domingo, 10 de octubre de 2010

USAR NUESTRA RAZÓN

A todas horas llegan hasta nuestros oídos y nuestros ojos, palabras e imágenes de multitud de cuestiones, que apenas podemos procesar, ya que se atropellan con rapidez, se suceden de forma caótica, pasan de un asunto a otro, sin solución de continuidad. Para prestar atención a algo sería necesario interrumpir el flujo, hacer silencio y ponernos a pensar.
Pero como no estamos acostumbrados a pensar, a interrogarnos acerca de si lo que llega hasta nosotros es la verdad que se corresponde con la realidad, optamos por aceptar como verdadero, sin más razones y valoraciones, todo aquello que recibimos de los medios y de los comunicadores con los que en algún momento decidimos identificarnos. Podemos comprobar que muchas personas opinan siempre de acuerdo con los programas de la radio o la televisión que sintonizan o con el diario que leen.
Los técnicos en publicidad se han dado cuenta de la identificación de los seguidores de un programa con el conductor del mismo que, sin cambiar de ropa ni ambientación, proponen a su audiencia comprar desde una pulsera para combatir el estrés a un crecepelo.
Sería necesario, para conservar nuestra propia libertad y autonomía de criterio, sustraernos de esta dependencia de los medios y dedicar algún rato cada día a pasar por nuestra propia razón lo más importante que haya llegado hasta nosotros.
Tendríamos que preguntarnos ante cada asunto sobre el que decidamos pensar, en primer lugar acerca de su verdad, de su adecuación con la realidad, después indagar sobre el interés que pueda tener para quienes echaron a rodar la información y el que pueda tener para cada uno de nosotros, que puede ser radicalmente diferente. Siempre es pertinente la pregunta ¿a quién aprovecha lo que se dice, lo que se propone, lo que se murmura, lo que se acusa?
Razonar es analizar y analizar es descomponer en sus partes cualquier proposición y estudiarlas con objetividad, desde fuera, sin prejuicios. El prejuicio nos lleva a asumir y resaltar lo que pensamos nos conviene y a rechazar lo que pueda contradecir nuestras previas opiniones. La honestidad nos obliga a rectificar nuestras posturas cuando descubrimos que estábamos en el error. Descubrir la verdad sobre algo es lo más importante, aunque esta verdad sea siempre provisional y sujeta a revisión.
Hay que abandonar la inercia que nos lleva a creer que ya sabemos lo suficiente de cualquier cosa, que estamos debidamente informados de todo. La plétora de informaciones que recibimos cada día hace que apenas sepamos de nada, sobre todo porque se está utilizando a menudo el lenguaje para disfrazar la realidad. Nada más falso que el constante eufemismo de lo políticamente correcto que deja de llamar a las cosas por su nombre.
Estamos dotados de razón, ¡utilicémosla! Si dejamos de usarla cada vez seremos más vulnerables, más manipulables. No dejemos que otros decidan lo que hemos de pensar, lo que hemos de creer, lo que hemos de votar. La razón es la facultad que nos eleva a criaturas únicas e irrepetibles, pero hay que ejercitarla. Es lamentable que pongamos más atención en desarrollar nuestros músculos que en desarrollar nuestra razón, nuestra inteligencia, nuestra voluntad.
Francisco Rodríguez Barragán

http://elguadalope.es/2010/08/12/usar-nuestra-razon/ Publicado en mi Bitácora de Rebelión Digital el 12-08-10 http://www.camineo.info/news/207/ARTICLE/10510/2010-08-12.html Publicado en Diario Siglo XXI el 18-08-10 http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?IDNodo=-5&IdAccion=2&Id=49136 Publicado en Forum Libertas el 10-09-10 http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=17862

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