Una
forma interesante de difundir el mensaje de la esperanza cristiana.
Leo que en las próximas fechas
de Pascua los famosos autobuses rojos de Londres mostrarán, mensajes cristianos
de esperanza: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Quien crea en mi nunca
morirá”, “En la casa de mi Padre hay muchas estancias”… palabras de
Jesucristo que nunca pasan y que serán una forma de evangelizar y difundir la
verdad en un mundo necesitado de esperanza.
Las esperanzas de mucha gente
no pasan de pequeños deseos humanos que quisieran ver realizados tales como
ganar más, viajar, sanar de alguna enfermedad, encontrar un trabajo o una
vivienda... deseos respetables pero que no tienen nada que ver con la virtud
teologal de la esperanza que, como todas las virtudes es un don de Dios que
podemos recibir si nos abrimos y hacemos sitio a Dios en nuestras vidas.
Hace unos años una Asociación
atea puso en los mismos autobuses un anuncio que decía: “Dios probablemente no existe, deja de preocuparte y disfruta de la
vida”. Una llamada al hedonismo que, en un mundo cada vez más problemático
y confuso, pienso que no resulta creíble que podamos vivir alegres y confiados
llenos de placeres y libres de preocupaciones.
Desde todos los medios de
comunicación se nos habla cada día de nuestras organizaciones políticas que, incapaces de
resolver sus propios problemas de funcionamiento, esperamos nos resuelvan los nuestros. Nos creímos la milonga del
estado de bienestar que iba a cuidarnos desde la cuna a la tumba y vemos que
cada vez más el invento hace aguas por todos lados.
Ni la ONU consigue un mundo en
paz, ni la Comunidad Europea asegura su propia supervivencia, ni nuestro estado
autonómico garantiza que cobremos la pensión de jubilación mientras se endeuda
para varias generaciones.
Algunos siguen soñando con
revoluciones que en el pasado y en el
presente demuestran de sobra su catadura moral. Son los que manifiestan, sin pudor, sus deseos de
revancha y dictadura, populismos peligrosos.
Cada vez más lejos de Dios y
más cerca del desastre. Por eso creo que los autobuses rojos de Londres, con
sus frases bíblicas, pueden ser una llamada de atención que nos oriente a poner
nuestra esperanza en Dios y en sus palabras que nos llaman a la conversión del
corazón, a buscar primero su reino y su justicia porque todo lo demás se nos
dará por añadidura.
Es bueno recordar en toda
ocasión que Dios nos ama y que nuestro corazón estará intranquilo hasta que no
descanse en El, como dijo San Agustín, y los autobuses, siempre rodantes,
pueden llevar el mensaje con eficacia publicitaria.
Ojalá fuéramos capaces los
cristianos españoles de hacer algo por el estilo, aunque creo que en Barcelona
ya se hizo alguna vez. Lo de Londres lo han hecho cristianos evangélicos. Mi enhorabuena.
Esperemos que estos autobuses
reciban mejor trato que el de Hazte Oír, que puso una obviedad biológica sobre
lo que tienen los niños y las niñas y recibió repetidos ataques y agresiones,
aunque… quizás los ataques de que fue objeto hicieron llegar su mensaje mucho
más lejos de lo que imaginaban.
Francisco Rodríguez Barragán
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