sábado, 6 de febrero de 2010

ADOLESCENTES

La página de Internet de El Magisterio español publica una extensa información acerca de lo que anunció hace unos meses la Ministra de Sanidad que el Gobierno, de acuerdo con la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, proyecta implantar de forma obligatoria, la educación sexual en todo el ámbito escolar, desde los 11 años y por personal ajeno a los centros. El Secretario General de dicho Ministerio afirmó además que esta asignatura tendría por objeto “derribar tabúes”.

La Asociación de Bioética de Madrid ha cuestionado la conveniencia de este tipo de educación ya que estas intervenciones, basadas en programas de promoción de preservativos y anticonceptivos, sigue siendo un tema de controversia social y que la base ética para implantarlos a edades tan tempranas como los 11 años, no parece estar aclarada y su efecto puede ser perjudicial alterando el desarrollo emocional de los menores y no debería hacerse de espaldas a los padres, ya que entra en colisión con el derecho que éstos tienen a orientar la educación de sus hijos, como reconoce la Constitución. También afectaría negativamente al ideario de los centros concertados al encargar la asignatura a personal distinto del docente del propio centro.

Esta Asociación de Bioética recomienda la realización de campañas para concienciar a los padres que no se implican en esta tarea educativa y desde el punto de vista de la medicina preventiva enfocarla sobre grupos de riesgo. Añade que sería deseable que la Educación sexual se ofertara en el ámbito educativo desde la neutralidad y no desde el enfrentamiento entre dos formas de vivir la sexualidad: educación para compromisos estables o para la independencia sexual.

Uno de los objetivos de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo en la educación, pretende promocionar la igualdad entre los sexos desde la perspectiva de género, visión según la cual ser hombre o mujer es tan solo una construcción social sin base en la naturaleza.

Aparte de este informe de El Magisterio, leemos en los medios de comunicación que estas ideas ya están produciendo actuaciones, tan escasamente educativas como en Extremadura, en la que se promueve la masturbación infantil con un lema tan sugerentes como “El placer al alcance de la mano” o la condenable intervención de un profesor de un Instituto de Córdoba que dice a sus alumnos que “la naturaleza nos ha dotado de sexo para disfrutarlo con otro niño, con otra niña o con un animal”.

La fuente inspiradora de esta educación sexual, tan contraria al sentir de gran parte de nuestra sociedad, nace en diversos organismos de la ONU dominados por auténticos grupos de presión, como nos viene informando el Instituto de la Familia Católica y Derechos Humanos, única asociación pro-vida presente allí, cuyo último comunicado dice que la Federación Internacional de Planificación de la Familia, (IPPF en inglés), promotora de la anticoncepción, el aborto y la reducción de la población, ha elaborado un nuevo informe en el que solicita que los gobiernos, las instituciones religiosas y la sociedad en su conjunto brinden “educación sexual exhaustiva” a los niños de tan sólo diez años. En el prólogo de este documento se afirma que la “gente joven tiene derecho a recibir información completa sobre la sexualidad y a tener acceso a anticonceptivos y otros servicios. Estos derechos están consagrados en una serie de tratados y derechos humanos internacionalmente acordados, pero lamentablemente, aún no son respetados en todo el mundo”.

Estos derechos forman parte de la “extensión de derechos” inventados por estas influyentes minorías, que van logrando implantar en muchas naciones, como por ejemplo, la nuestra. Según la citada IPPF los jóvenes son seres sexuales y debería ser evidente que la educación sexual promueve su bienestar individual y que una educación sexual exhaustiva debe ser obligatoria en las escuelas y que con los jóvenes como compañeros, los actuales dirigentes adultos tienen la oportunidad de redefinir el sexo y la sexualidad, “como fuente de placer, encarnación de los derechos humanos y expresión del ser” (sic)

Se refiere además este informe a la religión y a los grupos religiosos como una de las principales barreras que impiden el acceso de los adolescentes a la educación sexual y niegan los aspectos placenteros y positivos del sexo, y sus líneas de actuación generalmente se centran en la abstinencia previa al matrimonio, por lo que pide que las instituciones religiosas, como la Iglesia Católica y las escuelas islámicas, deben reformar sus enseñanzas.

También enfatiza el informe que debe garantizarse a los jóvenes el acceso “ilimitado” a la educación y servicios sexuales “sin restricciones administrativas ni obstáculos” tales como el requisito de contar con el permiso de los padres o cónyuges para el suministro de anticonceptivos.

Esta es la “hoja de ruta” a la que vienen ateniéndose dócilmente nuestros gobernantes.

Francisco Rodríguez Barragán

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