De niño me gustaba asistir a
los teatros de marionetas donde los muñecos se movían mediante hilos
diestramente manejados por sus creadores y representaban graciosas y
regocijantes farsas en tingladillos montados en las plazas. Cada vez que se
inicia un proceso electoral me vienen a la memoria aquellas funciones que ahora
representan los políticos, pero con menos gracia.
Los hilos con los que se
manejaban los muñecos no resultaban demasiado visibles, los que manejan a los
políticos resultan evidentes. Los muñecos no podían saber que su apariencia de
vida se la prestaban los dueños del teatrico. Los políticos seguramente se
imaginan que tienen vida propia, pero cualquier ojo avizor puede darse cuenta
de la maraña de hilos que los mueven a diversos niveles, pues los que creen que
manejan a sus peones a lo mejor no se enteran de que son a su vez manejados por
otros desde más arriba o desde más lejos.
En los actores políticos habrá
impulsos personales que, en el mejor de los casos, será el deseo de servir al
bien común, pero en otros muchos serán el ansia de poder y sus prebendas, los
deseos de revancha, el odio a los contrarios. Más que hilos son gruesos
cordeles que nacen del corazón y que es difícil dominar ni controlar, una vez
metidos en el fragor de la lucha política alentados por los que manejan los
partidos, las corrientes de opinión y las confusas ideas que sustentan sus
acciones.
Después de las repetidas
funciones de la campaña seguirán pactos y componendas en los que los titulares
de la soberanía nacional, los ciudadanos votantes, no tendrán arte ni parte. En
esta fase los hilos de intereses que moverán a los actores serán más que
manifiestos,: unos más claros y otros más ocultos. ¿Qué sabemos los ciudadanos
espectadores de las decisiones de los que de verdad mandan y dónde se toman?
Los que algunos llaman los
poderes fácticos: bolsas, bancos, mercados, grupos de presión o como ahora se
dice lobbies de aquí y de allá, en este mundo globalizado, ¿no tienen en sus
manos hilos que moverán a otros para que a su vez muevan a otros y otros, según sus intereses? La CE ¿acaso es algo
distinto de una comunidad de intereses?
Desde la ONU salen sin cesar
resoluciones y consignas que muchos se apresuran a obedecer, ya sea el
calentamiento global, la llamada salud sexual y planificación familiar, es
decir consignas antinatalistas, la ideología de género o las exigencias del
lobby gay. Son hilos que mueven a muchos de nuestros políticos tanto en las
campañas electorales como en los gobiernos que resulten de ellas.
Es curioso que hasta algo
tan desprestigiado como el comunismo, en su versión caribeña y bolivariana,
trate también de mover los hilos de sus muñecos políticos en nuestro propio
tinglado.
El tinglado de la farsa al
que asistimos tiene muchas más complejidad de lo que pensamos y de lo que
conocemos
Pero todo pasa. Los políticos
que hoy se engríen orgullosos pasarán a la historia rápidamente, pues es lo que
tiene de bueno el sistema democrático, a diferencia de las dictaduras como la
de Cuba, por ejemplo:
Francisco Rodríguez Barragán
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