Votemos a gente honrada y
trabajadora que vaya a la política para servir a los españoles durante unos años y volver a su trabajo.
Las manifestaciones del día de
la mujer no me gustaron nada sino que me desagradaron profundamente. Lejos de
ser una celebración festiva era una explosión de odio contra el hombre, contra
la familia, contra la Iglesia. Los puños y los gestos amenazantes, los carteles
soeces, las pintadas y grafitis blasfemos.
Los agentes del agit-prop
conocen bien la fuerza del odio desde los tiempos de Lenin, por lo menos, y
saben que da resultado desde enfrentar a los aficionados de un club de futbol
contra otro, alterar el orden, hacer imposible el diálogo, señalar como
enemigos a quienes disientan de esa patraña que hemos dado en llamar lo políticamente correcto y sobretodo
tratar de alcanzar el poder político, a cualquier precio, para imponer su
ideario, sus medidas dictatoriales, su férrea dictadura.
Quizás algunos crean que
exagero, es posible, pero escribo las cosas como las veo. Cuando los
“indignados” se organizaron crearon Podemos, a quienes los otros partidos no se
atrevieron a señalar como extrema izquierda, cuando en realidad sus dirigentes eran
y son neo-marxistas, pasados por las ideas de Gramsci y la Escuela de
Frankfurt, son agitadores profesionales formados en la Cuba de Castro o la
Venezuela de Chávez. Están tan preocupados por los pobres que quisieran que hubiera
más para lanzarlos contra el capitalismo liberal, que no es ningún bendito, pero al menos crea riqueza.
Oí decir a la esposa de
Iglesias el otro día, que “en el
capitalismo se vive muy mal y no se pueden tener hijos” A ellos no les va
mal, tienen niños y palacete pero siguen incitando al odio contra la derecha.
Su color es el morado y de morado vistieron a las que participaron en el Día de
la Mujer.
Mientras que hemos padecido una
derecha acomplejada e incapaz, cuyas actitudes eran coincidentes con la
izquierda: tener el poder para repartir prebendas y el Boletín Oficial para
obligarnos a pagar impuestos, no se dijo nunca que el PP fuera de extrema
derecha ni que el PSOE y Podemos fueran la extrema izquierda, pero cuando ha
aparecido otro partido que parece que toma en serio los problemas de España, a
éste se le tacha de “extrema derecha” desde todas las terminales mediáticas.
Querer terminar con la
ideología de género, el sistema autonómico, las mil y una organizaciones que
viven del presupuesto y que no sirven para nada, los demás partidos piensan que
eso hay que pararlo, que no siga creciendo, que
puede terminar con nuestro poder y nuestros intereses.
Se acercan las próximas
elecciones y aunque las listas de candidatos las confeccionan las cúpulas de
los partidos todos podemos tratar de conocer a los que nos proponen y averiguar
lo que se pueda de sus ideas. Hay que desconfiar de aquellos que han vivido
siempre de la política, del presupuesto y preferir a los que han trabajado como
patronos o como asalariados, que conocen la vida y sus dificultades, que
pretenden acceder a la política para hacer algo útil y por tiempo limitado.
Por favor, pasemos de todos
aquellos que presentan una conducta dudosa o acomodaticia: no son de fiar. Pero
exijamos una administración en manos de cuerpos profesionales de prestigio, sin
puertas giratorias, que garanticen el control de lo que se ingrese por
impuestos y lo que se gaste en personal, en prestaciones sociales y en inversiones rentables.
Francisco Rodríguez Barragán
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