminar a los malos administradores, entonces  las elecciones servirían para algo más que ahora, me parece a mí.
Aunque se habla mucho de corrupción y algunos corruptos terminan en los tribunales, después de muchos años y complicados proceso, eso no sirve de mucho, pues o forma parte de las luchas partidarias o de las luchas entre facciones de un mismo partido.
Lo que yo deseo es que en el primer trimestre de cada tengan que dar la cuenta de resultados del año anterior,  para conocer lo que ha costado mantener cada administración y lo que ha aportado en beneficio de todos los ciudadanos y no solo de los gestores del presupuesto.
Me temo que no me harán ningún caso, pero dicho queda.
Francisco Rodríguez Barragán
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En una sociedad sin fe, ¿Qué sentido tiene la Semana Santa?



            La muerte de Cristo es el anuncio de su resurrección, una invitación a   seguirle en una vida nueva
Llega la Semana Santa y me pregunto sobre el significado que ella pueda tener para los espectadores que ocupan las aceras. La muerte de Cristo en una cruz deviene en mero tipismo, vieja tradición que atrae turismo y llena bares y restaurantes.
Que Cristo haya muerto por todos los hombres apenas si causa impresión. ¿Por qué tuvo que morir? El aceptó la muerte y murió perdonando, pero resucitó y todo cambió. Pero la resurrección de Cristo, que llenó de alegría a sus discípulos, pasa desapercibida para la gente que anda de acá para allá viviendo sus vacaciones.
Lo mismo que cada año tenemos una cuaresma y una semana santa también tenemos un tiempo pascual durante cincuenta días que terminan con la fiesta de Pentecostés, a partir de cuyo momento el Espíritu Santo empujó a los seguidores de Jesús, muerto y resucitado, a continuar extendiendo por el mundo el evangelio, la buena noticia, de que Dios nos ama y que está dispuesto a perdonar nuestros pecados si nosotros perdonamos a los demás, como decimos cuando rezamos el Padre nuestro.
Pero el problema es que mucha gente no busca el perdón de sus pecados pues no se reconocen pecadores ni necesitan confesar. Seguro que la conciencia puede avisarnos acerca de la bondad o maldad de nuestra conducta pero en la medida en que Dios desaparece de nuestro horizonte el pecado se esfuma. Las cosas serán buenas o malas según decidan las leyes que pergeñan en las Cortes varios grupos de políticos enfrentados.
Lentamente se ha ido preparando a la gente para que rompa con sus valores, con su pasado, con su historia. En esta época post-moderna todo es proclamar derechos, es la democracia, ese invento diabólico que ampara cualquier dislate. Se ensalza la sexualidad pero se persigue la fecundidad. La gente está tragando eso del género. Hombre y mujer los creó y ahora quieren convencernos de que existen más de cien modalidades que exigen derechos sin contemplaciones y que el varón es un ser despreciable que sobra para el feroz feminismo.
Todo es calla y consume. El omnipotente estado quiere educar a los jóvenes en lugar de sus padres. Para ello hay que terminar con la familia cuya demolición está muy avanzada. Casi nadie se decide a contraer matrimonio para toda la vida. Vivir juntos mientras dure el placer y si la sensación decae pues a cambiar de persona y comenzar otra vez. Familias mono parentales, familias desechas y recompuestas. En esta situación los hijos son un estorbo.
Qué relación puede haber entre este mundo, en el que todos quieren ser modernos, y el evangelio anunciado por Cristo hace más de dos mil años. Si empezamos la cuaresma bajo el signo de la ceniza y la invitación a convertirse y creer en el evangelio, ¿quién siente necesidad de conversión, de cambiar de vida, de creer el mensaje de Cristo?
Pero toda nuestra ciencia, aunque haya logrado alargar nuestras vidas unos cuantos años, a menudo  entre dolores y soledad, no logrará evitar el hecho indudable de que hemos de morir. Muchos dicen que tras la muerte solo está la nada, pero y si  el Dios que nos concedió la existencia, que mandó a Cristo, su hijo, para decirnos que nos ama y está dispuesto al perdón y la misericordia, está allí esperándonos, ¿cuándo lleguemos a su presencia qué le diremos: que el demonio nos engañó, diciéndonos que podíamos ser como dioses?
Francisco Rodríguez Barragán
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Las manifestaciones de mujeres ¿vuelta al mayo del 68?



                En nombre de la libertad sólo tendríamos derechos y en nombre de la igualdad, la sociedad solo tendría deberes
Hemos tenido en las calles las manifestaciones del día de la mujer, ¿feminismo contra quién? Quizás feminismo contra machismo, donde el feminismo es algo bueno mientras el machismo ya ha sido condenado sin remisión.
Ambos términos me parecen las dos caras de una misma moneda. Si hay un machismo feroz también hay un feminismo igual de feroz. Es una nueva versión de la vieja lucha de clases, pues siempre que se intenta la revolución, ¿nueva o la misma? Siempre es unos contra otros, en lugar de buscar puntos de encuentro, de colaboración, para hacer una sociedad más justa, más  fraterna.
El mítico mayo del 68 va a cumplir dentro de poco cincuenta años. Fue cuando los hijos de los burgueses hicieron una revolución, que se decía comunista, pero más bien fue una asonada universitaria contra el mundo de sus padres que ya estaba bastante cuarteado.
Todas las normas que habían estructurado la sociedad saltaron por los aires. Las relaciones entre los sexos que había hecho posible la familia a lo largo del tiempo, quedaron derruidas. Aquella generación renegaba de las normas familiares proclamando el amor libre, la comuna promiscua, la eliminación de cualquier norma. Prohibido prohibir fue un lema exitoso.
Seguimos diciendo algo parecido. Todos somos iguales, todos tenemos los mismos derechos por eso hay que defender cualquier minoría racial o sexual, cualquier grupo que nos parezca que está infravalorado. Reclamar derechos, cualquier derecho, exigirlo sin contemplaciones ya sea el cambio de sexo, las uniones libres, el derecho al aborto,  la ocupación de viviendas, la salud, la educación, el salario social, las prestaciones a la dependencia y tantas otras cosas.
Pero cualquier derecho lleva anejo un deber, ¿de quién? Pues de quién va a ser,  pues del gobierno y el gobierno solo puede hacerlos efectivos recaudando más impuestos o emitiendo deuda. Ya sé que los voceros de los derechos señalarán a las grandes empresas o los bancos para que sufraguen el gasto, pero esto nunca ha funcionado, después de cualquier rodeo siempre son los mismos los que pagan, los trabajadores, las clases medias, ¿salario social? ¿alquiler social? ¿para quién?
¡En nombre de la libertad solo tendríamos derechos y en nombre de la igualdad la sociedad sólo tendría deberes! Pero la sociedad somos nosotros mismos…
Esto que es bastante elemental  y que cualquiera puede entender, queda oscurecido por la demagogia de los políticos, siempre dispuestos a proponer leyes que otorguen derechos para unos sectores u otros de la sociedad, (los que esperan que los voten), ya se trate de la juventud o de los pensionistas, los alumnos de las escuelas y universidades, las mujeres o los gay.
La revolución de mayo del 68, sigue cincuenta años después tratando de fomentar la lucha de unos contra otros y este último episodio de mujeres contra hombres es sorprendente. La revolución femenina ya tuvo lugar cuando llegaron los anticonceptivos y decidieron, disfrutar del sexo, pero sin hijos. Ahí está el hundimiento de la natalidad, del matrimonio y de la familia.
Recomiendo la lectura de Lisistrata, una comedia de Aristófanes, en la que las mujeres deciden renunciar al sexo si sus maridos no paraban la guerra, aquello tenía bastante sentido común.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en el brief de ACTUALL de 12 de marzo 2018


Las pensiones, los ancianos y una sociedad a la deriva



                Si el estado de bienestar era el que nos cuidaría desde la cuna a la tumba           parece claro que ha fracasado, pero aun no se han enterado
Cada vez son más los mayores que ven con preocupación su vejez pues al ir alargándose la esperanza de vida van llegando a edades en las que necesitan cuidados y atenciones, es ser dependientes de otros para poder seguir viviendo.
En otros tiempos los viejos eran cuidados por sus familias, pero en la actualidad  no siempre es posible, pues o no tuvieron hijos o los pocos que tengan están a menudo lejos, sin posibilidad de prestarles la atención que necesitan.
Las residencias de ancianos suelen costar bastante más de la pensión que cobran, salvo las pocas que dependen de los servicios sociales, insuficientes para cubrir la demanda de plazas tanto de válidos como de asistidos, aunque con el tiempo todos necesitan ayuda para levantarse, para el aseo personal, para vestirse y para comer, por ello las residencias privadas resultan tan caras.
La prolongación de la esperanza de vida que estimamos como positiva tiene el reverso de que tal prolongación significa a menudo soledad, enfermedades y problemas.
Las ayudas a la dependencia, si llegan a conseguirse, no resuelven la soledad de los ancianos, ni su necesidad de cariño y comprensión, si sus hijos no pueden o quieren dedicarles el tiempo que necesitan, están lejos o simplemente no existen.
Es un auténtico drama cuando fallece uno de los cónyuges y el otro se queda solo, a menudo con menos ingresos, que le dificultarán mantener el hogar en el que vivieron. Cualquier cambio produce en los ancianos una gran inquietud pues comprenden que le va a resultar difícil la adaptación a una residencia, o a ir rotando de hijo en hijo, si los tienen, y acuerdan acogerlo determinado número de meses al año.
Quizás  el amor al prójimo, al próximo, debería ser prioritario el que dediquemos a nuestros mayores en su difícil etapa de ancianidad y hacerlo extensivo a amigos y vecinos que estén en esta situación.
Los políticos pueden seguir discutiendo el problema de las pensiones y si sigue siendo válido el sistema actual,  aunque lo más seguro es que decidan subir los impuestos y se pierdan en índices de crecimiento, PIB o PIN, para seguir parcheando la situación de los mayores con la mirada puesta en los votos que puedan conseguir para alcanzar el poder o mantenerse en él.
Lo cierto es que se ha producido un cambio social que no sabemos gestionar pues la pirámide de población se ha invertido, la natalidad va cayendo cada vez más y la familia ha dejado de considerarse la institución básica de la sociedad y no se le apoya ni promociona. El nuevo orden mundial parece preferir a individuos sin arraigo, sin historia ni creencias, convencidos de sus libertades, pero que consuman,  voten y paguen impuestos para seguir manteniendo unas administraciones monstruosas.
Debemos estar locos los que pensamos que el único pacto necesario es el que decidiera revisar la utilidad de tanta administración, de tanto organismo, de tanto parlamento, de tantos políticos, consejeros y asesores que viven bastante bien a costa de los ciudadanos.
Sería pedir un milagro, pues sigamos pidiéndolo y dejemos de confiar en que la Unión Europea va a resolver nuestros problemas.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en Actuall del 19 de marzo de 2018

De lo impensable a lo aceptado



            Alguien piensa por nosotros: de lo impensable a lo obligatorio
No hace falta tener una imaginación calenturienta para observar que las decisiones de los gobiernos de occidente se producen con sospechosa unanimidad y con idéntica técnica de aplicación, ya sea la liberación sexual, el aborto, la ideología de género, el divorcio y ahora la eutanasia. Está claro que existen mentes potentes perfectamente sincronizadas para conseguir sus propósitos.
Estas mentes poderosas llevan mucho tiempo maniobrando para hacerse con los resortes del poder mundial, preparando la ruina de  la civilización cristiana, que ellos entiende como el triunfo total del hombre, liberado de cualquier lazo con la divinidad. Para ellos es necesario eliminar a Dios para que triunfe el hombre, para que el hombre sea su propio Dios. Es la antigua tentación del Génesis: seréis como dioses, y si somos como dioses no tenemos que servir a nadie, pues de nadie dependeríamos.
Esta locura que asumieron como tarea propia los masones, ha ido durante siglos  perfeccionando sus armas de destrucción y disimulo. Las logias donde los iniciados estudian sus estrategias, han estado a veces perseguidas, otras, como ahora, prácticamente públicas, con locales rotulados y localizables por internet, saben utilizar con arte a los políticos y activistas de cualquier color. La agitación y propaganda no la realizan directamente, para ello tienen a activistas que actuarán convencidos de que están haciendo la revolución de las mujeres, de los homosexuales, de los parados y hoy de los pensionistas.
Las técnicas de manipulación masiva consisten en convertir cualquier cosa impensable en justificable, deseable, defendible. Son los nuevos derechos, las nuevas libertades a defender, aunque haya que retorcer y vaciar de contenido la ya vieja Declaración de derechos humanos. La ventana Overton puso de manifiesto que algo tan impensable como el canibalismo, podía abrirse paso como práctica aceptable.
También era impensable que el sexo con el que nacemos pudiera ser objeto de elección a lo largo de la vida ¿cuántas veces? Que un nacido varón pudiera decidir ser mujer y jugar en un equipo femenino o viceversa. No hace mucho eso era impensable hoy puedes ser sancionado por criticarlo.
Era impensable que pudiera hablarse de una unión distinta a la de un hombre y una mujer. Ahora ya parece defendible cualquier clase de unión y… ¡llamarle matrimonio!
Los que somos mayores teníamos claro lo que era una familia, pero ahora  nos dicen que hay diversos tipos de familia, ya  no hay padres sino progenitores  a) y  b) o  personas solas que encargan un hijo para que sea gestado por otra, o gestar un embrión de laboratorio, que no podrá llamar papá o mamá a nadie con certeza
Ahora está en el telar de la manipulación la eutanasia. Los mayores teníamos claro que lo mismo que no dispusimos del inicio de nuestra vida tampoco podíamos disponer de su final, pero puesto en marcha por algunos cerebros y jaleado por todos los medios, la patraña de “una muerte digna”, el asunto va rodado cuesta abajo: si estás enfermo o viejo alguien  puede decidir poner fin a tu existencia. Cuando una persona decidía poner fin a su vida, eso no se llamaba eutanasia sino suicidio y ayudarle era un delito. Hoy quizás ya no y mañana seguro.
Los iluminati y sus logias parecen ir ganando la partida que juega Satanás. Los cristianos podemos darle la vuelta a todo esto si nos volvemos a Dios, pedimos perdón por nuestros estúpidos pecados y proclamamos la buena noticia del Evangelio.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
 abrief de Actuall el 6 de marzo