jueves, 21 de abril de 2011

CREO

Creo que el universo ha sido creado por Dios, que con su palabra llamó a todas las cosas a la existencia, sometido todo a leyes eternas, peso, número y medida.
Creo también que Dios formó al hombre a su imagen y semejanza, es decir con inteligencia y capacidad de amar. Pero el hombre rompió la relación con su creador, en la prueba de la libertad, al sucumbir a la tentación del mal: querer ser como dioses. Esta loca tentación de querer ser como dioses nos sigue alcanzando a todos.
Creo que Dios prometió restablecer su relación con el hombre, para lo cual hizo de la descendencia de Abraham un pueblo que fuera depositario de su promesa y al que habló a través de sus dirigentes, de sus sacerdotes, de sus profetas, anunciándoles el envío de un Mesías de un Salvador.
Creo que la promesa de Dios se cumplió cuando su único Hijo se hizo carne, un hombre como nosotros, por lo que siendo a la vez Dios y hombre, con su vida, muerte y resurrección hizo posible que todos los hombres puedan, si quieren, alcanzar la vida eterna.
La promesa de que llegaría un Mesías fue conservada por el pueblo judío en los libros que fueron escribiendo junto con su propia historia. El cumplimiento de la promesa en Jesús de Nazaret, muerto y resucitado, se convirtió en la buena noticia, el evangelio de la salvación, entregado a la Iglesia que fundó sobre Pedro y sus compañeros, para ser predicado a todos los hombres de todos los tiempos.
Creo por tanto, que Dios ha hablado a los hombres de muchas maneras y por último a través Jesús, pero las palabras de Dios no son el recuerdo de algo pasado sino que están vivas, actuales y eficaces para todos los que se acercan a ellas con la actitud humilde del que quiere escuchar lo que Dios le dice, de los que buscan una esperanza para su vida.
Creo en la Iglesia como depositaria de un mensaje, que en modo alguno puede silenciar sino, al contrario, tiene que ofrecer constantemente a todos los hombres, a todos los pueblos, a todas las culturas, porque Dios es la garantía del hombre. Sin Dios, el hombre queda reducido, cercenado, de la más importante de sus dimensiones, su deseo de plenitud que solo Él puede colmar.
Creo que la Iglesia está vivificada constantemente por la presencia de Cristo, con el que formamos su cuerpo y el impulso del Espíritu Santo. Quiero formar parte de esta Iglesia, sentir con ella, orar con ella, sufrir con ella.
Creo que cada cristiano, unido a Cristo y vivificado por el Espíritu Santo, tiene la hermosa tarea de anunciar al mundo la salvación a través del mandamiento de Jesús: Un nuevo mandamiento os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado, es decir hasta la muerte.
Creo en la vida eterna, una vida en la presencia de Dios en la que no habrá hambre, ni llanto, ni dolor. Creo que esa vida no será disolverse en un nirvana, ni una nada, sino en la que seguiré siendo yo, con toda la plenitud de los hijos de Dios.
Esta es mi fe, por encima de cualquier preferencia por sistemas políticos, opiniones científicas o modas pasajeras. Los que me lean ya lo saben.
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2011/01/16/creo/
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/13320/2011-01-17.html
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=51399&idNodo=-5
Publicado en Diario Siglo XXI el 19-01-11
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=19119&id_seccion=5

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