Pienso
en España y su historia y siento tristeza por ella.
España ha logrado subsistir a
pesar de tantos malos gobernantes como ha sufrido y aunque trato de no ser
pesimista, pienso que no deja de tener razón el dicho de que toda situación es
susceptible de empeorar.
Los celtas y los iberos nos
quedan demasiado lejanos, lo mismo que Aníbal y los cartagineses y a pesar de
la derrota numantina llegamos a ser ciudadanos romanos y a hablar el latín, el
idioma del imperio dando sabios como Séneca o un emperador como Trajano.
Llegaron los bárbaros del Norte,
suevos, vándalos y alanos y después de más guerras y luchas subsiste Hispania,
nuestra España, con los visigodos y Santos como San Isidoro y sus hermanos
Leandro y Florentina.
Pero no se asienta España con
vocación de permanencia. Luchas y disputas abren las puertas a las conquistas
musulmanas y caemos bajo su dominio y hasta 1492 no se termina la reconquista
con la toma de Granada.
Comienza el glorioso periodo de
la España Imperial que descubre América, da la vuelta al mundo y se cubre de
gloria, pero no por eso dejan de existir los malos políticos como Antonio Pérez
que termina con Don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto. Tampoco resultan
buenos políticos los reyes de la casa de Austria hasta el incapaz Carlos II,
pero España subsiste y mantiene su imperio americano. Son siglos de guerras en
Europa y los Países Bajos se pierden para siempre.
Francia impone al primer Borbón,
Felipe V, y España comienza a decaer. Habrá un buen rey, Carlos III y un
inútil, Carlos IV y será su hijo Fernando VII el que está a punto de hundir a
España para siempre por su incompetencia, prisionero de Napoleón.
España se desangra en la guerra
frente a Napoleón y a pesar de que en Cádiz se pergeña una novedosa
constitución para los españoles de “ambos hemisferios”, los del hemisferio
americano observan una España débil y comienzan a fraguarse las independencias
americanas en unos casos y en otros se pierden extensos territorios que
llegarán a constituir Norteamérica.
El siglo XIX es una colección de
malos políticos y guerras intestinas, con una reina mal casada, Isabel II, que
concitará el odio de los españoles. Se produce una revolución que llaman, nada
menos, que la Gloriosa y el general Prim trae de Italia a Amadeo de Saboya que
abandona el cargo, cansado de los políticos españoles.
España apenas subsiste y se
inventa una república cantonal, que no puede funcionar y que enfrenta a unas
regiones españolas con otras. El general Martínez Campos, trae a Alfonso XII, hijo
de Isabel II, que muere joven. Antes de morir ante su esposa, la reina
Cristina, y los políticos Cánovas y Sagasta se formula el llamado “Pacto del
Pardo” creyendo que sería posible una alternancia de los dos principales
partidos. No funcionó.
Se pierden los últimos vestigios
del imperio española, Cuba y Filipinas y llega al poder Alfonso XIII, un niño.
España tiene que enfrentarse a la guerra de África, el rey encarga el gobierno
a un general y luego a otro y cansado de su escasa relevancia abandona España.
En el 1931 se proclama la república. Derecha e izquierda se combaten hasta la
aguerra civil que gana Franco, que gobierna cuarenta años.
Después de Franco ya todos
conocemos la transición y hoy, el político de turno termina con el Sahara
Español y ¿quién sabe si con Ceuta y Melilla? Mi visión es pesimista. Cualquier
situación puede empeorar.
Francisco Rodríguez Barragán
Publicado en:
https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/39161/2022-03-22.html
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