viernes, 26 de febrero de 2010

CULTIVAR EL INTERIOR

Para estar en forma queremos adelgazar y se nos ofrecen multitud de recetas y consejos: abstenerse de grasas, de dulces, de alcohol y hacer ejercicio, mucho ejercicio, gimnasio, senderismo, natación, pilates, etc. Si somos constantes en todo ello se nos promete una mejor silueta y un mayor bienestar corporal.

También en esta época la Iglesia habla a los cristianos de ayuno y abstinencia, no grandes ayunos ni prolongadas abstinencias, sólo un par de días de ayuno y unos cuantos viernes de abstinencia, más bien testimoniales. Pero la Iglesia no tiene como objetivo que sus miembros consigan la esbeltez y agilidad de sus cuerpos. Para eso ya hay bastantes clínicas de estética, gimnasios y recetas.

A la Iglesia le preocupa más el interior de cada persona, el alma, aunque sea ésta una palabra poco utilizada hoy. Pero cada uno tenemos un interior que cuidar con tanto esmero o más que nuestro aspecto externo. Ahí, dentro de nosotros nacen entremezclados buenos y malos sentimientos, altruismo y codicia, inseguridades y soberbia, pasión amorosa y lujuria, deseo de justicia y aprovechar las ocasiones, caiga quien caiga. Un revoltijo impresionante, una selva intrincada, que es necesario someter a examen si queremos salvar nuestra vida. De qué le sirve al hombre ganar al mundo entero si pierde su alma.

Lo mismo que hace falta hacer ejercicio físico para mantener en forma nuestro cuerpo, es imprescindible otra clase de ejercicios, que antes se llamaban espirituales, pero que hoy, al parecer, tienen poca demanda. El ejercicio de hacernos las viejas preguntas acerca de quién soy, qué hago aquí, dónde voy y descubrir que somos criaturas dependientes de Alguien que nos ha creado libres pero responsables de nuestros actos, resulta más exigente y fatigoso que la lectura de tantos libros de autoayuda que nos ofrecen relajación y bienestar sin esfuerzo y una religiosidad de abismarse en la nada o unirse a la madre tierra divinizada, que exige la reducción de la población o cosas por el estilo.

Quizás nuestro interior necesita del ayuno de tanta basura como se nos ofrece a través de los medios de comunicación para entretenernos y no dejarnos pensar en lo fundamental de nuestra vida, quizás necesita de la abstinencia de tanto sexo, de tanto placer, que nos impide descubrir la maravilla del amor único y definitivo, quizás necesita abrirse a la contemplación de lo eterno en un ejercicio humilde de oración, quizás necesite revisar su vida y sus relaciones con los demás para ver si están dañadas de injusticia, de avaricia, de explotación para poder aceptar al otro como un hermano a quien amar y con quien compartir.

Todos necesitamos tiempo de reflexión, tanto los que creen en Dios, como los que no creen. Lo peor que puede pasarnos es desentendernos de nuestro interior, derramados en las cosas, arruinando nuestra vida.

Francisco Rodríguez Barragán

Publicado en Rebelión Digital y Análisis Digital el 20-02-10
http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=46065&idNodo=-5
http://perfiles.wordpress.com/2010/02/21/cultivar-el-interior/
http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/52674

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