viernes, 29 de junio de 2018

Conseguir el poder ¿para qué?



            Necesitamos políticos que tengan una idea clara de España y de las reformas    que necesita
En aquellos tiempos cargados de esperanza de la transición me afilié en la UCD en la que permanecí hasta su desastre final. Aunque Adolfo Suarez me caía muy bien decidí no acompañarlo en las aventuras que intentó y que resultaron fallidas, tampoco me afilié nunca al Partido Popular, aunque he de confesar que fui votante de Aznar y de Rajoy aunque ambos me han decepcionado.
No sé si el PP acabará como la UCD,  los candidatos a presidir el partido con posibilidades de ganar vienen dando una imagen deplorable pues no sé qué idea tienen de España, los que no tienen posibilidades de ganar por resultar bastante desconocidos, tratan de abrirse paso hablando de regenerar el partido o de llegar a acuerdos con los otros candidatos,  lo que sería más de lo mismo, es decir nada.
Buscar el poder por el poder, sin programa realizable, es lo que ha hecho Pedro Sánchez cuya única obsesión ha sido desalojar a Rajoy y dormir en la Moncloa. Rajoy era consciente de los problemas pero esperaba que se resolvieran solos, lo único que le interesó fue la economía y pensó que, por haber evitado la intervención de la Unión Europea, los españoles teníamos que estarle eternamente agradecidos. Craso error.
 Los datos económicos no están al alcance de la gente corriente. Que el PIB suba o baje unas décimas será muy importante pero todos sospechamos que lo que de verdad crece es la deuda pública que habremos de pagar nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos.
Que España envejece por falta de natalidad, que el futuro del sistema de pensiones es bastante negro, que España se está descosiendo ante el empuje de los egoísmos nacionalistas, que nadie se atreverá a terminar con las ruinosas autonomías, eran para Rajoy problemillas que se irían resolviendo en el cajón de la mesa.
Se ha ido Don Mariano, diciendo algo así como: ¡ahí queda eso! pero el sucesor en el gobierno ¿tiene algún plan para resolver los problemas? Habrá de empezar pagando la cuenta a los insensatos que lo auparon con sus votos, cuenta que pagaremos a escote todos los españoles, excepto los nacionalistas. Y después ¿qué? Con sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos ¿van a conjurarse nuestros problemas?
La aprobación de una ley que regule la eutanasia ¿era urgente? ¿Es necesaria? ¿Quizás para resolver el problema de las pensiones, eliminando pensionistas?
Si tenemos un DNI para todos los españoles ¿por qué no tenemos una tarjeta sanitaria única? Pues sencillamente porque cada autonomía quiere hacer y deshacer a su antojo. Centralizar de nuevo la sanidad y la educación es urgente y necesario, pero imposible mientras existan las ruinosas autonomías.
¿Tienen algún plan los que se postulan para hacer un nuevo PP? Por lo pronto han organizado el caos en el partido ¿serán los militantes, que nadie sabe cuántos son, los que elegirán un líder al que apoyar? ¿Serán los compromisarios los que tendrán la última palabra? ¡Vaya usted a saber!
¿Qué partido será capaz de reformar la Constitución para eliminar de raíz el Título VIII? Por supuesto que ninguno de los que existen hoy. ¡Ojalá surja un nuevo partido capaz de abordar las reformas que España necesita!
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en ACTUALL del 29 de junio de 2018



De la brevedad de la vida



            ¿Podemos dilapidar nuestra vida que es el mayor bien que se nos ha     concedido?  
Aunque  había leído muchas veces el salmo 89, cuando lo volví a leer el otro día quedé tocado. Afirma este salmo: “Aunque uno viva setenta años y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan”. Sentí el vértigo de esta verdad, sin duda porque ya pasé de los ochenta y lo que me quede por vivir será algo menos de un soplo.
Rumiando el salmo recordé haber leído, hace quizás 40 años, la obrita de Séneca “De la brevedad de la vida”, la encontré entre mis libros y me puse a releerla, vi que subrayé muchas frases que estaban dormidas en mi memoria. Seguramente no me impactaron tanto porque la vejez era algo todavía lejano.
Empieza Séneca diciendo que la mayoría de los mortales piensa que la naturaleza nos hace vivir poco tiempo, que necesitaríamos más para disfrutarla, lo cual no es cierto. No tenemos poco tiempo pero lo perdemos mucho, observación que habrían de tener en cuenta todos los jóvenes y examinar si el tiempo que vivimos lo ganamos o lo perdemos, pues según Séneca la vida es bastante larga para el que sabe emplearla, teniendo en cuenta que la parte más pequeña de nuestra vida es la que vivimos y no la que hemos vivido ni la incierta que nos queda por vivir.
Podemos ser avaros de riquezas o de placeres pero rara vez somos avaros de nuestro tiempo que estamos dispuestos a perder por cualquier tontería pues lo que nos resulta más difícil es permanecer cada cual consigo mismo para revisar si nuestra vida tiene sentido o es un mero transcurrir inútil.
Nos dice Séneca que tratemos de recordar las veces que hemos sido constantes en nuestras resoluciones y los beneficios que hemos sacado de nosotros mismos o si nuestro tiempo, el que vivimos, ha sido saqueado por locas alegrías, ávida codicia, interminables chácharas, sin percatarse de que el tiempo, el valioso tiempo que vivimos estamos gastándolo con prodigalidad y sin provecho.
Nos advierte que para aprender a vivir hace falta toda la vida y toda la vida también se necesita para aprender a morir. Muchas personas cuando llega la muerte se desesperan porque no han vivido sino solamente han durado. La vida se divide en tres épocas: el veloz presente, el incierto futuro y el pasado que utilizamos bien o mal pero es irrecuperable.
Las ideas del pagano Séneca no están lejos de las que predicaba Pablo, quizás por el mismo tiempo a los romanos. Los cristianos debíamos ser las personas que mejor utilizaran los talentos que Dios puso en nuestras manos, sobre todo el tiempo,  y de los que nos pedirá cuentas. La parábola de Jesús es clara: lo que hayamos recibido de Dios hay que hacerlo fructificar.
No sé si habré negociado bien mi vida aunque, dada mi edad, pronto saldré de dudas. Espero no presentarme ante el Señor con las manos vacías, pero habré de redoblar mi esfuerzo contando siempre con la ayuda de Dios y la intercesión de María y todos los santos, pues el mayor error que podemos cometer es pensar que nuestra vida es nuestra y podemos hacer con  ella lo que se nos antoje porque después de la muerte no hay nada. ¿Es razonable pensar que Dios, que lo ha hecho todo con sabiduría, nos gaste la broma de enviarnos a la nada?
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en ACTUALL del 15 de junio de 2018


Recuerdos de niño: lenguaje e historia



            Nuestra patria es nuestra lengua y nuestra historia
Parece que nos pasa a los viejos que olvidamos lo que hicimos hace un rato, y andamos siempre averiguando donde dejé las gafas, el teléfono o el libro que estaba leyendo, pero es curioso que no se nos olvida el uso de nuestra lengua o las canciones que cantábamos en el parvulario.
Merece la pena meditar sobre nuestro lenguaje, el que aprendimos sin darnos cuenta, el que nos sirve para entendernos con los demás. Cuando oigo hablar de inmersión lingüística, es decir obligar a cualquier persona a que relegue su propia lengua para usar otra impuesta coactivamente por los que mandan, me parece una salvajada.
Nuestro hermoso idioma castellano, mejor español, es el mejor de nuestros activos. Con él podemos entendernos con muchos millones de personas en los más variados países, intercambiar nuestra literatura, nuestras novelas, nuestras poesías. Mi patria es el mundo que habla en español.
Podemos hacer el esfuerzo de aprender otro idioma diferente si nos resulta útil, si nos facilita la entrada en un mundo más amplio. Por eso aprendemos el inglés y antes el francés, pero en ningún caso merece la pena aprender idiomas de ámbito reducido, inventados acaso o en desuso, que tratan más de separar que de unir. ¿Ha tenido alguna difusión el esperanto?
Las canciones del colegio, las que aprendí en las escuelas ave marianas, se cantaban alrededor de un mapa de España construido en el suelo e íbamos señalando los límites: España limita al Norte con el mar Cantábrico y los montes Pirineos que nos separan de Francia, al Este con el mar Mediterráneo y al Sur con este mismo mar y el estrecho de Gibraltar que nos separa de África y al Oeste con Portugal y el océano Atlántico, por eso cuando algunos quieren marcar otros límites y reducir a España, siento que me quieren arrancar algo y siento pena y rabia.
La misma pena y rabia que siento cuando quieren modificar la historia, la historia de mi patria, la que aprendí de niño, para construir otra España de luchas y enfrentamientos, balcanizada, irreconocible.
Ya sé que la España de mi infancia se quedaba en el descubrimiento de América y poco se decía del siglo XIX. Esta España del siglo XIX la conocí en la universidad, una España convulsa que tejía y destejía constituciones, los gobiernos se sucedían a golpe de pronunciamientos, unos españoles se enfrentaban con otros en las guerras carlistas, y por si no fuera poco el desastre de Cuba comenzaron las guerras en África. El periodo de la Restauración fue un intento democrático que les costó la vida a sus políticos más valiosos. Cánovas del Castillo y Eduardo Dato fueron asesinados.
El siglo XX no ha sido más pacífico que el XIX. La Constitución de 1978 nos pareció a muchos que iniciaba una nueva era de paz y de concordia, pero en ella se han ido incubando otras historias nacionales al calor de las imprudentes autonomías, que no sé si volverán a enfrentarnos. Que una constitución dure ya cuarenta años es un milagro.
Empecé recordando las cosas de niño y he terminado hablando del presente. No sé cuál será el futuro, aunque lo más seguro es que ya no esté para comentarlo.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en ACTUALL del 25 de junio 2018-06-25



lunes, 11 de junio de 2018

El cambio de gobierno



            ¿podrá alguien decirnos lo que puede durar?
Ya tenemos nuevo jefe de gobierno y nuevos ministros y ministras. Son bastantes cosas las que han llamado la atención en este vertiginoso cambio y una ha sido la eliminación de cualquier símbolo religioso en las tomas de posesión.
Si no se cree en Dios quizás sea más lógico prescindir de toda referencia religiosa. Si todos los anteriores lo hicieron con Biblia y crucifijo no sé si fue  por mera inercia, pues no parece que sus actos hayan reflejado ninguna creencia a la hora de legislar y decidir, más bien buena parte de su labor ha consistido en ir arrinconando los principios y valores cristianos.
Lo de jurar debe resultarles carca y trasnochado por lo que todos han optado por prometer por su conciencia y honor. Ya sabemos que las promesas de los políticos no son de fiar, especialmente las promesas que hacen a los ciudadanos que les dan su voto, y en buena parte se lo siguen dando sin pedir cuenta de los incumplimientos.
Apelar a la propia conciencia y honor, tampoco parece ofrecer ninguna seguridad pues la conciencia como capacidad de elegir entre el bien y el mal en uso de la propia libertad sin referencia alguna a normas morales inmutables y trascendentes, dan como resultado todo lo que se acumula en los tribunales y el honor es algo que podemos presuponer, pero no queda acreditado sino a lo largo de una vida intachable.
Admito que hay personas que no creen en ninguna trascendencia y son honestas y honradas y otras que dicen creer pero no son ni honestas ni honradas, tanto si hablamos de políticos como de ciudadanos.
Sin duda por todo ello en la organización de nuestra convivencia siempre  se han establecido leyes y tribunales para que juzguen con imparcialidad las conductas de todos, aunque el problema se plantea cuando las leyes que logran aprobar los políticos establecen como delito cosas que no lo son, se recortan derechos y libertades de los ciudadanos o tienen como objetivo  asegurar la imposición de determinadas ideologías.
Los parlamentos no tienen atribuido ningún tipo de infalibilidad ni tienen derecho a dictar leyes que desquicien las bases que configuran la propia sociedad, como todas las leyes anti familiares que padecemos. Si el marxismo introdujo en la sociedad la lucha de clases, el marxismo actual está introduciendo la lucha de sexos, en la que cualquier hombre es sospechoso de machismo y la denuncia de una mujer puede llevar, aun sin pruebas, a la inmediata detención del señalado.
Desde luego la llegada de este gobierno no solo ha acabado con viejas costumbres religiosas sino también con viejas costumbres democráticas pues, hasta ahora gobernaba el que ganaba las elecciones, aunque necesitara los votos de otros partidos minoritarios comprados a peso de presupuesto. Ahora ha llegado al poder un señor que venía perdiendo las elecciones pero que ha encontrado el momento propicio y vulnerable para desalojar al gobierno anterior, no con los votos de los ciudadanos sino con los votos de los políticos de otros partidos, que nadie sabe hasta cuándo lo apoyarán, ni qué pedirán a cambio.
Estamos viviendo un momento inesperado que ojalá sirva para el bien común de este viejo país llamado España que vive en horas bajas, pendientes de lo que en cada momento nos vayan contando los medios de comunicación.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en Actuall del 11 de junio de 2018


Corpus en Granada



            Las carocas de Bib-Rambla y la procesión del Corpus
Como imagino a mis lectores, si es que los tengo, ahítos de tanta política, moción de censura y cambio de gobierno, he pensado que ya que estamos en la semana de Corpus en Granada, contarles algo de las tradiciones granadinas, como por ejemplo las Carocas en  Bib-Rambla, quintillas normalmente amables ilustradas por pintores locales, que se vienen haciendo hace algunos siglos.
En el recorrido de la procesión se levantan altares bien adornados con motivos eucarísticos y en el pasado el altar más grandioso, una verdadera obra de arte, se levantaba en la plaza de Bib-Rambla y mediante cuadros, tapices y pinturas religiosas se delimitaba un espacio sagrado que podían admirar los vecinos.
Los  respaldos de estos cuadros, tapices y pinturas quedaban fuera del altar y los ciudadanos aprovechaban estos espacios para colgar sus críticas en verso tanto a las autoridades como a otros vecinos y comerciantes a las que llamaron carocas, que es lo único que ha quedado de aquel altar.
El Ayuntamiento convoca el oportuno concurso de quintillas y las seleccionadas  son ilustradas con pinturas o dibujos, muchas veces estupendas y expuestas alrededor de la plaza en soportes adecuados para que puedan leerse y fotografiarse.
Este año se ha criticado la moda de los pantalones rotos, el retraso en las obras del AVE ilustrado con la canción de Miguel Ríos “Vuelvo a Granada”, entonces en tren, pero hoy aquí no llega ningún ferrocarril desde hace años. El envío de 50 peones para arreglar unos metros de acera. Los sucesivos cambios de nombre de nuestra Caja de Ahorros que pasó a ser Marenostrum y ahora es Bankia. Unos empleados con contratos fantasmas en el cementerio. El equipo de futbol, el legado de Lorca, etc.
En cuanto a la procesión del Corpus Christi, que se viene celebrando desde la toma de Granada, tiene un aspecto religioso que los granadinos viven con devoción al menos estos días, pero además tiene añadidos  bastante reglamentados sobre el lugar que en la procesión deben ocupar cofradías, hermandades sacramentales, seminaristas, sacerdotes y religiosos, incluido el Arzobispo que marcha detrás del trono donde va instalada la custodia con el Santísimo Sacramento, después desfilan corporaciones con banderines y maceros y un concejal porta el viejo pendón de Castilla, escoltado por gastadores.  Desfilan también autoridades civiles y militares, además de maestrantes, caballeros del Santo Sepulcro y otras vistosas antiguallas, que en el pasado litigaron sobre precedencias en la procesión, que forman un sector de la documentación de la Chancillería agrupados con el título: Pleitos sobre precedencias.
Delante de la procesión desfilan los gigantes y cabezudos. Los gigantes son los reyes moros y los cristianos y los cabezudos granadinos que ya desaparecieron pero que pueden ser bastante identificables. Sigue un carromato con un dragón sobre el que va de pié vestida a la moda, más o menos, es la Tarasca, una leyenda francesa de Santa Marta y el Dragón que no me explicó porque llegó aquí. Sigue a la Tarasca personal municipal vestido con los ropajes de viejos pajes que portan el estandarte de la ciudad y algún mobiliario como un arcón para dejar los cirios, las jarras que servían para las votaciones con bolas blancas y negras, etc.
En tiempos pasados, pero que yo vi y recuerdo bien, en estas fiestas se representaban en la plaza de la Catedral autos sacramentales como El Gran Teatro del Mundo y en el Palacio de Carlos V obras de teatro a cargo del Teatro Español Universitario (TEU) de la mano de José Tamayo.
Otro día les contaré algo sobre la malafollá granadina.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en




A vueltas con la justicia



            Desde el Código de las Siete Partidas a nuestro sistema punitivo actual han        pasado siglos pero, a mi entender, sigue siendo bastante deficiente.
Posiblemente será a causa de la edad, pero muchas de las ideas con las que he vivido parecen hundirse, disolverse en el acontecer de cada día. Hoy me inquieta la justicia. Desde la ley del Talión a nuestros fluctuantes leyes actuales, pasando por   el derecho romano o la obra de Beccaria “De los delitos y las penas” todo parece desencuadernado.
No comprendo que se imponga mayor pena de prisión por apropiarse dinero del erario público que por asesinar a sangre fría a personas inocentes. Muchos de los terroristas de ETA van consiguiendo su libertad, pero si dividimos el total de tiempo de prisión por el número de las personas inocentes que asesinaron no parece que exista proporción entre los delitos y las penas.
La Ley del Talión exigía “ojo por ojo y diente por diente”  pero en el caso del asesinato de un semejante ¿qué habría que hacer? ¿matar al asesino?. Por fortuna aquella vieja ley quedó superada, pero el principio de que quien causa un daño o comete un delito, viene obligado a reparar el daño causado en cuanto sea posible, pensaba que seguía vigente, pero al parecer no es así.
Los ladrones que se quedan con dinero ajeno vienen obligados a devolver lo robado a su legítimo dueño, pero los que aprovechando su situación, se quedan con el dinero del erario público, pueden ser absueltos o condenados a penas de prisión más elevadas que las aplicadas a los asesinos, pero la devolución de lo robado no siempre se produce.
Creía que los ladrones que devuelven lo robado tendrían que ser privados de libertad por menos tiempo que los que no lo hacen. El dato de lo que se recupera de lo robado por políticos, autoridades o funcionarios infieles sería interesante conocerlo.
También he creído siempre que forma parte del buen gobierno la vigilancia en el uso del dinero que pagamos  a través de impuestos los sufridos contribuyentes. Y uno puede preguntarse ¿cómo es posible que nadie vigile lo que pasa con los dineros públicos? Tan responsable es el que roba como el que consiente en el robo. La obligación anual de rendir cuentas, de presentar la cuenta de resultados, rige para las comunidades de vecinos, los bancos, las empresas y hasta las ONGS, pero el gobierno de turno siempre elude tal cosa mientras nos habla de los presupuestos.
El descuadre entre ingresos presupuestados y gastos realizados ¿Cómo se resuelve? Todas las explicaciones del gobierno con sus porcentajes de crecimiento o de recesión, que solos técnicos comprenden,  no las entendemos los ciudadanos de a pié que al fin y al cabo lo soportamos todo.
Tampoco se entiende el funcionamiento de la justicia que nos tiene acostumbrados a dictar sentencias, en los casos que involucran a partidos y políticos, después de bastantes años de los hechos que se enjuician. La lentitud de la justicia desmerece de su alta función.
El famoso secreto del sumario no impide que se aplique a muchas personas la pena de telediario y convierta el principio de presunción de inocencia en presunción de culpabilidad.
La Junta de Andalucía ha sido condenada hace unos días a indemnizar a un empresario con 160 millones de euros por haber paralizado indebidamente unas obras durante tres años. Esta importante cantidad que podía haber servido para muchas cosas del bien común, aunque parezca que la paga la Junta, quienes  la pagaremos en realidad seremos todos los contribuyentes. Los que dictaron la orden de paralización ¿no son culpables de nada?  El tribunal que ha tardado tanto en tiempo en dictar sentencia ¿tampoco?
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en
Publicado en Actuall del 4 de junio 2018.