jueves, 21 de abril de 2011

PUBLICIDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La Codorniz, aquella revista humorística que supo sobrevivir a todos los años de la censura, dejó de existir cuando llegaba la democracia. Su lema “donde no hay publicidad resplandece la verdad”, creo que inicialmente fue el título de una sección de crítica de cine, aunque la frase se quedó para siempre como una crítica a la publicidad y su relación con los medios de difusión.
La publicidad cumple su papel fundamental de dar a conocer las cosas que se ofrecen al consumo de la gente, desde el pregón callejero al anuncio impactante, elaborado por equipos de técnicos conocedores de los resortes adecuados para vender cualquier cosa. Si la publicidad resulta engañosa y falsa pronto se descubre y el producto fracasa.
Pero la publicidad, además de ofrecer productos, resulta indispensable para la supervivencia de los medios de comunicación. Aunque el coste de la publicidad repercuta sobre el precio del producto ofrecido, el medio que la ofrece en forma de imagen o sonido no cobra nada a su público y, si es en papel, lo hace a un precio muy inferior a lo que cuesta editarlo o incluso totalmente gratuito.
Las emisoras de radio, las cadenas de televisión, los diarios o las revistas, se costean con los anuncios que publican. Esta relación necesaria entre los medios y la publicidad, no debe ser pasada por alto por los lectores, espectadores y oyentes, pues ello puede darle la clave acerca de las cosas que dice o no dice cada medio, si algún segmento de la verdad queda opacado o no resplandece de forma suficiente.
Naturalmente no me refiero a los anuncios de muebles o lociones capilares, sino a los anuncios institucionales, financieros o políticos, que contribuyen decisivamente a mantener el medio y a los cuales es peligroso criticar, por si cancelan su cuenta de publicidad. Pensemos, por ejemplo, en los anuncios oficiales de los diversos organismos autonómicos, o en los de “contactos” que se mantienen en las páginas de publicaciones respetables, pero que no quieren perder esta fuente de financiación.
Las cadenas oficiales que han prescindido de la publicidad viven a costa del presupuesto, que nutrimos entre todos, razón por la que habríamos de esperar una absoluta imparcialidad y un comprobable pluralismo, pero que pueden convertirse fácilmente en altavoces del partido en el poder.
Además todos los medios son empresas que buscan beneficios económicos o políticos y el medio mismo se convierte en publicidad de la ideología de sus propietarios, que no estarán especialmente interesados en que resplandezca la verdad de ideologías opuestas. El distinto tratamiento de una misma noticia en los diversos medios, pone de manifiesto la tendencia de cada cual.
Lo más corriente es la adhesión a los medios que, de alguna manera, responden a nuestras previas convicciones, lo cual termina embotando nuestra capacidad de juicio. Dejamos de pensar y buscar la verdad por nuestra propia cuenta, para asumir como propias las ideas que nos facilita el programa, emisora o periódico al que nos adscribimos de por vida.
Los medios de comunicación, incluido internet, que hoy se nos ofrecen en grandes cantidades podemos utilizarlos como medio de evasión o como material sobre el que aplicar nuestra razón y nuestra capacidad de análisis, en caso contrario, terminaremos adoctrinados y manipulados, casi sin notarlo.
Francisco Rodríguez Barragán
http://elguadalope.es/2011/03/18/publicidad-y-medios-de-comunicacion/
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=52337&idNodo=-5
http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/14379/2011-03-24.html

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