Recemos
por la paz sin descanso y pidamos inteligencia para elegir a nuestros
gobernantes
Mirar el televisor a la hora de
los noticiarios es para echarse a llorar. Ver caer las bombas destruyendo
barrios enteros de Ucrania me impresiona. Que en un momento queden destruidas
las pertenencias de miles de familias: sus ropas, sus retratos, sus recuerdos y
tengan que huir, si pueden, o quedar muertos y enterrados en una zanja me
resulta altamente doloroso.
Seguramente que así han sido
todas las guerras, pero las de Corea o Vietnam, el Afganistán o la Indochina
nos quedan lejos y para quienes leíamos las noticias de cada día en el papel de
los periódicos no nos causaba tanta impresión. Quizás la guerra que tuvimos más
cerca fue la de Yugoeslavia. Allí hubo españoles que murieron y sufrimos el
impacto de aquellas desgracias.
Las guerras en África tampoco nos
quitaron el sueño, aunque ahora sabemos de su crueldad y algunos actores, como
Mandela, merecieron nuestra admiración. La guerra de Argelia contra Francia,
que el general De Gaulle terminó me dejó bastante perplejo pues los
combatientes musulmanes, tras la paz, se marcharon a Francia y allí siguen no
sé si como argelinos o como franceses.
De las dos guerras mundiales sé
más por lo que he leído que por haberlas vivido. El mundo quedó divido en dos
bloques: el ruso, comunista y el americano. La Unión Soviética, después de la
caída del muro de Berlín, pareció haber quedado apartada de la escena internacional
mientras la Europa del Mercado Común se afirmaba.
De la Unión Europea de Adenauer,
Schuman o De Gásperi pasamos, casi sin darnos cuenta a la Unión Europea (UE) y
a formar parte de la OTAN. Los dos bloques volvían a revivir, el ruso con Putin
y el de la OTAN con Norteamérica.
La guerra de Ucrania ha puesto de
manifiesto que el enfrentamiento entre los dos bloques continúa, razón por la
cual Suecia y Finlandia piden entrar en la OTAN.
Nuestra vieja España, en manos de
malos políticos, no sabemos que papel le tocará jugar, aunque me temo lo peor.
Por seguir en el mando, el actual presidente está dispuesto a dejar que España
se trocee con los separatismos o entregar a Marruecos nuestras ciudades de
Ceuta y Melilla.
No se me alcanzan las ventajas de
formar parte de la Unión Europea que no nos va a salvar del desastre económico
y nos obligará, por encima de nuestra propia Constitución, a aceptar sus ideas
“progresistas” que consisten en salvar el planeta disminuyendo la población
mediante el aborto y la eutanasia y obligándonos a aceptar verdaderas riadas de
emigrantes africanos.
Si Dios no lo remedia, la América
Española será un conglomerado infecto de narco-estados comunistas. La sombra de
Fidel y sus barbas revolucionarias, van deshaciendo los países que España civilizó.
Nunca pensé que llegaría a ver
los acontecimientos que estamos viviendo. Dada la edad que tengo tampoco espero
ver mucho más, pero mi esperanza de que íbamos hacia un mundo mejor y más justo
se han desvanecido, lo que siento por mis hijos y nietos. Rezo porque no sigan
los enfrentamientos entre dos bloques que solo pueden traernos muerte y
destrucción.
Francisco Rodríguez
Barragán
Publicado en
https://www.diariosigloxxi.com/firmas/franciscorodriguez
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