martes, 30 de marzo de 2021

Semana Santa 2021 ¿Qué sentido tiene para nosotros?

             Pienso que las enseñanzas de Jesús nos preocupan mucho menos que      los problemas económicos de la pandemia.

Hemos comenzado otra atípica Semana Santa. No sé si el problema es que no pueden salir las procesiones o que esto es perjudicial para la hostelería. Algunos “ilustrados alcaldes” están llevando a cabo su particular viacrucis derribando las cruces de sus pueblos.

La cruz como signo de redención es algo desconocido por una cantidad ingente de españoles que creen que para ser progresistas tienen que eliminar todo vestigio del cristianismo.

Por desgracia lo van consiguiendo. Disminuyen las parroquias y la gente que va a misa, no hay bodas ni grupos de niños para hacer la primera Comunión.

De forma un tanto sorprendente podemos leer en el evangelio de San Lucas,       (capítulo 18 versículo 8) la pregunta que hace Jesús dirigida quizás a nosotros: “Pero cuando vuelva este Hombre, ¿qué? ¿Va a encontrar fe en la tierra?”

La respuesta está a la vista: la fe se enfría, las palabras de Jesús no encuentran eco. La bienaventuranzas, el mejor programa que jamás se haya formulado para conseguir un mundo mejor en el que reine el amor y la justicia ha sido abandonado por la oferta marxista, la oferta liberal o la oferta globalita del Nuevo Orden Mundial.

El mundo de hoy se deja seducir por la predicación de tantos propagandistas que desde las cadenas de televisión o las redes sociales, vocean la llegada de un mundo en el que Dios sobra, sustituido por gobernantes que convencen a los ciudadanos de que pueden disfrutar del sexo sin obligaciones pues tienen el derecho a abortar, que pueden formar parejas, incluso tríos y grupo, sin ninguna exigencia de fidelidad ni de castidad, gracias a las leyes LGTBI que nos otorgan y si estamos enfermos o viejos podemos decidir que nos apliquen la eutanasia (o lo deciden otros por nosotros) Retirarnos un respirador o suministrarnos un somnífero del que no se despierta, es más barato que facilitarnos cuidados paliativos.

Ser discípulo de Jesús exige la renuncia a la riqueza como única manera de romper con el sistema de injusticia. Jesús no solo quiere que consigamos la vida eterna sino cambiar la sociedad humana y para este objetivo no basta la bondad individual, ni la limosna, ni las obras de caridad paternalistas sino la creación de un grupo en que no haya tuyo ni mío, en el que cada uno comparta lo que tiene con los demás. Es un modo de vida nuevo en el que es sustituida la ambición de ser rico por la solidaridad. La libertad y la felicidad humana solo son posibles cuando es eliminada la ambición.

Ser discípulo de Jesús también exige la renuncia a los honores y al poder lo cual está en total contradicción con el ansia de poder de la gente que nos rodea y con la tendencia tan generalizada de vivir a costa de los demás ya sea desde la política o la economía.

De poco sirve sacar en procesión las bellas imágenes del barroco español, rodeadas de cofrades de túnica y capirote durante una semana, si el resto del año nos olvidamos de las palabras de Jesús, de su exigencia radical para seguirlo, si vamos dejando a su Iglesia cada vez con menos seguidores y más enredados en la creciente mundialización que padecemos.

Francisco Rodríguez Barragán

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https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez

http://sotodelamarina.es/Francisco_Rodriguez_Barragan/Articulos/20210329Francisco_Rodriguez_Barragan.htm

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martes, 23 de marzo de 2021

Lo que va de 1978 a hoy

 


            De la ilusión con la Constitución de 1978 al malestar de hoy

La democracia ateniense frente a la rigidez espartana llegó hasta nosotros con la aureola de un ideal político a conseguir. Cuando este ideal democrático llegó a Norteamérica, Alexis de Tocqueville la examinó con agudo ojo crítico. No sé lo que hubiera dicho de  haber visto las últimas elecciones americanas.

Cuando España redactó la Constitución de 1978 estampó en su artículo primero que se constituía en un estado social y democrático de derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Me pareció una excelente constitución y la acepte ilusionadamente. En el pluralismo político que se me ofrecía opté por la Unión de Centro Democrático (UCD) y sufrí la primera decepción  al venirse abajo aquel proyecto novedoso, no obstante lo cual continué considerándome demócrata y votando en cada elección, aunque nunca a los partidos que habían tomado parte en pasadas confrontaciones.

Comprendí, quizás tarde, que la democracia necesitaba no solo partidos políticos también sino una estructura fuerte capaz de garantizar la libertad y la justicia para todos los españoles gracias a una absoluta independencia judicial.

Seguí creyendo en tal independencia y en las sentencias de los tribunales aunque me di cuenta de que había cosas que fallaban como por ejemplo su lentitud para decidir e incluso para dejar de lado cosas que consideré importantes como la legalidad, por ejemplo, de leyes que dictó el gobierno de Rodríguez Zapatero y que su sucesor Mariano Rajoy no hizo nada por derogar, aunque tal derogación se incluía en su programa electoral.

Imagino que mucha gente habrá pensado, como yo, que el sistema democrático que nos ilusionó en 1978 no funcionaba, pero tenían que venir más episodios absoluta y descaradamente inaceptables y antidemocráticos por parte del gobierno actual.

No es esto, no es esto lo que esperaba, me repito con desazón. El pluralismo político, como valor superior, según la Constitución, es una descarada compra de votos con el dinero de todos los españoles para alcanzar mayorías que solo sirven para mantener en el gobierno un número creciente de personas bien pagadas, que seguramente no serían capaces de superar ninguna oposición.

Estas mayorías que sostienen al gobierno y aprueban sus presupuestos me parecen incontrolables. ¿Quién paga los impuestos? ¿Cómo se gasta nuestro dinero? Nadie responde.

Pero como las desgracias nunca vienen solas tenemos la mala suerte de padecer al mismo tiempo un mal gobierno y una fuerte pandemia, que son incapaces de solucionar.

Tratan de resguardarse bajo el paraguas de la UE que no sabemos lo que nos traerá, aunque viendo tantos millones, miedo me da lo que pueda pasar. La Grecia de Tsipras y sus recortes en sueldos y pensiones, está ahí para el que quiera recordarla.

Se anuncian próximas elecciones en la Comunidad de Madrid y todos los políticos, que envidian y odian a su presidenta, se disponen a una campaña en la que no sé si la resolverán los votos o los contendores ardiendo empujados por gentuza enmascarada, experta en agredir a la policía arrancando adoquines, mientras el ministro de la Gobernación se entrena en una cinta que le regala el estado, es decir; todos los españoles.

Antes de que sea demasiado tarde hay que buscar una solución a esta lamentable situación que comenzó con ilusión en 1978.

Francisco Rodríguez Barragán

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https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez

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miércoles, 17 de marzo de 2021

La eutanasia que viene, mientras nos distraemos con otras cosas


            Con tanto número de muertos en cada telediario, los de la eutanasia       pueden pasar desapercibidos.

Parece que la aprobación de la ley de la eutanasia es cosa hecha, una vez aprobada por el Senado. Por lo visto nuestros gobernantes han comprobado que el número de muertos es algo que ha dejado de inquietar a los ciudadanos, por lo que si se añaden otros más por la eutanasia no se va a notar.

Recuerdo el salvaje atentado del 11 de marzo de 2004 que produjo 191 muertos y nos puso en un estado de excitación considerable durante unos días. La verdad de aquello no se supo y sigue sin saberse aunque se lo adjudicaran los jueces a un Grupo Islámico de Al Qaeda. Sirvió para modificar el resultado de las elecciones inmediatas, las victimas se movilizaron con ahínco, pero después de 17 años nadie ha querido llegar al fondo del asunto.

Las víctimas de la pandemia, que se cuentan por decenas de miles, se están utilizando para abrir los telediarios con cifras y más cifras de contagiados y muertos que sus familiares habrán sentido y nada más.

En este ambiente de indiferencia ante la muerte la ley de eutanasia va a pasar casi inadvertida. Los políticos la califican de avance, de progresismo, y no quieren oír hablar de la necesaria prestación sanitaria de cuidados paliativos, aunque grupos de profesionales médicos hayan mostrado su juicio desfavorable pues el médico, desde los tiempos de Hipócrates, Celso o Galeno de la antigüedad clásica hayan promovido el respeto a la vida.

Nuestros políticos, no solo de España sino de toda Europa, que se creen más listos que nadie han puesto en marcha la eutanasia de la que dicen que forma parte del derecho humano a la autodeterminación. Todas las garantías de voluntad que pueda firmar el que se está muriendo no es más que una patraña.

Pero seguramente será aceptada por los ciudadanos, lo mismo que hicieron leyes legalizando el aborto, el cambio de sexo o el matrimonio homosexual.

Comprendo que hay que tener valor para enfrentarse con tanta gente que se cree que estas cosas son signos de progreso cuando en realidad son signos de degeneración.

Cada vez nos vamos hundiendo más en una sociedad podrida que está destruyendo la familia, la educación y hasta la historia, mientras que propone, nada menos, que salvar el planeta comenzando por partir de cero y reiniciar la vida humana y las relaciones entre las personas.

Para este objetivo sobran los viejos, sobra la historia y sobra la religión. ¿Se han percatado de más de un alcalde que arranca la cruz de su pueblo que quiere explicar como medida de progreso? y esperará ser premiado por este gobierno que comenzó su andadura desenterrando un cadáver. Por aquí se dice que desenterrar un muerto trae “mal fario”.

Rezo porque la ley de eutanasia no llegue a aprobarse, pero también creo que Dios respeta nuestra libertad ya que tiene toda la eternidad por delante para premiar o castigar a cada uno de nosotros no solo por lo que hayamos hecho sino por lo que hayamos dejado de hacer.

Callar ante el desmadre, aceptar las barbaridades que quieran imponernos y pensar que se trata del progreso de la humanidad es una auténtica memez, impropia de los que se crean personas adultas y formadas.

Por favor, ¡despertemos y actuemos, antes de que nos arrastre la corriente!

Francisco Rodríguez Barragán

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jueves, 11 de marzo de 2021

8 de marzo, día de la mujer y de San Juan de Dios

 

            Este día se celebra a San Juan de Dios que vivió para los pobres y          comenzó su obra en Granada.

Sigue la disputa acerca de si pueden celebrarse o no las manifestaciones del día de la mujer, aunque cuando se publique este articulo tendremos cumplida noticia de lo ocurrido.

Por las calles andan con pañuelos morados que seguramente no se refieren al tiempo de Cuaresma ni a ninguna cofradía de penitencia, sino al partido político que las patrocina, que parece más interesado en atizar el odio de las mujeres a los hombres que a la defensa de la igualdad de derechos y obligaciones de hombres y mujeres.

Quizás tenga más interés recordar que hoy la iglesia conmemora a San Juan de Dios, un portugués que vendía estampas de santos a la entrada de Granada y que oyendo la ardiente predicación de San Juan de Ávila decidió dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos que entonces no tenían otro amparo que la caridad que podía brindarles la Iglesia o algunos de sus miembros.

A pesar de tanto blasonar de la asistencia pública, la ruina que ha representado la pandemia del coronavirus ha vuelto a llevar colas de gente a las puertas de las parroquias. Los cristianos cada vez seremos menos y mal considerados pero los únicos capaces de conseguir alimentos para los que se encuentran en situación de necesidad.

Los presupuestos del gobierno tienen que atender muchas cosas, aunque quizás reduciendo el número y la remuneración que percibe la inflada nómina de tanto político prescindible, las cosas podrían mejorar algo.

Juan de Dios fue soldado en las guerras del Emperador Calor V donde estuvo a punto de ser ahorcado, luego estuvo en la defensa de Viena atacada por los turcos, pero vuelve a su oficio de pastor, leñador o albañil para ganarse la vida. En Gibraltar se inicia en el oficio de librero que ejercerá en Granada y cuando parece que ya ha dejado de correr aventuras escucha a Juan de Ávila y sus palabras se fijaron en sus entrañas, pide misericordia y se despoja de todo, incluso de sus vestidos.

Unos dicen que se ha vuelto loco y otros que es un santo. Entra en contacto con los más desfavorecidos y lo llevaron al manicomio establecido en un ala del Hospital Real. Se rebela contra el trato que dispensan a los que ocupan el manicomio y pide a Dios que le dé tiempo y gracia para hacer un hospital donde pueda acoger a los locos y desamparados para servirlos.

En Granada se hace famoso al dedicar su vida a los inválidos, huérfanos y desamparados sin más recursos que las limosnas que consigue lanzando a sus oyentes la pregunta ¿quién se hace bien a sí mismo dando a los pobres de Cristo?  Hay un fuego en el Hospital y allí acude con toda la ciudad para sacar a los enfermos con éxito y con la ayuda del arcángel San Rafael.

En enero de 1550 tratando de salvar a un joven que se estaba ahogando en el  rio Genil, enfermó gravemente y en su lecho de muerte entregó a su sucesor Antón Martin y al arzobispo el libro de sus deudas y de los enfermos asistidos.

Este año Granada no podrá celebrar su fiesta como se merece, pero su obra sigue en pie mientras que otras cosas se irán disolviendo con el tiempo sin ninguna duda.

Francisco Rodríguez Barragán

 

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miércoles, 3 de marzo de 2021

Entre la pandemia y el asalto al planeta Marte.

 


            Con la cantidad de problemas que tenemos en nuestro mundo a qué      viene conquistar Marte

Recuerdo cuando hace más de cincuenta años estábamos pendientes de la llegada a la Luna del cohete Apolo donde quedó una bandera de USA y las huellas de las botas del astronauta Amstrong.

Después se han hecho muchos lanzamientos al espacio pero ahora el objetivo es el planeta Marte. La NASA, China, Rusia y hasta los Emiratos árabes tienen como objetivo llegar a este planeta y conquistarlo.

La nave Perseverance enviada por los americanos ya ha aterrizado allí con unas imponentes máquinas dispuestas a estudiar si existe agua, vida, ricos minerales o tierras raras. Los otros países quizás también hayan llegado con los mismos objetivos.

Parece chocante que en un tiempo de pandemia en todo nuestro planeta, se emplee tanto dinero en esta aventura y sus problemáticos beneficios que no llegarán a los que lo pasan mal.

Creo que hay mucho que estudiar en nuestra tierra para hacerla más habitable para más gente, como por ejemplo, quién es el autor del universo y quién es el hombre. Seguro que los científicos me hablarán de la evolución, pero no podrán explicarme quien dio el ser a todos los mundos o a una simple bacteria.

Hemos rechazado a Dios para ponernos en su lugar, pero solo hacemos el ridículo. Podemos calcular distancias y velocidades, agujeros negros o bosones de Higgs, pero seguiremos sin la explicación de la realidad del universo, de la realidad de la vida, de nuestra ansia de infinito y la constatación de nuestra pequeñez.

Son patéticos nuestros alardes de sabiduría mientras que tenemos claro que nuestros años terminarán en un suspiro ¿y después qué? Creo que al otro lado de la muerte hay una realidad feliz para quien vivió haciendo el bien y otra realidad pavorosa para quien hizo el mal.

Muchos pensarán que tras la muerte no hay nada y que el destino del criminal y del virtuoso es idéntico. No puede ser que el delincuente y sus víctimas tengan la nada por destino.

Conocer las realidades últimas que nos afectan me parece más importante y necesario que ir a millones de kilómetros para conquistar un planeta vacio o pretender poblarlo como han escrito los novelistas de ciencia-ficción.

Quien hizo el sol, la luna y las estrellas tiene que ser tan poderoso que puede crear la vida en la forma que tenga por conveniente. Los que lleguen en un cohete o desembarquen con máquinas podrán tomar muestras o hacer fotos. ¿Merece todo ello la pena o se trata de distraernos para que nos entretengamos con estas aventuras, mientras hay tanto que hacer en la tierra?

Entre las muchas cosas que sería necesario hacer en la tierra una de ellas es averiguar si la pandemia que padecemos es una cosa fortuita, una imprudencia de laboratorio o si es un crimen ideado por razones económicas o de poder político, por cerebros que quieren efectuar el gran reseteo del planeta, empezar de nuevo para manejarnos a su antojo.

No sé si en la agenda 2030 se contempla el asalto a Marte, pero sí el asalto a nuestra forma de vivir y de pensar.

Frente a tantos sabios y científicos que quieren explicar y conquistar el universo, yo sigo creyendo en Dios Todopoderoso que hizo el cielo y la tierra y en Jesucristo, su único Hijo nuestro Señor.

Francisco Rodríguez Barragán

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